Capitulo 31

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-Debe ser una broma, ayudaras a esa miserable a escapar de aquí, como se te ocurre hacer semejante trato con ella, nos traicionara cuando ya no nos necesite

-Tranquila- decía Mathias tratando de que la voz altisonante de Ariana no llegara a los sensibles oído de la Gorgona- ya he estado ideando un plan para deshacernos de ella antes de llegar al próximo destino.

-Y se puede saber cuál es ese brillante plan

-Bueno, según mis cálculos, después de la Morada de Marianne viene el jardín Maldito de Carelis, pero hay un pasaje alterno que nos lleva a un sitio muy siniestro del cual podemos aprovecharnos para acabar con Marianne, le dicen la Trocha de los Mil Gritos, un lugar que se creó en el laberinto solo como una trampa para aquellos que se perdían en él, algo así como un calabozo de la muerte para entretenimiento de quienes dominan este laberinto

-Un horrible entretenimiento a mi parecer- decía Ariana mientras avanzaban por un corredor oscuro, seguidos por los pitonisos de Marianne

-Como Marianne tiene siglos sin salir de su morada, la puedo engañar para que tomemos esa trocha y allí usar las trampas para destruirla y continuar nuestro recorrido sin problemas

-Aun no puedo creer que hayas pactado con ella

-Oye, compréndeme, me puso entre la espada y la pared, si no hubiese accedido, hubieses muerto o algo peor, no podría permitirme otra muerte así, menos que quien muera seas tu

-Mathias...ehhh...gracias

-Es lo menos que podría hacer por ti; ahora no perdamos tiempo, en cualquier momento saldremos a los márgenes de la pirámide, allí podre dividir el trayecto en el puente de la esfinge para que vayamos a la entrada a la Trocha en vez del portón principal que da a la morada de Carelis, ya que si llega al lugar donde habita Carelis, ya no nos necesitara

-Y eso porque

-Porque Carelis conoce el laberinto como la palma de su mano, si ellas se juntan se aliaran para llevar a cabo su plan de dominio, llegaran hasta donde se encuentre Morfeo y podrán persuadirlo para que sean sus lugartenientes y de verdad eso solo complicaría mucho más nuestra misión, incluso haría todo lo posible para que no cumpla nuestro trato, Morfeo se engrandecerá al ver que tiene unos secuaces tan poderosos y nos condenara a nosotros a ser sus serviles esclavos en el nuevo mundo que está proyectando

-Eso es terrible, debemos hacer algo; pero tú crees que esa trocha pueda detenerla

-Sí, pero es un peligro latente, así como puede acabar con Marianne puede acabar con nosotros también, las bestias y trampas que habitan ese sórdido pasadizo nos pondrán a prueba tanto física como psicológicamente, debes estar siempre conmigo, así evitare perderte de nuevo o definitivamente

-Bueno, está bien, continuemos

Mientras hablábamos, íbamos saliendo del túnel del gigantesco mausoleo donde Marianne habita y llegamos a un especie de jardín muy extenso donde crecían palmeras, chaguaramos y algunas zarzas desperdigadas por el lugar, como si el jardín hubiese estado descuidado desde hace mucho tiempo, habían dos estatuas de esfinges gigantes custodiando la puerta por donde salíamos y al frente había un extenso camino de adoquín pulido rodeado por unos postes de oro con una serpiente roja en lo alto y en su boca sobresalía un pequeño candil que imagino que se usaba para iluminar el camino en las noches, entre los postes habían cientos de pitonisos que al ver salir a Marianne inmediatamente se lanzaron al suelo en señal de reverencia, viéndonos a nosotros con un recelo indescriptible, en especial a Mathias, aunque es comprensible, ya que veían a quien en algún momento fue el segundo al mando del mundo de los sueños convertido en un servil e inútil protector del mundo de los humanos, una deshonra para quien ocupo tan deseado y magno cargo. Seguíamos caminando, vigilados muy de cerca por los guardias de Marianne, que mantenían una mirada seria y casi autómata mientras caminábamos, Marianne se veía muy placida mientras serpenteaba por el lugar, incluso devoro con avidez una rata que uno de los esbirros que custodiaba el camino sostenía como ofrenda a su diosa; imagino que por su pútrida mente pasaban todas las cosas que haría cuando escapara del laberinto y volviera otra vez a estar al lado de su amado amo.

-Ya se acerca el momento

Después de escuchar a Mathias pude observar que justo al frente había un enorme puente de piedra terracota de apariencia muy rudimentaria custodiado por dos enormes Chacales, casi del mismo tamaño del Grindelwald que enfrentamos al principio del laberinto, sus ojos eran hundidos y negros y su expresión era serena, al menos hasta que nos observaron, allí su piel se erizo y mostraban sus horrendo y afilados dientes verdosos, lo único que los frenaba eran los guardias que con sus alabardas los azuzaban para que se quedaran quietos, definitivamente habíamos llegado al puente de la esfinge, se acercaba el momento de la trampa hacia Marianne

Agua de MorfeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora