Capítulo 26💕

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Sus dedos toqueteaban nerviosamente la mesa del café. Mientras, se mordía las uñas de la otra mano. Sus ojos recorrían el lugar, esperando a que su novio llegara ahí, lugar en el cual la había citado tras haberle dicho la terrible noticia.

— ¡Madie!—gritó el chico de hermosos ojos azules. La chica se levantó y comenzó a caminar hacia él.

Cuando se juntaron, Madie rodeó su cuello con sus brazos, escondiendo su triste rostro ahí. Devan la abrazó por la cintura, recargando su cabeza en la de ella. Fue en ese preciso momento cuando la chica rompió en llanto. Su pecho se movía en el momento en el que sollozaba, mientras que Devan acariciaba su espalda, repartiendo besos en su cabello. Tras unos minutos de estar en esa posición, se separaron  y el chico pudo admirar los hermosos ojos cafés de su novia, rojos e hinchados con la mascarilla de pestañas corrida levemente debajo de sus ojos. Se sentaron en la mesa donde ella había estado esperando a que él llegara. 

—Amor—dijo él.

— ¿Qué haremos cariño?

—No lo sé. Desde un inicio sabíamos que iba a ser difícil, pero cuando acaben las grabaciones volverás a Los Ángeles, ¿no?—Madie guardó silencio, asustándole.— ¿Amor?

—Después de las grabaciones será la premiere y...

— ¿Y..?

— Shawn quiere que colabore con él para su tercer álbum.

—Está bien, está bien. Podemos  hacer esto funcionar, amor. Hay video llamadas, en unos días podría ir a verte o tu a mi, no sé. Sólo sé que te quiero mucho.

 —Yo también te quiero demasiado, amor. Podremos hacer esto funcionar.

— ¿A qué hora te vas mañana?

—A las cinco de la tarde.

—Está bien, si quieres te acompaño a tu hotel y te ayudo a hacer las maletas para que mañana estemos todo el día juntos, ¿te parece?

— ¡Sí! Vamos.

— Pero espera, hay que ordenar unos cafés.

— Está bien—dijo Madison abrazándose  al brazo de su novio, sonriendo porque así de feliz le hacía.

 — ¿Me podría traer un frapuccino y para la señorita un latte con leche semi descremada, por favor?

  — Sí, claro. ¿Alguna otra cosa que deseen ordenar?

— ¿Tiene pastel de chocolate?—el joven asintió—, y una rebanada de ese sabor para el centro, por favor.

— Por supuesto que sí, en un momento les traigo su orden.

— Muchas gracias—dijeron ambos chicos.

Devan se volteó a ver a su novia y la atrapó observándolo. Sonrió y se inclinó para besarle, ambos sonreían mientras lo hacían. Se separaron y ahora fue el turno de él para observarla. Al mirar aquellos ojos, que aunque fueran del color más común del mundo, eran hermosos con aquellas pestañas largas que los adornaban; los lunares que tenía en su carita eran como manchas de pintura que estaban en el lugar perfecto; sus labios, que tanto adoraba sentir contra los suyos, eran adictivos tal vez por la forma en la que se habían desarrollado, aquel color rosado que tenían o la forma que adquirían a la hora en la que hablaba o sonreía o hacer cualquier otro gesto. Su cabello suave y sedoso que se esponjaba de acuerdo a la humedad del lugar.

— ¿Qué tanto me ves, Key?

— Lo hermosa que eres. 

— Awwww, mi vida. Te adoro.

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