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Kaelyn no había comido en días, desde que le había dicho Milo que se iría a estudiar a otra ciudad se deprimió.

Se sentía tan triste, comía menos, dormías más. Pasa sentada como loca mirando por la ventana mientras que lo único que hacía era llorar.

Kaiyo, su amiga se sentía tan preocupada desde los últimos días de campamento, su amiga no había comido nada y no hacía las actividades y eso la llevaba a preocuparse, y en cuanto fue a hablar con Milo entendía todo lo que estaba pasando.

—¿Kaelyn? ¡Cariño! —Gritó su padre desde la habitación.

Su padre había llegado del viaje tan largo que tenía de su trabajo, la chica como niña pequeña corrió hacía él, lo abrazo con mucho amor y cariño, lo había extrañado un montón. Sin más su padre se sentó en la cama desordenada de su hija mientras que le miraba.

—Esto es un desastre, huele mal aquí ¿has matado a alguien o qué? —Preguntó, arrugando la nariz.

—No, papá.

—Toma una ducha, saldremos a comer con tu madre —Informó.

—¿No pueden ir sin mi? ¡No tengo apetito! —Está mintió.

—No sé que te ha pasado últimamente, Lyn. —Comentó este preocupado por su hija de cabello largo. —Estás descuidada, tus brazos débiles y tu piel pálida. Debes salir, comer algo.

—Pero papá.

—Nada de peros, irás con nosotros así que duchate. ¡Hueles mal!

El padre de la chica tenía razón, estaba tan débil que apenas podía estar de pie en algunos momentos, había bajado de peso mientras que sus labios estaban resecos y su piel blanca como la leche. Era un muerta viviente.

Al salir de la ducha se puso algo cómodo que tapara todo su cuerpo casi desnutrido, al ya estar lista bajo para sonreír a sus padres. Sin mas corrió a donde su padre, le abrazo nuevamente mientras que este acariciaba su cabeza y besaba su coronilla.

Salieron de casa para subirse al auto, se sentía feliz de estar nuevamente con sus padres, el viaje fue corto había llegado. Esta se bajo del auto, aún algo débil y sus piernas dolían, su padre al verla la tomo del brazo para ayudarla.

—Lo lamento.

—Mañana iremos al médico, ¿sí? —La chica asintió. —Mejor, Susan llamarás al médico que viene verme a mi.

Su madre sin más asintió, al adentrarse al local se acomadaron en la mesa mientras que todos comenzaron a pedir su comida, su madre le pidió una sopa. Eso era liviano para que ella comenzará a comer nuevamente.

La cara de Kaelyn se desfiguró.

Y él, la miraba preocupado por ver su estado.

( 🐨 )

MARATÓN.

amargo - ❝ milo manheim ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora