Prólogo
- Buenos días,Mónica – Me apoyo sobre la barra - ¿Me pones un colacao?
- Claro, aquí tienes Valle
Cojo mi vaso de leche junto con el sobre de colacao. Me siento en mi mesa, la número 8 que está pegada junto a la ventana. Hacía tiempo que no venía por aquí, desde que J.J se fue a la universidad. Me pongo a mirar a través de la ventana y veo como pasa la gente. Hoy, para mí, es uno de esos días que empiezan con una sonrisa ¿Sabes cuando miras a tu alrededor y todo te parece más bonito? En otras palabras, que tienes lo que se dice un buen feeling con el mundo. Hoy es mi día, tiene que ser perfecto. Por eso, voy a concederme 3 deseos:
1) Comprarme unos pasteles de Nova. Los mejores del mundo entero, en mi opinión. 2. Primero uno y después otro. ¿Y después qué pasará? Me diréis. Eso lo contaré después
2) Ir al italiano y comerme una pizzeta. Pero no una pizzeta cualquiera, de esas cuya masa es más gruesa, con bacon y mientras la saboreas cerrar los ojos pareces ver a un cerdito diciendo ''¿Qué? ¿Te gusta, no?'' y asentir con la cabeza mientras se te manchan los labios
- ¿Puede darme una servilleta?
- Tome, señorita
Como odio eso de que me llamen “señorita”. De todos modos, me hago la sorda y cuando me dan el ticket me dirijo a la caja a pagar. Ostras, menuda bomba 7 euros por dos pizzetas. Este mundo, no lo entiende ni dios
3) La chaqueta. Hacía tiempo que me la quería comprar. Era de cuero marrón y tenía adornos por el borde de los bolsillos.
Entré en el Zara y la cogí para probármela. Me quedaba perfecta. Preciosa. así que decidí comprármela. Total, hoy es un día especial ¿no?
- Son 17,5.
Le entrego un billete de 20 y la dependienta me devuelve el cambio, 2,5 y salgo de la tienda. Positiva, sin pensar en lo cara que era la chaqueta, en que me acabo de quedar sin dinero para lo que queda de mes, pero no hay tiempo para ese tipo de pensamientos ni nada por estilo por que hoy lo quiero recordar como un día perfecto, el día que le pedí salir al chico del que llevo pillada desde que empezó el curso y que por todo lo que hemos pasado, apostaría que yo también le gusto
Sí, lo sé. Me preguntaréis ¿Y por qué no esperas a que él te lo pida? Por una sencilla razón, me puedo morir esperando. ¿Y por qué no intentarlo? No tengo nada que perder, solo puedo ganar. Me siento... enamorada. Sí, enamorada, es raro, he conseguido pronunciar esa palabra que antes no podía. Pero como dice J.J todo a su tiempo. Me gustaría contaros todo lo que ha pasado a lo largo del año para llegar a esta conclusión. Todavía son las 9. He quedado con él a las 12. Sí, me da tiempo a hacer un repaso al año pasado.
