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Milo se sentía ahogado.
Kaelyn no respondía sus mensajes y cuando le veía lo evita casi siempre, era un horror estar así.
Odiaba muchísimo ser ignorado de esa forma.

Le había escrito toda la semana y ella le decía que tenía cosas que hacer y no tenía tiempo y no la culpaba, ella tenía todo el derecho.

Pero ya iban a hacer dos semanas ignorandolo y tenía que detener esto ahora mismo.

Estaba esperando el bus mientras que una chica con una faldinera que al parecer era uniforme especial, blusa y una pequeña cinta en el cuello y sin olvidar la boina en el aquél cabello que ya era algo largo para ella, allí estaba Kaelyn.

Tan linda como siempre, traía un montón de papeles en sus manos y al parecer pesaba.

Sin más se acerco a ella y esta le miro, le quito los papeles para tenerlo él.

- ¿Puedes dejar de ignorarme? - Pidió.

- ¿Es en serio? - Le miró. - Me ignoraste todo un mes.

- No fue con intención.

- ¡Te extraño! - Gritó Kaelyn explotando en llanto. - Pero me siento como una estúpida molestia para ti.

A Milo le dolió el corazón al verla así.

Y a ella me dolió mostrarse tan débil frente a él.

amargo - ❝ milo manheim ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora