Aléjate de las cosas que no son tuyas

692 79 7
                                    

Mientras metía las llaves en la cerradura, Jimin ya sabía que la habitación estaría vacía. La quietud detrás de la puerta era palpable. La culpa golpeó y tiró de su estómago, haciendo desaparecer el subidón de estar con Min Yoongi. Entrando en su habitación, Jimin miró a su alrededor y frunció el ceño. Era culpa suya. Aunque todo seguía igual que al principio del semestre, Jimin no podía verlo de la misma manera. La pizarra de Taehyung sobre su cama estaba más llena de notas, imágenes y cosas que Jimin no podía descifrar. En la habitación ahora había cosas de Jungkook tiradas por todas partes. Una de sus sudaderas colgaba del respaldo de la silla de Taehyung, y había un par de calcetines de Iron Man a los pies de su cama.

Cayendo sobre las sábanas sin quitarse la mochila, se quedó mirando el techo. Mientras todo se movía y cambiaba, Jimin no podía arreglar nada. Todo se le escapaba. Realmente no estaba tomando decisiones, pero aun así todo era decidido.

Y no pudo salvar las flores.

Cuando bajó por las escaleras con Min Yoongi, aún mareado y riéndose alegremente de algo que había dicho con las manos entrelazadas, las había olvidado. Olvidó que en el calor del momento las había tirado.

Sus ojos las vieron.

Toda la risa desapareció, y Jimin se arrodilló. Pétalos de pálido azul salían disparados del cuidadosamente enrollado papel, y Jimin se sintió un completo hijo de puta. ¿Cómo de fuerte las había dado?

Así que Jimin cogió unos pocos tallos del ramo y sacó uno de sus libros de su mochila. El aliento de bebé y las hortensias interrumpían las páginas, y Jimin lo cerró con cuidado manteniéndolas en su sitio. Yoongi se agachó a su lado y le ayudó a recogerlas sin decir nada, su cara inexpresiva.

El ambiente se había echado a perder, pero el corazón de Jimin aún se aceleró cuando Yoongi se inclinó para darle un beso de despedida en la puerta.

Y se aceleró de nuevo cuando el sonido de su teléfono le sacó de las memorias que se repetían en su cabeza. Jimin lo agarró y lo sacó, el nombre de Yoongi aparecía en la pantalla.

Min Yoongi-hyung: Jin-hyung ha vuelto a casa y le he dicho que no más sangre
Y lo digo en serio
No
¿Me oyes, Jiminie?
NO. MÁS. SANGRE.

Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Jimin y suspiró.

Jimin: Sí, Maestro

Min Yoongi-hyung: ¿Por qué me gustas?

Jimin: ;)

Min Yoongi-hyung: Eres lo peor

Jimin: me quieres

Min Yoongi-hyung: Nos vemos luego

En un lío de sábanas que se movían tranquilamente arriba y abajo con cada respiración, la masa solo podía ser identificada como Jimin o cualquier otro ser humano por los dedos de los pies que sobresalían por debajo de las sábanas. Le echó una larga mirada antes de echar el último cerrojo de la puerta, Taehyung suspiró aliviado. Lo hacía siempre que le veía sano y salvo. Jungkook siempre se tensaba cuando miraba demasiado tiempo a su compañero de habitación, pero ahora no podía pensar en eso. No podía pensar en Jimin. No podía pensar en Jungkook. Tenía que centrarse.

No había habido nuevos asesinatos, gracias a dios. Pero habían sido capaces de conseguir más información. Jungkook se había puesto en contacto con un vampiro. Un tipo de la clase de baile de Jimin. La forma en la que resopló y puso los ojos en blanco asqueó a Taehyung. Un tipo de apariencia joven con un corte fade que siempre parecía tener un sitio mejor en el que estar llamado Lee Jiwoon. Jimin nunca le había mencionado, pero tampoco sabía qué pensar de eso. Ya que si este tipo era un gilipollas, algo de lo que Taehyung se estaba dando cuenta rápidamente, igualmente Jimin nunca le habría mencionado.

~BLOOD WORK~ (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora