Capitulo 35

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El contraste que acababa de surgir ante mis ojos era verdaderamente impresionante: de estar en un oscuro, seco y tétrico valle con rocas grisáceas y olor a muerte a diestra y siniestra ahora estaba en un frondoso y hermoso bosque donde altos y masivos árboles de caoba, abeto, cedros y baobabs se regaban y entrelaza ante hasta donde alcanzaba la vista, al mismo tiempo que se alzaba un hermoso y limpio cielo azul con una extrella azulada muy intensa, al mismo tiempo que se observaban aves de todo tipo sobrevolar aquel espacio y unas criaturas parecidas a unos ciervos pero su rostro se asemejaba más a la de los mapaches, además de que eran completamente blancos y saltaban con una fuerza que parecía que volaban por aquel espacio, al mismo tiempo que veía unos extraños bultos que se movían en los árboles y que, aunque parecían ser unos arbustos, un brillo rojizo surgía de entre sus ramas y hojas

-Por lo visto son los esbirros de Carelis- dijo Mathias saliendo un poco del ensimismamiento- supongo que el alboroto que hizo Ariana al entrar convertida en gorgona debió llamar su atención, tendré que ir con cuidado para evitar que me ataquen y encontrar a Ariana antes de que Carelis sepa que estoy aqui

Camine lentamente entre las raíces deformes que cubrían casi la totalidad del suelo de aquel lugar, que por un momento me hizo pensar que habíamos vuelto al mundo real, mientras los bultos iban girando, cual cámaras de vigilancia, conforme iba avanzando, al mismo tiempo que estaba alerta en caso de que alguna de las criaturas que allí habitaban quisieran atacarme

Ya había avanzado un buen rato cuando un extraño estruendo y un sonido de ramas rompiéndose violentamente venía de arriba de mi cabeza, a lo cual levante la mirada rápidamente para observar un bulto con brazos y uñas alargados que avanzaba velozmente entre las ramas de los árboles mientras unas criaturas humanoides de garras afiladas y cuerpo completamente hecho de madera y hojas lo perseguian casi con la misma rapidez, perdiendose de vista entre las ramas

-Ariana, espera

No debí decir eso, en verdad no debí decirlo, ya que inmediatamente surgió bajo mis pies un breve temblor y algo comenzó a surgir de entre las raíces mientras una especie de tentáculo de madera me sujeto con fuerza y comenzó a zarandearme en el aire, cuando el ser había salido por completo me di cuenta que era un toadtrek: una especie de sapo gigante hecho de madera del cual surgían de su espalda unos tentáculos con apariencia algo curiosa, ya que aunque estaban hechos de madera, se movían con una soltura tan increíble que parecía que fueran blandos como la goma; trate de sacar mi mano de aquel apretón para poder sacar mi guadaña mientras la criatura abría sus ojos amarillentos y semejantes a los de un gato siamés y al posar los en mi, me puso justo al frente de ellos y comenzó a abrir lentamente su boca, por lo que me contorsione con más fuerza hasta que por fin pude sacar mi brazo y cuando estaba a escasos metros de ser devorado por aquella criatura, logré tomar mi guadaña y, con un leve movimiento, pude cortar el tentáculo y liberarme de su agarre, veía como se retorcía de dolor y lanzaba un grito semejante al chirrido de una serpiente, por lo que evite seguir enfrentandolo y corrí hacia donde vi que avanzaba Ariana con las mandrugulas correteandola, mientras avanzaba rápidamente, me di cuenta que la toadtrek venía pisandome los talones a grandes saltos, por lo que me comencé a columpiar entre las ramas usando unas cadenas mágicas que había sacado de mi bolso y con ellas logré perder de vista a la criatura la culpa en su ímpetu por alcanzarme, dio un salto tan fuerte que, aunque casi logra agarrarme con uno de sus tentáculos, lo calculo con tan mala suerte que terminó chocando con la copa de un baobab y sus tentáculos se atoraron con las ramas, quedando como un inmenso fruto deforme que colgaba del mismo.

Avanzaba rápidamente hasta que alcance a ver la persecución entre las mandrugulas y quien estaba casi seguro que era Ariana, ya que de ves en cuando se volteaba para atacar a sus perseguidores, ya sea para destruirlos con sus garras o convertirlos en piedra para que luego se hicieran añicos en el suelo, por lo que trataba de seguirla con cautela para evitar correr el mismo destino.

Mientras avanzaba me di cuenta que a mi espaldas también habían mandrugulas pisando me los talones y que esbozaban unas uñas alargadas con un brillo morado, las cuales tenía entendido que tenían un veneno que paralizaba a sus víctimas así que estaba entre la espada y la pared: si iba muy rápido, Ariana podría atacarme y si iba muy lento, las mandrugulas me podrían envenenar así que decidí avanzar más abajo de Ariana para poder seguir a ambos aunque lo hacía en zig zag para evitar adelantarla por completo mientras que con la guadaña lograba aturdir a algunas de mis perseguidoras

Después de un recorrido largo, ya mis brazos comenzaban a cansarse, por lo que agradecí que nos acercábamos a un claro, donde podría atacar con mayor soltura a las criaturas y tener a Ariana en un espacio más controlado, así que avance rápidamente y note al llegar a aquel lugar que las criaturas que perseguían a Ariana se habían arremolinado en un lugar determinado señalando con sus secas garras hacia arriba y observe que Ariana, convertida en esa asquerosa criatura, colgaba del tobillo de una rama que le tenía fuertemente aferrada, la cual surgía de un deforme y enorme árbol que crecía en el centro de aquel claro; Ariana se veía inmóvil, como si se hubiese desmayado, mientras a mis espaldas las mandrugulas olvidaron su persecución y se arremolinaron alrededor de aquel cuerpo que seguramente para ellos resultaba extraño; corrí rápidamente hacia ellos, y cuando estaba a punto de derribar a esas criaturas, se escucho un grito ahogado y ronco que resonó por todo el claro e hizo que algunas guacamayos y dilos (cruces de loros y dragones) salieran volando despavoridos

-Detente, servil bastardo de Morfeo, es increíble que te hayas atrevido a venir aquí tan campante

Esa voz... Esa horrible voz, solo podía significar... Oh no, oh no

¡Carelis ya sabe que estoy aquí!

Agua de MorfeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora