Si lo hubieras sabido, lo habrías hecho mejor

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Desde que encontraron el cuerpo en el campus, todo se volvió extraño. Era como si el mundo finalmente hubiera descubierto un secreto que tanto Taehyung como Jimin conocían: los vampiros eran reales. No salía en las noticias, pero era un rumor. Un secreto. Algo que no había sido tangible en el mundo moderno hasta ahora, y estaba en la boca de todos. Como acto de buena fe por el asesinato, las clases se habían cancelado durante dos semanas. El campus era una ciudad fantasma, pero los estudiantes más rebeldes seguían reuniéndose allí. A Taehyung se le podía encontrar atrincherado en la habitación de Jungkook, para disgusto de su molesto compañero de habitación. Algunas veces caminaba de un lado a otro del pasillo, intentando comunicarse silenciosamente con Jungkook. De alguna forma su telepatía era limitada, y Jungkook solo era capaz de leer que los dos estaban en un problema jodidamente gigantesco. Taehyung cruzó los brazos sobre su pecho y arrugó la nariz exasperado. Su organización les había dicho básicamente que se sentaran y esperaran noticias. Taehyung odiaba no hacer nada. Jungkook odiaba no hacer nada. Y les estaba carcomiendo por dentro que Jimin no estuviera con ellos.

Jimin había estado algunos días en su habitación pero pasaba la mayor parte de las tardes en la de Min Yoongi. No podía evitarlo. Era una salida fácil. Era algo que Jimin necesitaba, como había observado, esa forma en la que Yoongi metía las manos en los bolsillos, miraba por la ventana y murmuraba algo sarcástico por lo bajo. No era algo que pudiera distinguir, pero Yoongi le dio un tipo de alivio que hacía que su corazón se sintiera en paz. Y la forma en la que Yoongi se iluminaba solo para él. Su frialdad desaparecía en una sonrisa cálida y cariñosa, que le daba un cierto indicio de que era algo mutuo. O puede que fueran los constantes besos. Aun así, Jimin se sentía más en casa en el hogar de Min Yoongi.

Los dedos de Yoongi se deslizaron sobre las conocidas teclas bajo la mirada de Jimin. Tragó, empujando los nervios y se obligó a tocar. Mientras la melodía empezaba a formarse, un ligero alivio escapó de la torturadora tensión que mantenía en su pecho. Un pequeño suspiró salió de él. Se perdió tocando, pero su voluntad todavía lo dirigía. Con Jimin como su público, encontró la seguridad que le tranquilizaba.

Jimin sostuvo su cuerpo. Era la marca de un bailarín formado profesionalmente. Era visiblemente consciente, pero no era algo que a Yoongi le importara. De hecho, tenía que evitar reírse porque Jimin era jodidamente adorable intentando no parecer dolorosamente consciente e intentando parecer lo más natural posible. Se inclinó y asintió al ritmo de la música, cerrando los ojos por la concentración. Adorable, en serio. Por no decir disimulado. Yoongi sabía que Jimin amaba su música con todo su corazón. De verdad, tenerle como amigo, amante y fan era todo lo que podía pedir. Más. Aún más considerando el hecho de que él no se merecía nada.

Aun así, mientras Jimin se inclinaba sobre el piano un poco demasiado y se levantaba, cerrando los ojos silenciosamente y dejándose llevar con la música, Yoongi se sintió libre. Aceptado. Amado. Cuando la pieza terminó, Jimin abrió los ojos y sonrió.

–Precioso, hyung. – Sus palabras eran su propia melodía. Yoongi se rio y se levantó, cerrando el piano e inclinándose sobre él hacia Jimin.

–Podría comerte. – Yoongi murmuró mientras sus labios se tocaban en un suave y cariñoso beso.

–Entonces no me tendrías nunca más. – Jimin suspiró en el beso, sus dedos colándose dentro de la camisa de botones de Yoongi, deslizándose por su espalda.

–Más cierto de lo que crees. – Yoongi bromeó, moviendo lentamente todo su cuerpo más cerca buscando su calor. Jimin siempre era tan caliente y acogedor como una manta de pelo o un chocolate caliente. Toda su determinación desaparecía cuando Jimin estaba cerca. Era fácil para ellos. Jimin dejaba besos por el cuello de Yoongi hasta su oreja. Un gruñido bajo salió de Yoongi. Era sencillo. Era fácil jugar a las casitas y pretender ser una pareja normal haciendo cosas normales. Las uñas de Yoongi se clavaron en la espalda de Jimin y Jimin siseó a través de sus dientes. Se perderían juntos así, solo besándose y sintiéndose el uno al otro. Sintiéndose. Era sencillo. Era fácil olvidar la tormenta golpeando las ventanas y moviendo sus casas amenazando con destruirlas.

~BLOOD WORK~ (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora