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Me sentía tan confundida conmigo misma, esto no podía estar pasando. En verdad lo único que quería era que la tierra que tragará ahora mismo y me llevara a donde sea donde esté, sin Milo. La verdad es que primero pensé que era una mala broma, sí, claro una mala broma de mis amigos que se habían metido a mi celular y revisaron cada texto que me enviaba con Milo y que él chico que estaba al frente de mí, solo actuaba.

- ¿Quién eres tú? -Pregunté.

- ¿Ahora no sabes quién soy? Soy Milo Manheim y tú eres Kaelyn de la chica que estoy completamente enamorado.

Estaba segura que era una broma y de las feas. De verdad no podía estar más roja, me sentía con un calor enorme de vergüenza por que todos estaban escuchando

el lindo discurso que me dedicaba el chico que estaba sobre la mesa, borracho.

Luego de ese lindo discurso lleno de flores y de amor, algo en él se rompió y se puso de una manera amenazante, egoísta al decir que era solamente de su propiedad y que yo no podía estar con alguien más que fuera él, era como un gusto que te dejaba la boca de un sabor amargo.

Mis amigos me miraba de una manera confundida y yo de la misma manera al sentirme como un objeto y que sólo Milo iluminaba de una manera amarga, como si fuera de su propiedad. Quede mirando a la rubia, su amiga esta le miraba de la misma manera que yo, al parecer esta también sintió lo mismo que yo, un sabor amargo en su boca.

Él estaba destruyendo todo a su paso, todo lo lindo que había dicho de mi, sin ni siquiera conocerme ahora era todo toxico quería arrancarme de ese lugar y nunca más verlo. ¿Qué podía hacer yo? Simplemente nada por ahora, mis ganas de llorar se hacían cada vez más.

- Kaelyn, diles a todos que me amas tanto como yo a ti. No puedes negarte o, ¿sí?

- ¿Quién mierda te crees? ¿Para tratar a una chica como un objeto? ¿Eres imbécil?

- Responde, primero.

- Mi respuesta es un no.

Salí casi corriendo de aquél lugar al llegar al patió delantero alguien me tomo del brazo y me tiro con fuerza era Milo me estaba lastimando, pero sólo me jale con fuerza pero nuevamente me tomo del brazo.

- ¿Qué te pasa? ¿Te asuste? - Negué.

- Me lastimas, suéltame.

- ¿Por que me odias? ¿Por qué conmigo eres tan....? - Le pegué un cachetada.

Salí corriendo de allí, no iba a soportarlo.

Pero nuevamente ese sabor amargo volvió a mi boca.


amargo - ❝ milo manheim ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora