No podemos leer entre líneas

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Los primeros días después del incidente en el club fueron extraños. Extraños porque todo siguió adelante como si nada fuese raro. Bueno, aparte de lo raro que había entre tres personas que parecían expulsar rareza cada día. Taehyung estaba caminando de un lado a otro entre el estrecho metro y medio que separaba las camas mientras Jimin estaba sentado con las piernas cruzadas en la cama y Jungkook descansaba la cabeza confortablemente sobre su regazo, mirando su teléfono. Jimin pasó los dedos por el pelo de su maknae sin pensarlo, observando a Taehyung ir de un lado a otro sin cansarse.

–Bueno, no hay nada que podamos hacer ya. Está hecho. – Dijo Jungkook, tocando la pantalla.

–Pero sí lo hay. Y tenemos que decidir. – Taehyung se llevó las manos a las caderas.

–Vale, pros y contras. – Jimin ofreció.

–Pros: si ellos saben que lo sabes, puede que ellos sean capaces de protegerte mejor. – Taehyung se tocó la barbilla.

– ¿Contra? – Jungkook preguntó.

–Hay una alta posibilidad de que nos echen del programa. – Su tono era lastimero.

–Voto no. – Jimin dijo simplemente. –A no ser que estéis pensando en dejarlo. –

–No. – Taehyung y Jungkook dijeron al unísono.

–Entonces no. Está decidido. No le vamos a decir a nadie que sé que el programa existe, ¿de acuerdo? – Jimin suspiró, le dolía la cabeza. Taehyung frunció los labios, y Jungkook dejó su teléfono sobre su pecho.

–Vale, Jimin, pero tienes que jurar que no se lo vas a decir a nadie. –

Jimin alzó las manos. – ¡Lo juro! ¡Nunca! ¡A nadie! –

No era un secreto tan difícil de guardar como Taehyung había imaginado. No es como si alguien preguntara, y Jimin era bastante bueno guardando secretos en general. Nunca surgió en una conversación durante sus clases de baile ya que nadie tenía ni idea sobre vampiros o sobre la existencia de Taehyung (más allá de saber que era el chico de las teorías de la conspiración del campus). No es como si tuviera que inventarse historias sobre cómo su compañero de habitación es un cazador de vampiros en secreto o lo que sea. Taetae el Caza-vampiros.

Y para ser sinceros, Jimin se había empezado a preocupar felizmente de otras cosas. No solo su baile estaba progresando correctamente, sino que estaba comenzando a conseguir una buena reputación en su clase. Compañías diferentes le habían pedido que se uniera a ellas, y Jimin tentadoramente les dijo que lo pensaría. Y había un nuevo hábito en su vida. Después de su clase de danza, iba a casa de Yoongi-hyung. Bueno, de Namjoon, Jin, y del misterioso Hobi (¿qué clase de nombre es ese?), al que todavía no había conocido en persona, solo escuchado una gran cantidad de información inservible sobre él.

Jimin estaba sentado a la mesa de la concina. Toda la habitación era de un blanco inmaculado. Ni una mancha de grasa, o marca de quemado, o muescas, o restos de comida; nada. Pero de nuevo, toda la casa tenía esa sensación de ser un extraño museo. Jin estaba sacando un plato de la nevera, restos guardados solo para Jimin. Jin se sentó con él, poniendo los codos sobre la mesa y descansando la cabeza sobre sus manos, los ojos fijos en la boca de Jimin.

– ¿No tienes hambre, Jin-hyung? – Jimin preguntó, cogiendo una judía verde frita con sus palillos. Negó con la cabeza, y casi parecía... ¿triste? Se metió una gran cantidad en la boca y la masticó.

–No, comimos hace poco. Estoy bien. ¿Está bueno, Jimin? –

–Es...increíble, hyung. Toda tu comida es buena. – Jimin se relamió, saboreando la mezcla de sabores en su lengua.

~BLOOD WORK~ (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora