amargo - ❝ milo manheim ❞

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Nuevamente el metrobus estaba lleno.
Pero Milo de cierto modo esto no le molestaba, le hacía feliz.
¿Raro verdad? Milo aún se acuerda cuando la vio por primera vez.

Con su lindo cabello corto y su uniforme escolar, no sabía ni siquiera su nombre pero aún así, se sentía enamorada.

El sol pegaba demasiado fuerte por las calles de New York, hace unos años que se había mudado a tal grande ciudad a su lado llego una rubia, Meg.

-Hola, pensé que te habías ido. -Le comentó mientras le daba una sonrisa.

-Espero a alguien, Meg. -La chica no entendía muy bien.

Hace unas semanas que su amigo, el chico el cual ella estaba totalmente enamorada no sabía fijado en ella.
Eso le dolía de cierto modo, la chico tosió mientras que le miraba.
El metrobus había llegado y ambos estaban por subir en cuanto llegó una pelicorta cansada por que había corriendo.

-¡Hey, apresurate! -Gritó la pelinegra.

Ya no estaba sola, un chico venía con ella tenía un uniforme totalmente opuesto. Ella estudiaba en una escuela de mujeres y él aún no sé sabía muy bien.

Al subir la chica estaba totalmente impactada nuevamente se encontró con el chico que le había pasado su paraguas para protegerse bajo la lluvia.

El viaje fue algo incómodo, para ambos Milo se sentía tan feliz de tenerla a su lado y ella estaba feliz por verlo nuevamente. Ver sus ojos mieles y su sonrisa encandora.

Ya era tiempo de bajarse, la pelinegra bajo junto con la rubia ambas se quedaron en el mismo lugar despidiéndose de sus amigos.

-Nos vemos, Kaelyn. -Grito su amigo desde arriba.

Milo impactado por la situación solo miro a la chica con los ojos bien abiertos. Se sentía sorprendido mientras que la pelinegra comenzaba a caminar para adentrarse por la pequeña plaza para ya no verse.

El corazón de Milo latío con fuerza, no sabía cómo reaccionar. Sólo que estaba tan feliz de conocerte su nombre y pensar que ambos se conocían en persona, sólo que eran muy despistados ambos.

Kaelyn era la chica que él se había enamorado.