dos.

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m. ji

Minutos antes no me había parecido tan descabellada e idiota la idea salir a resguardar aquel bonito labrador que hurgaba en la basura del patio trasero. No pude evitarlo y terminé quedándome afuera de la casa en bata de baño. A veces solía pecar de idiota emocional.

Yoongi estaba aún en el estudio, llegaría a más tardar a las 8:00 para ir a casa de Seokjin.
Jungkook estaba en una cita, con la desequilibrada mental de su novia, probablemente tratando de que no se lo follara en plena vía pública. A la rubia le quemaban las manos por tocar debajo de la ropa de Jeongguk, y no la culpaba, sólo que era perturbador tener que ver como él le apartaba las manos de sus pantalones cuando ella intentaba algo más en una habitación llena de personas.

Bufé fastidiada cuando me dí cuenta de que verdaderamente no podría entrar en la casa hasta que alguno de esos dos volviera, y por increíble que pareciera y para insultar todavía más mi inteligencia, había dejado el celular dentro del baño cuando asomé la cabeza por la ventana para ver de donde provenía el ruido. Yo era curiosa e impulsiva una maldita genio para cientos de cosas pero toda una neandertal cuando se trataba de perritos.

—¿¡Tteokbokki, cuantas veces tengo que decirte que hurgar en la basura de otras personas está mal!?, bueno, incluso en la nuestra está mal—habló para si mismo y luego me miró con el entrecejo ceñido.

El tipo era endemoniadamente un adonis. Sus ojos avellana me hicieron sentir intimidada, tenía una mirada apacible pero autoritaria, él sabía perfectamente lo bueno que estaba.
Su camisa blanca de seda dejaba ver sus clavículas mientras que aquellos pantalones ajustados de color negro me hicieron mirar lo regordete que era su trasero. Me anduve por las ramas en cientos de escenarios que prefería guardarme para mí misma porque eran atrevidos, aunque él quizá ya estaría acostumbrado a que las chicas saltaran sobre él en cuanto le vieran. ¡Que puto privilegio tenerlo a la vista!

—Lo lamento, Tteokbokki suele arreglárselas todo el tiempo para escapar, en particular le gusta la pasta italiana que cocinan aquí los viernes—me miró apenado y yo sentí que mis mejillas se tornaron de un bermejo medianamente perceptible.

—¿Su nombre es Tteokbokki?—oculté mi sonrisa en una mueca apretando los labios.

—Era el favorito de mi abuelo, y a los diez años parecía increíble—se rascó la mejilla incómodo y me pareció adorable. Inmundamente adorable.

—Lo sigue siendo—me encogí de hombros desinteresadamente mientras él asentía a manera de agradecimiento.

—Sé que va a sonar incómodo, pero, ¿no te parece demasiado exagerado salir vestida así?, es decir, sé que el verano hace que se sienta como el infierno pero...

—Me he quedado afuera porque Ttaekbokki ha venido a comerse las sobras de la pasta italiana de ayer. Lo he visto por la ventana y no me pude resistir a dejarlo irse sin saber a donde—viré los ojos y me crucé de brazos ofendida—. Prácticamente es culpa tuya.

—¿Ha sido culpa mía que te quedes afuera?, tú eres quien debió traer las llaves consigo—enarcó las cejas burlón.

—Debiste sostener bien su correa—lo señalé a la defensiva.

—Te he dicho que es astuto—frunció los labios—. Vivo a una calle de aquí, puedo prestarte algo de ropa si lo quieres.

—Es lo menos que puedes hacer—solté a regañadientes.

—¿Cuál es tu nombre patitos?—avanzó lentamente.

—¿Patitos?—fruncí el ceño con desdén.

—Tu bata de baño es de patitos. Aunque creo que te irían mejor las ranas.

—Esto ni siquiera es mío, es de el chico que vive con mi hermano. La he tomado para salir...

—A cuidar de Tteokbokki, sí, ya lo he escuchado—se burló descaradamente—. Entonces, ¿cómo te llamas?

—Eunji.

—Éxito en la vida...—desapareció los ojos en una sonrisa gigantesca— Soy Jimin.

Estaba haciendo todo lo contrario de lo que me había dicho mi madre: No toques a los perros en la calle, no hables con desconocidos, no vayas con nadie que recién conozcas a su casa.
Pero es que Jimin era tan guapo como agradable, habíamos hecho click en cuanto puse un pie dentro de su casa. Vivía con un amigo suyo que adoraba el arte, y yo me había quedado maravillada con cada trazo plasmado que había en cada rincón de las paredes.
Incluso el espacio que el azabache había adaptado para poder bailar me parecía excepcional.
Park Jimin era aventurado, iba en contra de todo lo que objetara alguna negativa sobre sus sueños, y me encantaba, se sentía como si le conociera de hace años. Un texto me había bastado para que Yoon me diera mi espacio y cancelara la tonta fiesta de bienvenida que no pedí.

El tiempo pasó tan rápido que ni siquiera fui capaz de notar que ya era media noche, necesitaba volver a casa antes de que las cosas tomaran densidad.

—Tteokbokki me había hecho conocer muchas personas en esta ciudad, pero ni una ha sido tan particular como tú. Es agradable.

—¿Estás llamándome rara?—achiné los ojos.

—Yo preferiría única.

—Es un sinónimo de rara—arrugué la nariz y el negó inocentemente—. Esto ha sido divertido, Jimin. Pero tengo que volver.

—Te llevaré—se levantó del escalón frente a su casa y me tendió la mano para ayudarme.

—No deberías dejar que ttaekbokki coma demasiada pasta, puede enfermarse.

—Lo sé, por eso su día de visita al veterinario es los sábados. Estoy empezando a creer que la pasta sabe malditamente bien para que mi perro sea un adicto a ella.

—Créeme que lo es, Yoongi es un puto genio para la cocina también. Ven a cenar el próximo viernes. 

—¿En serio?—seguimos avanzando.

—Dudo mucho que a Yoongi le moleste, en realidad me parece que estará feliz de que haya hecho un amigo porque piensa que soy una marginada social.

—Eres demasiado bonita para eso, ¿no te parece?—se detuvo frente a la puerta.

—Eso mismo he pensado yo—admití orgullosa.

—Tsk—rechistó la lengua—, egocéntrica de mierda—solté una risa a la par suya.

—¿Eunji?—Jungkook abrió la puerta restregándose los ojos y me sentí avergonzada de haberle despertado.

—Ah, siento haberte despertado—me disculpé torpemente—. Puedes volver a dormir—sostuve la puerta impulsando al castaño a regresar.

Jungkook era bastante malo para ocultar sus sentimientos, por ejemplo como esa noche. Jimin le había causado tanta curiosidad que ni siquiera fue capaz de disimular que estaba estudiando su persona de pies a cabeza. Fue en retroceso sin dejar de mirarlo y por esa misma razón tuve que ponerme de pie frente al espacio que había dejado entre la puerta y el marco de la misma. 

*Jimin ha dicho "éxito en la vida" porque Eunji tiene el significado de "bastante éxito en la vida.
No se olviden de votaaaaaaaar.

SARANGHAEEEEEEEEEEEEE 💖

sᴡɪɴɢ|ᴊ.ᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora