Capítulo 5: Rael (c)

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Canción: My Demons-Starset

***

El animal me siguió hasta el apartamento.
Con el ascensor aún sin funcionar; subí las escaleras hasta el quinto piso lo más rápido que pude.

El corazón lo sentía en la garganta, el alma me cayó a los pies cuando vi que Vecky todavía no regresaba.
No quería estar sola, me sentía jodidamente asustada.
Rápidamente le envié un mensaje de texto,al tiempo que dejaba mi bolso sobre el mueble de la sala.
Su respuesta llegó en un minuto; estaba en una cita con el chico de la otra noche.
Dejé salir un supiro de resignación.
Verifiqué que todas las ventanas del apartamento estuviesen cerradas, y aunque miré hacia el exterior; la negra noche no me dejó distinguir nada.

Fui a la cocina y calenté lo que había quedado de la cena de la noche anterior, y sintiéndome reacia a ir a mi habitación; comí en la sala, mientras tenía la televisión encendida.
Quería ducharme e ir a dormir. Mañana tendría que ir a la universidad, además de reunirme con el jefe del departamento de imprenta de la editorial.
Estaba realmente cansada.
Caminé hasta la cocina, dejando el plato en el lavado.
Tallé mis ojos, y regresé a la sala a paso lento.
Di un respingo, y un chillido salió de mi garganta.

Había plumas negras por todo el piso, era como si miles de cuervos hubiesen sido desplumados en mi sala.
Incluso, estaba tan lleno que mis pies se hundieron por completo.
Di un paso vacilante hacia atras, insegura de sí era real lo que estaba viendo.

Algo debajo de todas esas plumas se movió en un rincón de la habitación.
Sentí el pánico atenazar mis entrañas. Lo que fuera esa cosa, iba haciendo un bulto cada vez más grande; sobresaliendo del suelo.

Giré sobre mis talones, dispuesta a salir corriendo de ahí, pero en ese preciso instante; dos garras negras emergieron del suelo bajo mis pies, y me jalaron hacia abajo.
Caí sobre mi estomago, golpeando mi mentón.
Miré hacia atrás, e intentaba incorporarme; pero ya no había nada en la esquina de la sala, ni el piso, ni en ninguna parte. Solo estaba yo tirada ahí; pareciendo una loca.

Un suspiro tembloroso salió de mis labios.
Utilicé mis dos manos para impulsarme hacia arriba, hasta quedar de pies.
Mi mandíbula dolía, y estaba segura que el golpe dejaría alguna marca.
El sonido de Las llaves siendo introducidas en la cerradura de la puerta principal, avisaron la llegada de Vecky.

Sus ojos recorrieron rápidamente el lugar, hasta que dieron conmigo. El alivio inundó sus facciones. Cerró la puerta tras ella, y caminó con prisa hasta mí, haciendo demasido ruido con sus tacones de aguja color dorado.

-¿Estas bien?-Me examinó el rostro, y su ceño se frunció cuando vio el golpe.-¿Qué sucedió, Becca? Ricky me llamó preocupado.

Negué con la cabeza, sintiéndome incapaz de pronunciar cualquiera palabra.
Quería llorar. Las lágrimas me quemaban la parte posterior de la garganta.

Vecky me abrazó, la piel desnuda de sus brazos estaban fría al tacto.

-Sabes que puedes contármelo, Becca. -Sus dedos cepillaron mi corto cabello.

Lloré por un par de mi minutos, las dos debíamos vernos ridículas ahí paradas en medio de la sala, abrazandonos la una a la otra.
Cuando por fin pude tranquilizarme, Vecky me llevó hasta el sofá.

-Iré a cambiarme, no es divertido pasar una pijamada vestida de esta forma -Señaló su vestido negro-Prepararemos unos bocadillos, y tú y yo hablaremos como un par de crías recién ingresadas a secundaria.-Terminó de decir mientras caminaba por el pasillo hacia su habitación.

Me recosté y cerré los ojos en un intento por respirar apropiadamente.
Me quedé dormida, y la suave sacudida de Vecky me trajo de vuelta.

-Creo que es mala idea hacer una pijamada a mitad de semana. ¿Verdad?-Dijo, con una suave sonrisa en sus delgados labios.

Mi Alma Por Un BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora