Es nuestro Paraíso y nuestra zona de guerra

410 56 86
                                    

Jimin abrió empujando la puerta negra que daba a un salón que funcionaba como un vestidor, escaneando en busca de Yoongi en el área tenuemente iluminada. Mientras entraba, se encontró con una fila de espejos rodeados de fluorescentes bombillas redondas. No era muy diferente de los vestidores en los que había estado durante sus actuaciones de baile, pero esta habitación estaba decorada con viejos vinilos y posters. Las paredes estaban desconchadas y escritas, y los colores eran cálidos, reflejando la atmósfera del club: un fuerte contraste con el estilo pulcro y femenino al que estaba acostumbrado. Yoongi estaba al final, encogido y hundido en sí mismo con la cabeza escondida. Jimin vio solo su reflejo en el espejo mientras se agachaba a su lado, deslizando una mano por su hombro.

–Yoongi. – Dijo suavemente, apretando su agarre. Su fría piel estaba pegajosa.

–Yo...no puedo... – Habló con una baja y temblorosa respiración.

–Todo irá bien. – Jimin ofreció, sin estar muy seguro de qué hacer o decir. Nunca había visto a Yoongi así, y ni siquiera sabía cuál era el problema. Yoongi lentamente se sacudió la mano de Jimin, levantando la cabeza lo suficiente como para mirarle. Su familiar ceño había dejado paso a la angustia, sus ojos bien abiertos.

–No, no lo hará. – Yoongi soltó. –Nunca lo hace. –

– ¿A qué te refieres? – Jimin frunció el ceño. – ¿Cómo superabas esto antes? –

–Ho-Hos-s—Su respiración salió como un temblor. Jimin intentó no dejar que una mueca se formara en su cara, el recuerdo del cuerpo golpeado y mordido de Jungkook se coló en sus pensamientos. Hoseok estaba dejando a Jungkook seco, y aun así aquí estaba Yoongi, diciendo su nombre como una plegaria.

–No está aquí, pero yo sí. – Jimin dijo tranquilamente, tirando de Yoongi contra él. –Estoy aquí. –

–Jimin. – Yoongi se rindió, sus manos buscando y agarrándose a la tela de la parte de atrás de su camiseta.

–Estás bien. – Jimin dijo amablemente. –Eres el mejor. Eres un vampiro de puta madre. Eres un genio musical. –

–No sé si puedo hacer esto. – Yoongi escondió la cara contra el pecho de Jimin. –Hay tantísima gente. –

–Apuesto a que eres muy sexy en el escenario. –Jimin sonrió, murmurando en su oído. –Un dios del rap. –

Yoongi sorbió por la nariz, animándose un poco. –Supongo. –

–Vamos, has estado practicando muchísimo. Vas a dejarles con la boca abierta. – Jimin se puso en pie, levantando a Yoongi con él. Yoongi se quedó en silencio, cerrando los ojos. Jimin dudó en si decir algo o no pero simplemente se quedó delante de él y esperó. Cuando Yoongi abrió los ojos, estos eran afilados y oscuros –el color drenado de su ya pálido rostro. Se había ido todo el pánico de su cara. Se había ido toda la amabilidad. Había cambiado, y Jimin no había visto su cara así desde que le arrinconó en el club. Le asustaba.

–Estoy listo. – Yoongi dijo en una exhalación, la comisura de su boca convertida en una sonrisa de medio lado. Jimin sintió un helado escalofrío recorrer su columna, y el aire de la habitación era igual que la primera vez que estuvo en la sala de música hace tantos meses. Sus ojos temblaron cuando miró a Jimin de arriba abajo con hambre y sonrió, sus colmillos visibles. –Gracias por la charla motivacional. –

–Cuando quieras. – El corazón de Jimin estaba desbocado. No podía entender cómo esa era la misma persona que estaba temblando en el suelo hacía unos minutos. Yoongi se inclinó hacia delante, presionando su frente contra la de Jimin y rodeando con la mano su nuca. Le besó con fuerza y ansia, la punta de su colmillo clavándose en el labio inferior de Jimin por la colisión. Jimin jadeó en el beso, intentando separarse por el repentino dolor pero Yoongi solo se movió con él. Su lengua se deslizó por el corte de Jimin, y gimió en su boca. La luz se intensificó en la habitación, y Yoongi se alejó de Jimin.

~BLOOD WORK~ (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora