Capítulo 4: Marcada (c)

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***

Podía  sentir  el dolor de su mordida en mi hombro, pero mi mente estaba turbada.
Cuando sus dientes dejaron mi carne, mis piernas  fallaron, y él  me sostuvo; levantándome  sin ningún  problema y llevándome  a la cama.
No protesté, sencillamente  porqué  no podía.
Súbitamente, la energía  había  abandonado  mi cuerpo, además  de que mis pensamientos se centraban en mi ardiente de deseo de ser tocada por  él.

—La espera ha valido cada segundo.—Dijo, con voz profunda, mientras se ponía  sobre mí; separando mis muslos con su rodilla.

Sus ojos tan negros como mis pensamientos, no se apartaban de mi rostro mientras sonreía.

Es hermoso; Pensé  sin poder moverme,  sintiéndome repentinamente  somnolienta.
Apoyó uno de sus codos justo al lado de mi cabeza, y lo usó  como soporte para su cuerpo.

—Voy a disfrutarte lentamente,  voy hundirte hasta que no puedas ver nada más —Susurró en mi oído,mordisqueando mi oreja.
Una corriente de placer  recorrió  mi cuerpo, y se instaló  en mi entrepierna.

Mis ojos se cerraron, y gemí en protesta  ante mi incapacidad  de mantenerme  despierta.

Lo escuché  reír  en voz baja, y lo último  que sentí  fue algo caliente  en mi espalda.

Esa noche  soñé  con  fuego, con plumas negras, y con un vacío  infinito  y oscuro; donde  lo único  que podía  ver era un par de ojos brillantes.
Luego  vi a mamá, encadenada  y llorando mientras miraba hacia    a algo o a alguien  que yo no podía  ver.
Gritó  tan fuerte cuando intenté  acercarme, que me tiré  al negro suelo  mientras tapaba mis oídos.

Desperté  cuando Vecky estampó  sus nudillos contra la puerta de mi habitación.

—¿Becca? —Su voz amortiguada por la madera sonaba preocupada.

—Estoy despierta. —Respondí, al tiempo que intentaba incorporarme.

—Bien,  te espero para  desayunar.

Escuché  como se alejaba. Miré  el pequeño  reloj a un lado de mi cama, eran las 6:30.
No tendría  que verme con Alan hasta el medio día, pero quería  aprovechar  el tiempo  para  leer detenidamente el archivo con una copia del contrato que me habían  enviado  la noche anterior.

Cuando intenté, una vez más, incorporarme mi espada ardió  desde el inicio  de mi vértebra hasta la parte baja.
Gemí, y cerré  los ojos, intentado recordar si me había  caído  de la cama a mitad de la noche. Pero el recuerdo de unos ojos negro llenaron mi cabeza.
Casi dejé  salir un grito de horror cuando recordé  lo que había  sucedido.
Cualquier deje de cansancio  abandonó  mi cuerpo; y di un salto rápido  fuera  de la cama, haciendo  que la toalla con la había  dormido cayera  al suelo.
Corrí  hasta  quedar  frente al espejo de pared que estaba ubicado  al otro lado de la habitación.

Una jadeo horrorizado escapó  de mis labios mientras veía  mi imagen.
Tenía  la marca de una fuerte mordida en mi hombro, en alguna partes incluso había  traspasado mi carne.
Sino fuera por la particular  forma humana de la mandíbula  que se podía  distinguir perfectamente;  habría  jurado que un animal me atacó  mientras dormía.
Incliné  mi cuello hacía en lado contrario, en un intento por tener una visión  más  clara de la herida.
La toqué  un poco y dolió  como el infierno.

Dos gruesas lágrimas  rodaron por mis mejillas. Estaba asustada.
¿Quién  era ese hombre? ¿Si llamaba a la policia me creerían?
Mientras pensaba en ello, el ardor en mi espalda  aumentó.
Temiendo lo peor, me giré  lentamente  hasta que esa parte de mi cuerpo quedó  expuesta frente al espejo.

Mi Alma Por Un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora