Muchas veces nos impacientamos, queremos hacer algo sin medir bien las consecuencias. Sin calcular las ventajas y desventajas.
Por un mínimo detalle podemos hacer que nuestras batallas se alarguen, o nuestras victorias se alejen.
Tenemos que aprender a esperar, y hacer las cosas a la manera de Dios aunque nos cueste.
Lo que anhelamos puede ser un error para el instante en que lo queremos, por eso Dios llega justo a tiempo y nos da nuestro pedido en el momento correcto. Lo cual atrae sorpresas y alegrías. También hay que saber decirle adiós a ciertos deseos, que nos pueden apartar del Señor recordando claramente, que cosas mejores vendrán después. Aunque hay que aprender a ganárselas.
Dios es perfecto en todo lo que hace y Él quiere lo mejor para cada uno de nosotros.
Por cierto, la paciencia es un fruto del Espíritu Santo. El cual se nos pide que tengamos. Un ejemplo de paciencia: Jesús brindaba parábolas que sus discípulos no entendían cuando ellas eran dirigidas a los demás pecadores. Él esperaba que la entendieran, aunque sabía que todo sería a su debido tiempo(cuando el Espíritu Santo fuera derramado sobre ellos), no obstante, explicó sin molestia alguna el significado de cada una. Esto lo podemos vincular a un maestro en un salón de clases, dando acertijos, leyendo un cuento o novela, exponiendo un sin número de ejercicios con suma, resta, división, multiplicación en etcétera. Él quiere que cada uno entienda y sepa la respuesta, sin embargo, sabe que no todos son iguales, a algunos le es más fácil que ha otros cachar el tema(entender) y a otros le es difícil. Por lo cual, él sin miedo alguno o sin ganas de ahorcar a los estudiantes, les dicta de distintas maneras cómo hacer las cosas bien y dar las respuestas correctas.
La paciencia es como un trofeo, es como algo asombroso. La persona que tiene paciencia es una ganadora, una campeona mundial. Ya que en ciertos instantes donde el aire es tenso, escoge las palabras correctas y calma la fuerte tempestad que amenazaba con derrumbarla y dejarla en el asecho.
Muchos piensan que no debemos pedirle paciencia a Dios porque genera más pruebas. Lo cual es una actitud inapropiada. Nosotros/as le debemos pedir a Dios paciencia para así acercarnos más a su Presencia y fortalecernos en su Espíritu. Una persona que sabe soportar atrae la paz de Cristo. Y se le reconoce como bienaventurada. Y los pasos de esta persona son cuidadosos y astutos.
Cuando tienes la paciencia del Espíritu Santo te comportas diferente, actúas con coherencia y manejas los problemas sabiamente. Una persona paciente no pelea o grita llena de ira, una persona paciente respira y habla con claridad. Pues no se deja marchitar ni saca a flote el coraje. Alguien paciente controla el ambiente y sonríe con un brillo especial en los ojos. No deja que la intimiden, ni se rebaja a la iniquidad. Pues tiene claro cuáles son sus principios y valores.
Una persona paciente es como la voz de Cristo en medio de un mar regio y estruendoso diciendo:«Calma tus olas y apacigua tu ira. La luz de este mundo ha llegado.» Y luego todo se tranquiliza, y sale el sol para brillar una vez más.
"Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza."
MARCOS 4:39Oración ilustre:
«Padre, ayúdame a soportar las pruebas y los dardos del maligno. Enséñame a manejar cada situación sabiamente, a no perderme en los sentimientos negativos. Dios acércame más a ti. Muéstrame tu gloria.Jesús no me dejes caer en los trucos de sátanas, ayúdame a caminar como tú lo hiciste y como lo haces aún . Quiero ser el reflejo de tu gracia y paciencia.
Que cada prueba, mi Dios, me guíe a tus pies. Maneja mis emociones y sentimientos, que estos no me traicionen y termine yo, cavando mi propia tumba. Soy tuyo/a mi Rey. Gracias por todo. Que se haga tu voluntad. Amén.»
¡Dios les bendiga!
Att.Y.E.M.C.
ESTÁS LEYENDO
HE CALLING ME
EspiritualEste libro se basa en el llamado de Dios hacia sus hijos y sus hijas. De cómo nos ve y qué espera de nosotros/as. Mostrándonos la realidad de la vida; Enseñándonos que algunas cosas por muy pequeñas que sean, pueden bendecir o dislocar nuestro camin...