XXXIX: Laberinto de Palabras

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No puedo decir todo lo que pienso,

por eso pienso todo lo que digo.

A veces, es mejor callar,

aunque las palabras de mis sellados labios quieran escapar.

Si la mitad de mi grita ¡No!
la otra grita ¡Sí!
Es confuso, pero es así.

Apliqué a conocerme, y me compliqué aún sin entenderme;
me expliqué que no podía comprenderme, y aún sigo sin reconocerme;

me confundí al complicarme, y parte de mí sigue sin poder amarme.

Una voz en mi interior me gritó ¡Corre!
Corrí, la puerta se cerró y alguien el cerrojo echó.

Intenté mantener el control y sólo hubo descontrol,
el corazón en mi pecho se descontroló, las sirenas en mi cabeza sonaron,
y el fuego un incendio inició.

Una ducha fría para apagar mi mente fue lo que lo apagó.

Es tan cansado intentar encontrarme...
Encontré el laberinto que encierra los secretos de mi alma hace un tiempo y no he parado de buscarme.

Cada vez que encuentro una puerta me quedo sin salida,

intento salir corriendo pero me quedo sin alternativas.

Ha pasado tanto desde que entre a este laberinto, y sólo he encontrado secretos, no rojos, sino de color vinotinto; hace mucho dejé de pensar con lógica y sólo sigo mi instinto. A veces, cuando creo que encontré algo distinto, distingo que otra vez me he perdido en el laberinto.

Y sigo tomando malas decisiones, puras malas acciones; acciono y después reacciono. 

Puras correcciones, eso dicen que necesitan mis acciones.

¿Por qué lo que me parece correcto a los demás les parece incorrecto?

¡Huye!, dice cada parte de mi cuerpo, que no puede más, a mi cuerpo y alma se le acabó la paz.

Mi cabeza, corazón y alma están cansados de tantos errores, erré cada puerta y arruiné mi búsqueda.

Y por primera vez en mucho tiempo, me cansé de buscar esa puerta, seguí caminando sin rumbo, y encontré una ventana abierta, la luz dio directo en mi rostro, por primera vez, sentí lo que era la paz, sentada bajo la luz de la luna, sencillo y sin más.

Entendí por fin, que en la oscuridad del laberinto sólo necesitaba un poco de luz, para ver con claridad, que la felicidad es algo más que una necesidad; las respuestas que buscaba son una contrariedad.

Todo lo que necesitaba para encontrarme, era amarme, las respuestas estaban dentro de mí,

siempre estuvieron en aquellas palabras que no creí, a las que hacía oídos sordos, aquellas que no veía, y por mi negación no entendía.

Siempre tuve las respuestas para encontrarme delante, pero ahora es mi desición tomarlas y seguir adelante. Ahora, encontrarme parte de mí, no importa cuan difícil sea seguir así, encontré lo que perdí, y noté lo que en realidad me define a mí.

Ya no más momentos de felicidad fugacez,
de la vida he encontrado los ases,

ya no hay necesidad de partes, máscaras o disfraces,

sólo necesito que el destino sea bueno y en vez de repudiarme,

me abrace.

Es momento del cambio, cambiaré, y la mejor versión de mí seré, yo sé que lo lograré.

Lo haré.

***

Perdón por tardar, me he enfrascado en otras cosas este último mes, pero siempre volveré para actualizar, ¿vale? Os quiero, chicxs.










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