Tú no sabes lo que es querer

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Jungkook caminaba mirando para todos lados, lanzándose de vez en cuando en el pasto, girando y terminando en posiciones que él consideraba heroicas, estaba emocionado con el irrumpir en una vivienda desconocida, estaba cumpliendo su mayoría de edad y este sería su primer delito... si los descubrían.

— ¿Qué haces? —. Pegunta Hoseok viendo a su cuñado actuar de tal manera.

— Estamos encubiertos—. Dice el chico. — Soy Jungkook, Jeon Jungkook—. Taehyung levanta sus hombros al observar la mirada de su hermano sobre él.

— Mejor apurémonos—- Habla Hoseok, tratando de no darle importancia. — Entremos por la ventana—.

— Está cerrada—. Dice Taehyung quien intenta por abrirla, dejando salir un gruñido de frustración al ver que esta no sede.

— Kookie, bebé, entra por la puerta del gato—. Jungkook miro a su novio de mala manera, frunciendo el señor y cruzando sus brazos frente de su cuerpo, Tae hace un pequeño puchero logrando doblegar un poco a su novio quien rueda sus ojos mirando por todos lados alguna pequeña entrada.

— No hay puerta de gato aquí—. Informa

— Hay una pequeña ventana que está abierta, ayúdale a subir—. Tae obedece a su hermano al ver aquella pequeña abertura.

— ¿Por qué debo hacerlo yo? —. Reniega el menor.

—Porque eres Jungkook, Jeon Jungkook—. Dice Hoseok y los dos hermanos ríen un poco, mientras intentan levantar al pequeño para que pueda así entrar.

Una vez logrado pasar la mitad de su cuerpo Jungkook está dentro de la casa, su teléfono suena, al ver el número no duda en tomarlo.

— Estoy dentro, over—. Dice el chico, comenzando a caminar de puntitas.

— Sube a las habitaciones, no sabemos cuál es, pero solo busca y ya, no deben ser muchas—. Jungkook procedió a hacer lo dicho, llegando pronto arriba, viendo un largo pasillo con varias puertas en este.

— Ni debi sir michis—. El chico deja salir un sonido malhumorado, comenzando con sus búsquedas.




...


Rosé trataba de encontrar a Zico y una vez listo su objetivo ella se acerca sintiendo la mirada de todos sobre su cuerpo.

— ¿Zico puedes hacerme un favor? —. La chica ni siquiera saluda y no le interesa hacerlo, trata de poner una buena cara, pero es obvio que no soporta a ninguno de los sujetos, en especial a Jimin, quien la mira con tanto odio.

— Largo chicos—. Rosé oculta su sonrisa, vaya, ¿Qué se sentirá ser así? Tan manipulable, pero luego su sonrisa se borra, porque ella es así con Yoongi, sus palabras son leyes para ella.

— ¿Qué necesitas? Si vienes a decirme que borre la foto de tu amiguito diré no, pero si ya te has dado cuenta de que Yoongi no puede darte nada y vienes a rogar por un hombre de verdad, seguro diré que si—. El chico le sonríe, ella solo rueda sus ojos, pero recuerda porque debe soportarlo.

— Deja las idioteces. Necesito que me lleves a un lugar, mi auto fallo—.

— ¿Y piensas que soy tu chófer o qué? —. Zico se cruza de brazos mostrándose algo molesto.

— Vamos Zico, ayúdame necesito ir —. Pide haciendo que su voz suene mucho más infantil intentando mostrarse dulce con aquel sujeto.

— Bien—. Rosé sonríe tomando su celular, informando que Zico estará ocupado algunos minutos.

— A donde deber ir—. Pregunta este una vez ambos en el auto.

— Al centro comercial—. Zico le da una mirada frenando el auto.

— ¿Eso es lo importante que tenías que hacer? —

— Tómalo como una cita imbécil—. El chico sonríe.

— Pero yo no tengo ese tipo de citas, podríamos ir a mi casa mejor—. Cuando Rosé siente la mano de Zico en su pierna, ella solo lo aparta con rudeza.

— Lo siento, no me acuesto con imbéciles—. Sabe que lo ha arruinado por el rostro enojado que demuestra el joven, pero, no pudo soportarlo más.

— ¿Con gays sí?... o no cierto, Min ni la mano te toma—

— Tu mejor que nadie sabes lo que se siente ¿no?... aun me acuerdo de la patética carta que me diste hace años... ¿Cómo era?, tus ojos brillan más que los luceros al anochecer. —

— ¿Lo memorizaste para lastimarme? —. Rosé se esperaba un grito o en peor caso alguna bofetada, pero aquella pregunta con la voz quebrada por parte de Zico le tomó por sorpresa.

— ¿Lastimarte? Cuando dejaras de fingir en que puedo hacerte daño, tu obsesión radica en Yoongi, no hay amor aquí, no lo hay... ¿tanto lo odias? —

— No sé de qué hablas—. Rosé desea bajar del auto, le está lastimando el ver aquel chico tan rudo ocultara su rostro, puede ver una lagrima recorrer sus mejillas y su mente solo trata de ver si hay algún inicio de mentira en ese comportamiento.

— Vamos Zico, claro que sabes, siempre tu viste aquella rivalidad con Yoongi, ¿Por qué? ¿Por qué no lo dejas ser feliz? ¿Qué te hizo él? —

— Quitarme lo único que he querido de verdad—. El ver el rostro rojo y lagrimeando de su compañero.

— ¡Por favor! —. Reniega Rosé.

— Por favor nada, no he mentido con mis sentimientos y...—

— Tú no sabes lo que es querer, no estás enamorado de mi o de alguien, esta traumatizado, odias la felicidad que tiene Yoongi, te da rabia que él tenga tantas cosas que tu dinero no puede comprar, fuiste hipócrita al brindarle una amistada esperando cualquier cosa para clavarle el puñal —. El golpe fuerte del puño de Zico contra el volante.

— ¡Cállate y bájate! —. Rose obedece y antes de que él se pueda marchar le habla una última vez.

— Espero que dejes ir todo ese rencor porque vas a morir solo y amargo—. El chico no dice nada y solo acelera, obligando a que la chica se corra un poco para no ser lastimada por las llantas del vehículo.

Rosé no hace nada más que buscar su celular para llamar a Hoseok.

— Será mejor que salgan cuando antes, Zico va para allá—.

— Descuida, ya estamos fuera, Jungkook se encargó de conseguir las fotos y eliminarlas de su computadora, ¿tu? —

— Tengo su celular en mano ¿Dónde nos vemos para que puedan borrarlas? —. Rosé aprieta el aparato en sus manos, sintiéndose enojada, tratando de encontrar algo bueno en quien fue alguna vez su amigo.





...

Zico llega a su casa observando la soledad y la nota dejada en una de las mesas, como siempre estaría solo, como siempre sus padres no estarían allí para él.

Frustrado sube a su habitación, pero su enojo sube más al verlo desordenado, las cosas tiradas, sus mantas desordenadas y lo peor su computadora allí en la cama encendida.

— ¡Hijo de puta! —. Grita tomando su computadora, viendo todos sus archivos eliminados sin posibilidad de recuperarlos. Enojado, lanza esta contra el suelo, sus manos tiemblan de ira y busca su teléfono, sintiéndose ansioso y mucho más enojado al no sentirlo por ningún lado.

— ¡ROSÉ! ¡Ahhhh! —. Zico no es un hombre de lágrimas, las finge a la perfección, pero ahí estaba dejándolas salir de verdad, enojado, frustrado.

— ¡Voy a acabarte, te destruiré Yoongi, lo haré! —.

"Mejor Amigo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora