30 days OPT Xanxus X Squalo challange

in a different cloting style

In a different clouting style/ en un estilo de ropa distinto

Miraba su armario con irritación, descartando cada muda de su uniforme Varia con un chasquido de lengua.

Era en esos momentos cuando se arrepentía de no irse a comprar ropa como siempre le aconsejaba [y quejaba] Lussuria.

— "Maldita sea" — no tenia nada para ponerse y poder ir con Yamamoto a comer un delicioso sushi, cortesía de su muy amable y estúpido alumno.

Se quedo unos momentos frente al mueble, con los brazos cruzados y los ojos cerrados, analizando si lo que estaba a punto de hacer seria su sentencia de muerte o solo un síntoma de que se estaba volviendo loco al siquiera pensar ir con él.

//De cualquier manera no tengo mas opciones//.

Se encogió de hombros y se encamino hacia la recamara del único en Varia que se colocaba mascarillas, iba de compras, le hacia de casamentera y otras tantas cosas que daban repelús al resto de los miembros.

— "¡LUSSURIA!" — golpeó fuertemente la puerta, escuchando ruidos de cosas estrellándose en el suelo, varios segundos después, un Lussuria con mascarilla verde en la cara, pepinillos en cada mano, sus característicos lentes, y cabello desordenado le abría la puerta.

— "Que sucede Squalo-chan, ¿otra vez ocultándote del jefe?" —.

En lugar de contestar con una palabrota, se adentro al cuarto, ganando tiempo para lo inevitable y ser el temporal juguete para ese maniático.

El contrario lo miro, esperando que el peliplata le dijera por lo que estaba haciendo ahí, las posibilidades eran muchas, pero lo que mas le convencía eran los deseos de huir de Xanxus, quien de seguro no lo dejaba descansar después de anoche.

Soltó una risita ante su imaginación pervertida.

— "Necesitóropaparapoderirconyamamotoacomersushi" — soltó muy rápido y entre dientes, esperando que el otro recibiera el mensaje.

Lussuria solo lo miro un momento, para después ladear la cabeza hacia un lado.

— "No te entiendo" — miro como el cuerpo contrario se tensaba.

— "Necesito ropa" — él parecía no entender, eso lo molestaba e irritaba, ¿acaso ese maldito no podía simplemente leer su mente y ya?. — "No tengo nada que ponerme para ir a comer sushi con Yamamoto" — soltó un suspiro al terminar, ya lo había dicho.

Como si un interruptor fuera presionado, Lussuria desapareció de su vista y segundos después estaba frente a él, con su uniforme perfectamente colocado, su rostro sin la horrenda mascarilla y su pelo corto arreglado y sin un mechón fuera.

//Este maldito debe enseñarme a hacer eso//.

— "¡¡Muy bien Squalo chan!!, ¡¡¡mamá Lussuria se encargara de todo!!!" — y sin mas lo empujo hacia el baño, Squalo sabia que le esperaba un infierno.

•

•

•

•

•

•

•

•

•

•

Caminaba tranquilamente por las calles de Italia, buscando el dichoso lugar donde lo había citado el menor.

Podía sentir las miradas y escuchar los chillidos de las mocosas que dejaba atrás.

Soltó un suspiro, eso le pasaba por no comprarse ropa, ahora se tenia que aguantar.

Un chiflido y risas lo hicieron detenerse, su cabeza solo giro lo suficiente para ver por sobre su hombro a unos mocosos en bola mirándolo lascivamente, en cuanto se iba a voltear y dirigir a los estúpidos para ponerlos en su lugar, sus ojos miraron la figura de Yamamoto, así que se olvido de lo anterior y camino hacia el contrario.

— "¡Oye¡, ¡Yamamoto!" — ante el grito de su nombre, el moreno miro a la dirección contraria y se sorprendió, se sorprendió tanto que la sonrisa que había puesto desapareció y sus ojos parpadearon varias veces para comprobar si era una ilusión o no.

— "¿Squalo?" — el peliplata llego hasta donde él con su ceño fruncido.

— "¡¡¡¡VOOOIII!!!!, ¡¡quien mas va a ser!!" — el menor después de la sorpresa soltó su común carcajada, rascándose la parte trasera de su cabeza ante la mirada de su superior.

— "Jaja, tienes razón" — Yamamoto miro la camisa apretada que portaba el peliplata, encima tenia puesto una camiseta a cuadros que combinaba, los cuatro primeros botones estaban desabrochados, haciendo que su cintura se notara mas al tener ambas prendas abrazándolo, llevaba unos pantalones cortos y holgados con varias cintas entrecruzadas y bolsas, unos tenis a la moda y pequeñas pulseras en las muñecas, lo mas sorprendente era su largo cabello que estaba amarrado en una coleta baja, descansando los mechones en su hombro y dejando algunos enmarcando su rostro, parecía un súper modelo.

— "Vamos a entrar o vamos a seguir aquí parados como estúpidos" — el pelinegro río un poco mas y luego entraron al local.

•

•

•

•

•

•

•

•

•

Camino satisfecho de regreso a la mansión Varia.

La comida había estado deliciosa y fue divertido avergonzar a Yamamoto de su enamoramiento con la chica Miura mientras recorrían un acuario y después se divertían en un parque de juegos, ahora ya sabia que Yamamoto era muy malo con los dardos y que ahora era un loco fanático de las montañas rusas.

En resumen, fue un buen día de descanso, sin esos idiotas y sus travesuras, gritos, obsesiones y peleas.

Tomo el pomo y al abrir la puerta, supo que los idiotas no estaban, había demasiado silencio, y aunque era bienvenido, estaba sumamente aterrado por la causa de este.

//Xanxus no se atrevió a matarlos, ¿no?, con toda la molestia que le vendría encontrando remplazos//.

Cerro la gran puerta detrás de él y con cautela se adentro hacia la gran sala de estar, miro las escaleras, calculando cuanto se tardara para ir corriendo a su habitación, tomar su espada, regresar a la sala y enfrentarse a lo que fuera, todo sin hacer ruido.

En eso estaba cuando sintió detrás de él una presencia bien conocida.

— "Basura" — giro lentamente, enfrentándose a la rojiza mirada que lo miraba intensamente.

Paso saliva mientras el mayor se acercaba, tomándolo de la cintura y echándoselo al hombro, avanzando hacia su recamara.

— "¿Te divertiste con el idiota del béisbol?" — se removió un poco al sentir una mano apretar fuertemente uno de sus glúteos.

Ahora sabia la razón y causa del silencio, el responsable estaba abriendo la puerta de roble.

— "¡Vooooiii!, ¡¡Yamamoto esta enamorado de Miura Haru!!" —.

Fueron sus ultimas palabras antes de que la puerta se cerrara, sellando su destino.

Al día siguiente Lussuria lo miraba pícaramente, y entonces supo que la ropa fue parte de la pervertida imaginación de su camarada.