Driel dejó la habitación, sintiéndose casi asfixiado en ese lugar. Nunca había sido un hombre sedentario, necesitaba estar en constante movimiento o su cerebro le hacía creer que su cuerpo se iba entumeciendo poco a poco. Sabía que ello se debía a su crianza, donde nunca pudo estar realmente quieto.Caminó por el largo y poco iluminando pasillo, que conducía a todas las habitaciones de la casa, podía sentir la presencia de Stephan, la dulce aura de Aira y confusa vibra de esa mujer; de Rebecca. Ellos estaban en la habitación de su amigo, las cortantes voces reafirmaban sus pensamientos.
Necesitaba tomar un poco de aire, y ver luz natural. Con esa idea, bajó hasta la librería, y saludó con un movimiento de cabeza, a el chico que atendía a un par de colegialas que preguntaban sobre alguna saga literaria.
Entonces, de golpe, la negra presencia casi le aturdio los sentidos. Al fondo, sentada en la última mesa del lugar, estaba Noelia. Sus negros ojos lo escudriñaron, y un brillo de desdén y fastidio cruzó por ello.
La morena le sonrió con cinismo, al tiempo que asentía con su cabeza en forma de saludo.
Driel casi gruñó al verla, y una mueca de desagrado cubrió su rostro.-Te ves jodidamente caliente cuando te enojas.-
La voz de Noelia, empalagosa y coqueta, llegó directamente a su cabeza.
La bruja no había no movió sus labios, sino que le susurró descaradamente a sus pensamientos.
El chico bufó y comenzó a caminar hacia ella, con los puño fuertemente cerrados a cada lado de su cadera.-No eres bienvenida aquí.-Escupió cuando estuvo frente a la mesa que ocupaba la mujer. -Lárgate.
Noelia cubrió su boca con una de sus manos, pero la suave risita llegó hasta los oídos de Driel, enfureciendolo cada vez más.
No la soportaba a ella, ni a ninguna de sus clase. Casi podía sentir la bilis bailando en su garganta gracias a lo repugnante que se tornaba para él la presencia de Noelia.-Ari esta feliz de verme.-Acotó la bruja, cruzando las piernas, y acomodando su larga melena oscura sobre uno de sus hombros. Sonrió casi con dulzura. -Me alegra ver que estas bien. -Soltó, mirando a Driel directamente a los ojos.
-No me iré de este mundo hasta erradicar a escorias como tú.-Espetó él, apoyando las manos sobre la mesa, e inclinando su cuerpo hacia adelante, dejando su rostro demasiado cerca al de ella.-No te acerques a Aira, porque juro por mi Dios, que serás la próxima cucaracha que eliminé.
Si Driel hubiese puesto un poco de atención, habría notado el destello de dolor que cruzó por los ojos de Noelia. Pero ella era demasiado orgullosa como para dejar al descubierto lo mucho que le dolía el desprecio que él le profesaba.
Controlando sus emociones, tiró su cabeza hacia atrás, y dejó salir una estruendosa carcajada; provocando las personas cercana voltearan la vista hacia ella.-Crece un poco, Driel. No hay nada que tú puedas decir para provocarme algo parecido al miedo.-Su sonrisa se ensancho aún más, y acercó su cara a la de él, sintiendo como el aliento del hombre golpeaba sus labios.-Nunca has podido defender a nadie. -Dijo lentamente, dejando que el veneno se deslizará por su lengua y golpeara a Driel justo donde ella sabía que le dolía.
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Mi Alma Por Un Beso
Paranormal¿Qué estarías dispuesta a dar a cambio de cumplir tus deseos? Puedes vender tu alma; él estaría dispuesto a recibirla. Primer libro de la saga Desde el Infierno. EN CORRECCIÓN. ©Todos los derechos reservados. No se permite copia, adaptación o distr...