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La música sonaba alto mientras que Kaelyn ya estaba afuera de la casa de él, de Milo. Kaiyo al saber que era su casa de inmediato se disculpo, pero ella sabía que no era culpa de ella era más bien ella misma por aceptar venir en ese momento. Sin más llego Margo y Dani en ese instante todas se saludaron. 

—¿Y que hacen aquí? ¿No piensan ir y divertirse? —Preguntó la pelinegra.

Todas nos adentramos mientras que yo tomaba la mano de Kaiyo para poder caminar, pero tenía miedo de verlo nuevamente luego de ese día. Que me vio mal, demacrada, una persona sin vida alguna. 

Pero realmente me sentía así desde que terminamos, una persona sin vida, él tomo mi alma y se la llevo consigo a cualquier parte del mundo, mi corazón ardía poco a poco quería llorar. Al verlo allí, sentado como si nada, bebiendo y lo que llamo la atención fue que él fumaba, nunca lo había visto fumar y se me hacía raro, Kaiyo sin más me apretó la mano para sentir nuestras miradas chocar entre sí, quería llorar hasta que me quedará sin lágrima alguna. 

Al verme se puso de pie rápidamente como si hubiera visto a un fantasma o algo así y yo en verdad no quería estar allí, odiaba ver a Milo bebiendo o cosas así. Apreté la mano de Kaiyo y esta siguió caminando para alejarnos de él, sentía mi corazón latir con mucha fuerza. 

Estábamos apartadas, yo no podía beber estaba con medicamentos y podía vomitar en cualquier momento poco a poco iba llegando gente a todos lados, me sentía ahogada, agotada como si tomo me diera vuelta y la gente me consumía cada vez más y nuevamente me sentía pequeña. 

—Vaya, tal y como te recuerdo... hermosa... —Me dijo una voz atrás mío me giré.

—Eros. —Me sonroje. 

—¡Te has cortado el cabello! ¿Te han dicho lo preciosa que te vez? 

—Eres el primero. 

—Estoy feliz de serlo. 

Eros era un chico amable y agradable, aún que aparentaba otra cosa se veía que era un chico cortés como si estuviera feliz de verme y se notaba que no fingía, cuando le disgustaba algo ponía una mueca rara era como verlo a él mismo como si fuera simplemente él. 

La noche estaba transcurriendo Eros no se había despegado de mi en todo lo que estaba pasando y aún que me sentía observada me sentía tan tranquila de estar allí Kaiyo y Ume estaban un poco mareadas, mientras que Kim las cuidaba y Amelié quién sabe donde estaba pero estaba con el chico de la vez pasada, mi estomago gruñó dándome a entender que en cualquier momento vomitaría no aguantaría en un momento más. 

—Iré al baño. —Informé. 

Sin esperar una respuesta me levante lo más rápido posible aún sabía donde estaba el baño que no era para invitados, me daba algo de cosa ir a un baño que quizás hasta tuvieron sexo en él, sin más subí a la segunda plana estaba totalmente desierta camine como si fuera mi  propia mi casa.

—No puedes estar aquí. —Comentó una voz femenina a mis espaldas. Me giré para verla, era la rubia a la que había tratado mal. 

—Mh, sólo quiero entrar al baño. Es urgente. 

—¿Qué no conoces el 'no puedes estar aquí'? Baja, ahora. 

—Jajaja, no voy a bajar. —Respondí pesadamente. —Sólo necesito entrar al baño. 

—Para eso esta al de abajo. 

—¿Sabes? —Me crucé de brazos. —No tengo por que pedirte permiso, está no es tu casa así que permiso, necesitó entrar. 

La deje hablando sola para entrar al baño, de inmediato mi estómago dolía con tanta fuerza de inmediato empecé a vomitar, mientras que sentía el sabor amargo en mi boca, cada vez más, al terminar de vomitar limpie el baño para subir mi polera y ver mi estómago, cada vez más me sentía más flaca.

De un momento a otro, pasó lo que nunca pensé.

La puerta de abrió. 

Dejándome expuesta a él. 




amargo - ❝ milo manheim ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora