Cuando Tom se empezó a acerar a Madie, el corazón de ambos empezó a latir desenfrenadamente. Lo único en lo que Tom podía pensar era que ella estaba ahí, justo enfrente de él, luciendo más hermosa que de costumbre. No pudo evitar sonreír más en el momento en el que vio su rostro angelical entre las personas presentes; obviamente se alegraba de ver a sus viejos amigos ahí presentes junto con toda su familia, pero el verla a ella ahí le causaba una extraña sensación, además de alegría.
En el momento en el que estuvo a centímetros de ella sin previo aviso la abrazó, a lo cual notó que la chica se había sorprendido ya que no le devolvió el abrazo al momento, sino que tardó como dos segundos en reaccionar para luego rodear el torso de él con sus delgados brazos. Así estuvieron unos segundos hasta que Tom salió de su hechizo y se separó para verle a la cara y empezar a hablar:
— ¿Qué haces aquí? Creí que estabas ocupada y que por eso no podrías venir.
— ¡Sorpresa! Realmente fue una mentira piadosa, queríamos hacerte una linda sorpresa, ¿te gustó?
— ¿Qué si me gustó? ¿Bromeas? ¡Me encantó!
— ¡Feliz cumpleaños, Spidey! —dijo para volverlo a abrazar y enterrar su cara en el pecho de él.
—Gracias, Madie.
—Ahora ve a saludar a los demás invitados, nos vemos en un rato.
—Está bien— se separó de ella y le dio un rápido beso en la mejilla.
En el momento en el que Tom se alejó de las chicas para empezar a saludar a sus amigas, la mirada pervertida de Elisa no tardó en recaer sobre Madison. La última rodó los ojos divertida ante las suposiciones de su mejor amiga. En verdad había extrañado demasiado al joven inglés, a pesar de tener relativamente poco tiempo de conocerlo. Sabía que podía confiar en él para lo que fuera, y él en ella.
—Cállate Eli, sólo somos amigos.
—Pero si yo no dije nada Madison.
—Tal vez no emitiste ningún sonido, pero esa mirada tuya me lo dijo todo., cerda.
—Son sólo alucinaciones tuyas, Miller. Además, es mi mirada de siempre, que tú seas una cochina y de mente sucia es otra cosa— le guiñó el ojo mientras le sonreía, provocando una risa de Madison.
— ¿Qué haría sin ti, estúpida? —le abrazó fuertemente.
—Probablemente no estarías aquí, y no habrías hecho muchas cosas— dio Elisa correspondiendo el abrazo de su mejor amiga. Madie nuevamente volvió a reír y se separó de ella.
—Anda, vamos a bailar— dijo mientras jalaba a su mejor amiga hacia donde las otras personas estaban moviéndose al ritmo de la música.
Más tarde se les unieron Haz, Sam, Harry y Tom. Estaban en un círculo junto con otros jóvenes de los cuales Madie desconocía sus nombres, pero eso no quitaba el hecho de que todos lo estuvieran pasando genial. Haz y Tom al ser ya mayores de edad en ese país tenían una botella de cerveza en las manos, pero no estaban sobrepasándose de aquella bebida. Después de un rato, Madie y el cumpleañero, de alguna extraña manera empezaron a bailar como si de los 80's se tratara, inclusive si no iban al ritmo de la música, divirtiéndose así más. Sam y Harry habían desaparecido de su vista. De un momento a otro la mamá de Tom se acercó a aquel par.
—Tom, cariño, sé que tu fiesta de cumpleaños pero no encuentro a los del servicio del hotel ni a tus hermanos.
— ¿Qué pasó, mamá?
—Tranquilo, nada malo. Es solo que el hielo se agotó, ¿podrías ir por más? En serio lamento interrumpir tu diversión, pero no me puedo marchar de aquí.
—Sí, está bien ma. Tranquila, yo voy.
—Muchas gracias hijo, lo siento— y dicho la señora le sonrió a los dos jóvenes y se fue a quién sabe dónde. Tom se volteó a ver a Madie.
—Hey, ¿te gustaría ir conmigo a la tienda?
—Pero estoy con el vestido, ¿no te molestará que nos vean así?
—Para nada, quiero decir, yo vengo con un mameluco de vaca y tú te ves hermosa, como siempre.
—No es necesario que mientas Tom, de verdad.
—Madie— le miró a sus ojos cafés—, no tengo que mentir porque eso es una de las cosas más ciertas que he dicho en toda mi vida. Tú siempre estás hermosa, así que no te preocupes.
—Ay, basta Tom. Me sonrojo— dijo tapándose la mitad de la cara con su mano derecha, Tom tomó la mano izquierda de ella y empezó a jalarla hacia la salida, no sin antes decirle a Haz lo que harían a hacer para que no mal pensara las cosas.
—Anda, vamos— y caminaron hacia la salida del salón para luego caminar hacia la salida del hotel.
Caminaron dos cuadradas hacia la derecha y luego giraron una a la derecha nuevamente. En la última esquina de esa cuadra había una pequeña tienda, de seguro debían de tener bolsas de hielo. Entraron a la tienda y el joven detrás de la caja registradora al principio los miró raro, pero luego al darse cuenta de quiénes eran pensó en acercarse pero decidió esperar a que fueran a pagar lo que sea que se fuesen a llevar, era política de la tienda.
Después de que Tom tomara dos bolsas y Madie una, se acercaron al joven, el cuál empezó a ponerse muy nervioso. Le temblaban las manos, ¿y cómo no? Si justo en frente de él estaba su amor platónico y el chico que le inspiraba a ser una mejor persona cada día.
—Hola, nos llevamos esto por favor— dijo Madie con una sonrisa, poniendo aún más nervioso al joven.
—Es-está bi-bien— dijo él, empezando a pasar el escáner de barras por las dichas barras que se encontraban sobre las bolsas.
—Amigo, ¿te encuentras bien? —le preguntó cordialmente Tom al ver el temblor en las manos del joven.
—S-sí.
— ¿Seguro?
—Es sólo que...
— ¿Qué..?
— ¿Me podrían autografiar mi celular y tomarse una foto conmigo, por favor? —Madie soltó un pequeña risa, asustando un poco a aquel joven.
—Por supuesto que sí, sólo déjanos pagar las cosas ¿está bien? — le dijo ella con una dulce y amable voz, él sólo asintió.
Terminó de hacer el proceso para cobrarles, les dijo la cantidad, Tom pagó. Una vez terminado todo, el joven pasó al frente de la caja. Sacó su celular junto con su plumón permanente, se los entregó primero a Madie y lo firmó poniendo la dedicatoria hacia él, quien se llamaba Adam; lo mismo pasó con Tom, quien después se colocó junto a Madie y se tomó una foto a los dos juntos como recuerdo. De ahí, le tendió el celular a la chica y los tres posaron, se tomaron varias fotos con diferentes poses.
—En verdad muchas gracias, hicieron mi noche. Madie, te amo y eres la mejor; Tom, eres mi inspiración para ser mejor.
—Awww, eso es muy dulce tu parte Adam. Gracias por apoyarnos siempre— dijo Madie, quien lo abrazó y le dio un beso en la mejilla, provocando el sonrojo de Adam.
Se despidieron de Adam y caminaron de regreso al hotel. Venían hablando de lo que habían hecho en aquellos días en los que no se habían visto. Tom le preguntó sobre el papel, para el cual había enviado los videos; ella le contestó que aún no le decían cuándo tenía que ir a hacer la audición en persona. Caminaron el mismo recorrido de regreso, el cuál fue más lento debido a las bolsas que traían. Llegaron a la entrada del salón y se quedaron ahí, de frente, viéndose en silencio por unos segundos.
—Te lo repetiré otra vez Madie, te ves absolutamente hermosa.
—Basta, Tom.
—Es que es verdad, es decir, mírate— dijo colocando su mano libre en la mejilla de ella.
—Tom, yo... no sé qué decirte— él se empezó a inclinar hacia ella.
—Entonces no lo hagas— dijo en un susurro.
Madie empezó a estirar su cuello lentamente, mientras que Tom seguía inclinándose. ¿En verdad la voy a besar?, pensaba él; ¿será este nuestro primer beso?, pensaba ella. Sus corazones latían sin parar, sus nervios aumentaban conforme la distancia disminuía entre ellos. Cerraron sus ojos, escuchando la música del salón como fondo. Sus labios ya estaban a nada de rosarse cuando de repente la puerta del salón se abrió, dejando ver a Haz.
— ¡Chicos! Qué bueno que llegaron, ya íbamos a ir a buscarlos. Entren y coloquen el hielo en las bandejas. ¿Interrumpí algo?
—No, Haz. Tranquilo, te seguimos— dijo Tom entrando tras su amigo, dejando a Madie confundida y decepcionada.