Las manos del demonio apretaron mi
cuello con tanta fuerza que pensé que lo quedaría en dos; como una rama seca.
Mis pulmones quemaron, y mi vista se iba desenfocando cada vez más.
Intenté alcanzar su esencia,conectar mi alma con ella; pero no podía. Estaba asfixiandome y eso impedía concentrarme.—¡Basta!—Escuché gritar a Becca. Dio unos pasos tambaleantes.
Los ojos de Rael eran fuego liquido, sus dientes ahora eran largos y filosos, sobresaliendo de su boca. Podía sentir su poder estremecedor y frío, mientras el recipiente en su mano lo quemaba; sabía que eso no lo detendría por mucho. Pero me daba un poco más de tiempo. Tiempo para reunir el valor que necesitaba.
Su agarre se aflojó, y la aspiración rápida que tomé dolió como el infierno. Me soltó, y caí al suelo en un golpe seco.
El demonio caminó hacía Rebecca, sus alas arrastraban, dejando una marca oscura sobre la alfombra.
—Eres una estúpida.—Vociferó Rael, alargando su mano incinerada para agarrar a Becca de cabello, atrayendola hasta que sus cuerpos quedaron pegados.—Estos juegos solo retrasan lo inevitable.—Su voz era como un relampago, cortando el aire en la habitación.
Respiré más profundo, y mis ojos se enfocaron. Gateé hasta llegar a mi hermano, quien intentaba recordarse contra la pared, sosteniendo el costado de su abdomen.
—Oh, Dios.—Susurré sintiendo como el pánico se barría por mi sistema. Stephan apretaba los dientes, e intentaba incorporarse. Sus ojos estaba fijos en la mujer y el demonio detrás de mí.—No.—Musité con la voz estrangulada.—No te muevas.—Dos gruesas lagrimas rodaron por mis mejillas.—Yo lo haré. Yo lo solucionaré.
Sus ojos, velados en la oscuridad, me miraron y vi en ellos un huracán de emociones: comprensión, miedo, tristeza.
—Aria, no...—Soltó botando las palabras entre dientes.
Sacudí la cabeza, y me impulse hacia arriba con la ayuda de mis brazos. Miré mi a mi hermano, sintiendo que me caería en mil pedazos si tardaba un poco más.
—Te amo.—musité.—Voy a amarte siempre.
Gruñó, y volvió a caer de rodillas.
Me giré hacia Rael, justo cuando Driel arremetía contra él. La punta de una de las alas impacto en su rostro, impulsandolo hacia atrás, pero a los pocos segundos: otro alarido llenó el lugar. La daga de Driel había atravesado una de las alas, y esta cayó al suelo; volviéndose cenizas negras en un parpadeo.
Me acerqué un poco más.—Estas condenada al infierno.—Escuché a Rael, las palabras se las escupía a Rebecca, aún sosteniendola del cabello, levantándola varios centímetros sobre el suelo.—Tú y yo somos lo mismo ahora.
Becca lo observaba con terror, intentando deshacer el agarre del demonio.
—No te acerques a él.— La voz ronca y quebrada de Driel llamó mi atención. Estaba tirado sobre su pecho, y sus ojos azules estaban llenos de lágrimas.—Sal de aquí.—Su suplica caló hasta el rincón más profundo de su ser.
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Mi Alma Por Un Beso
Paranormal¿Qué estarías dispuesta a dar a cambio de cumplir tus deseos? Puedes vender tu alma; él estaría dispuesto a recibirla. Primer libro de la saga Desde el Infierno. EN CORRECCIÓN. ©Todos los derechos reservados. No se permite copia, adaptación o distr...