Cinco

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Lunes, de regreso a la escuela y de regreso a la tortura, sin brazos para sostenerme, sin alguien para hacerme sonreír o incluso reír. Ayer lo vi, pero siento como si nunca lo hubiera hecho. Dos días es muy poco para pasar con alguien que significa tanto para mí.

Me sorprendo a mi misma pensando en él, pensando en él sin querer... Me gusta su voz, el brillo de sus ojos, sus dientes desiguales que forman la sonrisa más genuina y pura, la piel blanca en su largo cuello, el sonido angelical cuando se ríe, sus manos grandes con dedos largos, la musculatura de su espalda... Bueno, supongo que estoy enganchada.

—Señorita Parker, ¿se encuentra acá? —veo a la profesora parada enfrente de mí y no tengo idea cuanto tiempo lleva ahí—. Lo siento... —contesto en un susurro, y ella me extiende un pequeño trozo de papel, cortado a mano por las esquinas, y lo reconozco como mi redacción de hace meses.

—Disculpa que no te lo había dado, pero algunos profesionales lo estuvieron evaluando, y... bueno, es mejor que te diga esto después de clase —me dice con una mano en mi hombro, al darse cuenta que todas las chicas de la clase escuchan atentamente, y me guiña un ojo antes de darse la vuelta y seguir con la clase.

Cuando finaliza, guardo mis cosas en mi bolsa. Me paro y me sitúo enfrente del escritorio de la profesora Jenn.

—Dos cosas —dice buscando entre su material de trabajo—, El departamento de redacción y lectura piensa que deberías ayudarnos con las redacciones para el periódico escolar —comenta y estoy a punto de hablar cuando ella lo hace— Y si, sé que es tu último año y que faltan menos de dos meses para que te gradúes, pero necesitamos mucha ayuda.

—¿Y lo otro es...? —pregunto añadiendo un movimiento de cabeza y una mueca— Pues... mi niña... creo que necesitas ver a un psicólogo —abro los ojos. No.

—¿P-por qué? —El nerviosismo y pánico son más que evidentes en mi voz, y comienzo a sudar. No estoy loca, no quiero.

—Porque siempre estás sola... y después de leer tu corta redacción me alarme un poco —ella dice mordiendo su labio inferior, y me siento más débil sólo por pensar que ella me cree débil—. No lo soy... no soy débil —digo comiendo el interior de mi mejilla para no explotar en llanto. No acá, no con ella.

—Cariño, hablare con tu madre ¿sí? —Pregunta y frenéticamente niego con la cabeza... prefiero ir por mi propia voluntad—. Jordan, si te sometes en un tratamiento psicológico, tu madre, por ética, necesita saberlo.

—Estoy bien, no hace falta —sonrío, pero ella niega con la cabeza— Lo lamento Jordan, es necesario —dice y me entrega una pequeña nota, con su pulcra letra, citando a mi madre para explicarle mi asunto—. Necesito que se la des, o llamare a ella a su trabajo y será peor

Agradezco, sin sentirlo, y salgo al almuerzo. Hay una mesa de chicas que no paran de susurrar y verme, y me siento incómoda. Entre ellas distingo a la castaña celosa, la que está enamorada de Matt.

"Mi profesora dice que necesito un psicólogo, ¿puedes creerlo?" Envió a Matt sentándome en las escaleras afuera de la cafetería, donde suelo comer después de comprar el almuerzo. Mi sándwich de pavo esta frió, y no le encuentro gusto, por lo que lo guardo y me voy a caminar.

—Hey Jordan —una voz conocida me llama a mis espaldas, y cuando volteo me encuentro con una cara familiar, cuyo nombre no sé—. Um... hola —saludo a la pelirroja a unos metros de mi.

—Jessica está muy molesta ¿sabes? —comenta con una mueca, sujetando fuerte la correa de su bolsa. ¿Quien en el infierno es Jessica?

—¿Disculpa? —Ella ríe ante mi confusión, y saca su teléfono. En la pantalla distingo a dos chicas, una es ella y la otra es la castaña enamorada de Matt. Oh, Jessica es su nombre.

Different || Matt EspinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora