Capítulo 10: Pase Directo. (c)

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Podía sentir como la esperanza se escurría de mi sistema, dejando mi alma en manos del miedo.
Estaba aterrada, le había dado a él el poder de destruirme.

Estaba recogiendo las pocas cosas que había utilizado en el hospital en los tres días que llevaba ahí antes de que me dieran de alta. Esperaba a que Ricky y Vecky regresarán de hacer lo correspondiente con la facturación, cuando Stephan entró.

Sus ojos castaños me recorrieron el cuerpo de arriba a bajo, y mueca apareció en su rostro cuando vio las marcas en mi cuello.
En los tres días que llevaba ahí, no lo había visto, aunque Aira me visitó un par de veces.

-Hola. -Dije, mientras guardaba mi cepillo en una pequeña mochila.

-Aira me contó que te darían de alta hoy. -Se recostó en el marco de la puerta, cruzando sus brazos. Su cabello castaño estaba revuelto, y su rostro lucia demacrado: la ropa que llevaba estaba arrugada; como si no se la hubiese quitado para acostarse.

-¿Cómo está Driel? -Le había hecho la misma pregunta a Aira, y aunque su respuesta había sido positiva; algo me decía que evitaba decirme la verdad para no  preocuparme.

La mirada en Stephan se oscureció, y negó con la cabeza.

-Se esta recuperando. -Guardó silencio por algunos segundo, mirando al piso. Respiró profundamente. -Fue mi culpa, yo le pedí que se quedará contigo, sabiendo que ese demonio es más poderoso.

Un vacío se instaló en mi estómago al ver a Stephan ahí de pie, pareciendo tan derrotado.
La culpa era inviable, él y su familia me habían brindado apoyo incluso sin conocerme, y por ello estaba sufriendo.

Rael estaba siendo un ciclón;  empezando a arrasar con todo a mi alrededor: dejándome a mí para el final.
Lo peor de todo era que esto apenas comenzaba.

-No es tu culpa.-Mi voz aún sonaba ronca. Caminé hasta quedar frente a él, y vacilé un poco antes de poner mi mano sobre su hombro.-Sabes que todo esto es por mí, y ustedes no tiene porqué ayudarme; no quiero que alguien más termine lastimado.

En sus ojos veía el tormento y la indecisión, pero luego de unos segundos negó con su cabeza.

-Ya hemos decido ayudarte, de hecho venía por eso; queremos que te mudes con nosotros.

Mis ojos salieron de órbita, y di un paso atrás.
De verdad que estaban sucediendo cosas ilógica; este hombre al que apenas conocía quería que fuese a vivir con él.

***

Vicky me miraba, con la mandíbula desencajada por el asombro. Nerviosa, llevé la taza de té hasta mis labios; ignorando el escozor de mi garganta.

-¿Estás jodiéndome?.-Espetó-
¿Cómo que te irás a vivir con ese sujeto? ¡No sabes nada de él!

Respiré profundamente, dejando la taza sobre el Mesón de la cocina. Sabía que mi amiga reaccionaría así; ni yo misma estaba segura de lo que decía. Esa mañana había hablado con Stephan,y no sé cómo me terminó convenciendo para que aceptase algo así.

Mi Alma Por Un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora