Capítulo 2

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¿Alguien creía en la leyenda del hilo rojo?

Había leído tantos libros que utilizaban esta leyenda para comenzar sus historias románticas, incluso en adaptaciones de películas este recurso era explotado de manera discreta con la excusa del "destino".

Aunque me gustaba creer que algo así era real.

Pero mi hermano solía decirme que no lograría ningún avance si permanecía oculto detrás de aquel cuaderno. Se preocupaba de que no hiciera amigos en la escuela por mi falta de "experiencia social", y el hecho de que papá siempre estaba trabajando hizo que al partir a otra ciudad por la Universidad, le mantenía bastante atento a cualquier cosa que estuviera relacionada a un amigo.

Se mostraba bastante curioso cuando le mencioné a Nath, pero ahora que me encuentro sentado frente a él, mis piernas tiemblan por debajo de la mesa creyendo que esto es una mala idea.

-¿Que te parece esto?- sonríe mostrándome un boceto que se supone, será la portada del cómic. En ella se muestra a los dos héroes de París, LadyBug y Chat Noir, y a su lado, Demoilustrador, al cual ha dibujado con unas grandes alas blancas.

-Es fabuloso- admiro, sus ojos brillan al escuchar mi respuesta.

-Usaremos este, lo pasaré a color- afirmó poniéndose de pie y acercándose a su escritorio, buscando en las cajoneras una hoja mas gruesa.

¿Debería preguntar? Tal vez no sea tan malo mostrar mi interés sobre su pasado como Demoilustrador.

-Te ves muy emocionado por este cómic- suelto evitando contacto visual con el, ojeando mi cuaderno.

-Me gusta dibujar estas cosas, el profesor había dicho que seria bueno hacer un Cómic pero- lo miró de reojo, notando como rasca levemente su nuca-, no soy bueno escribiendo historias.

-De no ser por Marinette tal vez no me habría animado a hacer algo así- en mi rostro se dibujó una pequeña sonrisa.

A pesar de que yo era de otra clase, Marinette se había acercado a mi cuando me encontró bajó las escaleras, donde solía sentarme para escribir sin que nadie me interrumpiera o molestara. Ella fue demasiado amable.

Tal vez ella había sido el hilo rojo que nos unió a mi y a Nathaniel.

Marc, estas fantaseando demasiado, no llevas ni dos días conociéndolo.

-Marinette es una chica increíble...- lo escucho hablar, sacándome de mis pensamientos.

Desvía la mirada, recargandose en su escritorio con una pequeña sonrisa.

¿Será que, a él le gusta Marinette?

-Me gustaba- dijo. Espera, ¿Lo dije o lo pensé?

Se acercó, sentándose nuevamente frente a mi.

-Las cosas no salieron muy bien pero,- volvió a hablar- de alguna forma seguimos hablando. Alix fué un gran apoyo después de que dejé de ser Demoilustrador.

-¿Has querido volver a serlo?- lo dije, ¿estuvo bien?

-Por Hawk Moth, no. Pero si tuviera la oportunidad de recuperar mis poderes, sin duda seria un héroe como Ladybug y Chat Noir- aquella respuesta me hizo sonreír, realmente tenía buenas intenciones.

Ojalá pudiera cumplirle ese deseo. Quiero verlo sonreír.

Habíamos avanzado bastante

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Habíamos avanzado bastante. Mientras Nathaniel hacía las ilustraciones, yo me encargaba de pasarle los diálogos mientras el armaba el storyboard.

Estaba bastante feliz con el resultado que estábamos teniendo.

-¿Deberíamos poner algún agradecimiento especial?- Nath se mantenía en su escritorio haciendo las ilustraciones en limpio.

-Podríamos poner en la edición que le daremos a Marinette algún mensaje en la parte de atrás- sugerí.

-Suena bien- sonreí al escuchar su respuesta, sobresaltandome al escuchar mi teléfono sonando.

Era mi padre.

Contesté algo nervioso, escuchando de inmediato su voz.

-Marc, solo llamaba para avisarte que llegaré hasta mañana, tuve unos problemas en el trabajo- se escuchaba algo apurado- ¿Tienes dinero para el almuerzo de mañana?

-Si, tengo suficiente- afirmé mirando como Nath se estiraba en su asiento.

-De acuerdo, te llamo mañana- contestó-. No olvides colocar tu alarma.

-Lo haré, ten cuidado- desvíe la mirada al ver como Nath me veía.

-Tú igual. Descansa- se despidió antes de colgar.

"¿Descansa?", ¿Qué hora era?

-Vaya, van a ser las nueve. Que rápido se pasó la tarde- escuché a Nath algo sorprendido.

-Nath, cielo- escuchamos la voz de una mujer, probablemente era su madre-. La cena esta lista, tu amigo puede quedarse si le parece muy tarde- después de eso se escucharon unos pasos alejándose.

-Ah...- miré a Nath, quién se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.

-Puedo acomodarte en el sofá si quieres quedarte, así podemos aprovechar la noche.

-No me gustaría molestar...- jamás me había quedado en casa de alguien más, esto me era raro.

-Estamos por terminar la mitad del cómic, no perdamos tiempo- dijo con entusiasmo.

Sonreí algo tímido.

-Está bien.

-¡Por fin!- exclamó Nath con emoción, levantando entre sus manos la primera mitad del cómic terminada

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-¡Por fin!- exclamó Nath con emoción, levantando entre sus manos la primera mitad del cómic terminada.

Apoyé mi cabeza sobre la mesilla, me dolía un poco la cabeza después de hacer todos los diálogos y decidir junto con Nath que escenas dibujaría.

-Buen trabajo, Marc- sentí su mano tocar mi cabello de manera juguetona, revolviendolo un poco.

Por alguna razón, ese pequeño instante me hizo sentir sumamente feliz.

Levanté mi cabeza, viendo como Nath acomodaba una almohada y una manta en el sofá que había en la habitación.

El reloj digital en el escritorio marcaba las 12:34 de la noche, era realmente tarde.

-Gracias por dejar que me quede- dije acercándome a él.

-Me la pasé muy bien contigo, ambos merecemos un buen descanso- rió levemente, este chico es un ángel- Podemos continuar mañana, después de clases, en el aula de arte.

-Seria genial- sonreí, viendo como se alejaba del sofá mientras to me acomodaba.

-Iré a darme una ducha rápida, ¿Quieres que apague la luz?- tomó una toalla de su mueble, mirándome de lado.

-Claro- jalé hacia mi cuerpo la manta, si hacía un poco de frío.

Después de unos minutos, pude escuchar como la ducha era abierta.

Suspiré, había sido un día largo.

Solo espero no arruinarlo al despertar.

Just a Comic || Nathaniel & Marc || Miraculous LadyBugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora