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- Kaelyn.

Dijo una suave voz a mis espaldas, era de noche y tenía miedo de girarme.
Quería verle, tanto como él quería verme a mí.

Lo extrañaba, y sabía que él también lo hacía, pero sabía que después de todo esto él me iba a lastimar.
Y era hora de arriesgarme por algo que realmente quería.

Me giré con lentitud y a verlo, tenía sus ojos con unas horribles ojeras y su piel estaba muchísimo más pálida de la normal, su cabello algo revuelto.

Pareciera que no hubiera comido en días y tampoco hubiera dormido en días, y yo pensaba que estaba mal.

- ¿Leíste mi mensaje? - Asentí.

- ¿Sabes? Nunca pensé en que al final terminaría enamorarme de un chico que me sonreía en el metrobus y que hablaba conmigo, me sentía engañada al principio. - Comenté.

Este me miraba de una forma algo rara y confundido, al parecer no entendía muy bien lo que yo quería decirle o trasmitirle.

- Engañada por qué tú sabías que yo era con la chica que hablabas día a día, y día a día nos veíamos en el metrobus, me sentí como una tonta al principio.

Comenté, aún molestia y este se intentaba a acercar a mí y yo me alejaba un poco.

- Sí, Milo siento lo mismo que tú. ¡Me gustas con locura! - Exclamé.

Este sonrió, estaba totalmente pérdida por él, por sus lindos lindos ojos mieles que ya comenzaban a tener un color brillante.

- Pero, no quiero más mentiras entre nosotros, te daré una oportunidad. - Dije tímida. - Quiero que nos conozcamos algo mejor.

Milo corrió a donde mí, me abrazo con fuerza mientras que yo algo sorprendida no le correspondía, era la primera vez que alguien me abrazara de esa manera, con tanto cariño y amor.

Me sentía importante en sus brazos, en sus cálidos brazos que me hacía de cierto modo feliz.

amargo - ❝ milo manheim ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora