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- ¡Ya no aguanto!

Decía Kaelyn a los cuatro vientos llamando la atención de todas las chicas de su salón, captando la mirada de odio de su maestra de castellano.

- ¿Qué le sucede, señorita Kaelyn? - Pregunto su maestra.

- Discúlpeme. - Pidió la pelicorta con su mejillas rosadas.

La profesora hizo una mueca y asintió, mientras que seguía leyendo ese aburrido texto que ni siquiera Kaelyn estaba tomando atención, ni sabía en qué parte iba exactamente.
Ver a Milo la dejo mal, pensó que estaba loca y ya no aguantaba más, lo extrañaba de una manera alocada mientras que su mente solamente decía que era una tonta por pensar en él.

Pero aún así su corazón decía otra cosa, lo extrañaba y demasiado pero no podía dejar su orgullo por un chico que no lo valía, según ella.

- Señora Kaelyn, ya que la veo tan concentrada en el texto ¿Puede seguir leyendo? - Abrió sus ojos y se apuntó a si misma.

- ¿Yo? -Pregunto nuevamente.

- Sí, siga.

Estaba en aprietos y en uno grande, sin más con lentitud se puso de pie y en cuanto iba a comenzar a leer el timbre sonó, sonrió mientras que su maestra le miraba con odio.

- Seguiremos la próxima clases, hasta luego niñas.

Kaelyn salió del salón subiendo para ir a la terraza necesitaba pensar, al llegar al lugar se coloco en la barandilla mientras que miraba el colegio en donde estaba Milo.

"¿Debería hablarle?" - Pensó nuevamente y negó.

No quería hablarle menos ahora, no debía hablarle por muchísimo que lo extrañará no debía.

Ella no podía enamorarse de él.

Era una idea loca sería una pareja demasiado problemática y ella prefería no enamorarse de alguien.

Pero ya estaba pérdida y lo sabía.

Sabía lo mucho que estaba enamorada de Milo Manheim.

amargo - ❝ milo manheim ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora