~BLOOD WORK~ (YoonMin)

Estoy arrastrándome constantemente

Jimin entró de nuevo y se apoyó contra la pared al lado de la puerta, dejando a Taehyung solo fuera del club. Intercambiando una mirada con Jungkook, se pasó las manos por el pelo y exhaló lentamente.

–Taehyung se va a casa. –

Jungkook hizo una mueca, entrecerrando los ojos mientras se marchaba detrás de su compañero sin decir nada. El sonido de la puerta cerrándose resonó en el club silencioso, y Jimin levantó la mirada hacia Hoseok y Yoongi. Yoongi estaba apretando los dientes.

–Hyung, yo—

Yoongi golpeó con la mano la pared al lado de Jimin, sus ojos se clavaban en su alma.

–Jimin, tu compañero de habitación. Es. Un. Puto. Cazador. – Cada palabra salía como veneno. – ¿Esto es alguna clase de juego para ti? –

–N-no. – Jimin miró a Hoseok detrás de él, tenía una sonrisa burlona y los brazos cruzados.

– ¡HEY! – Yoongi volvió a golpear la pared, todo su cuerpo temblaba con ira. La intensidad de su mirada hacía que Jimin se fundiera con la pared, y deslizó los dedos contra la textura del hormigón en un desesperado intento de sentir algo diferente.

– ¿Cómo creías que iba a salir esto? – En su furia, los colmillos de Yoongi habían descendido y estaban mirando viciosamente a Jimin a la cara. Su corazón estaba desbocado, arrinconado.

–No, e-estaba intentando decírtelo. – Jimin tartamudeó, su labio inferior temblaba.

– ¿Entonces admites que lo sabías? – Hoseok enarcó una ceja. Yoongi parecía como si le hubieran abofeteado.

La cara de Jimin cayó, y se sonrojo con un oscuro rojo por la vergüenza. ¿Qué podía decir?

Yoongi se separó, dando un paso atrás y encontrándose con los ojos de Hoseok.

–Puto PEIO. ¿Podrían no ser un dolor en el culo? ¿Crees que ese niño sospecha algo? – Yoongi inhaló con fuerza, su cuerpo tensándose.

–Nah. No lo creo. Pero tenemos que tener cuidado. – Hoseok frunció el ceño. –Gracias a nuestro amigo aquí. –

Yoongi se rio amargamente, y Hoseok le tocó el hombro comprensivamente.

–Vete de aquí, Jimin. – La voz de Hoseok era suave. –Olvídate de nosotros, ¿vale? –

Yoongi ni siquiera le miraba.

–Hyung. – La palabra se atoró en su garganta.

Yoongi sorbió por la nariz una vez y recobró la compostura, mirando a la nada. Estaba a kilómetros de distancia. Era hielo.

–Ni siquiera me conoces, Jimin. – Las palabras iban directas a su corazón, sin perdón.

–Márchate de aquí. – Repitió a Hoseok.

Al final, inevitablemente, debía dar algo a cambio.

Jimin se marchó, avergonzado y herido. En su camino a casa, las palabras de Yoongi se repetían en su cabeza. A Jimin empezó a cabrearle lo mucho que la gente ignoraba todo, mientras los árboles se mecían como si se estuvieran riendo de él, mientras la gente pasaba a su lado viviendo en sus propias burbujas. Protegidos. Seguros. No había ninguna preocupación para los demás. Jimin se había mordido la lengua con tanta fuerza que se había hecho sangre, combatiendo furiosamente sus sentimientos que se revolvían por salir. Se detuvo delante de los dormitorios. Lo último que quería hacer era hablar. Se sentó en el banco, pensando en sus opciones. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que no tenía a donde ir.