catorce.

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m.ji

En cuánto Taehyung puso las manos en el volante, mi lado religioso salió a flote. Si había algo para lo que él no era bueno en lo absoluto era para lidiar con los pedales y la palanca de velocidades al mismo tiempo. Jimin había dejado sus sesiones de enseñanza a medias y ahora que éramos hermanos y compañeros de piso me sentía con la absoluta obligación de tratar de ponerlo al corriente. Lo cierto era que yo tampoco era muy buena con los autos.

—Soy un asco—piso el freno provocando que el cinturón de seguridad me regresara de golpe. 

—La verdad que sí—me sobé el cuello.

—Jimin habría dicho: 《Sólo necesitas práctica TeTe》.

—La verdad que sí, pero sólo necesitas práctica TeTe—corregí.

—Odiosa—arrugó la nariz y volvió a ponerse en marcha—. Oye, Ji...—golpeó el volante con las yemas de los dedos y se aclaró la garganta— ¿qué piensas sobre hacer caridad?

—¿Caridad como donar dinero por mérito propio?, ¿o simplemente por la presión de un círculo social?

—Como algo que haces porque te brota del corazón, algo que te hace sentir que perteneces a algún lugar al fin.

—Creo que es genial, entonces—sentí el cambio de la velocidad con menos brusquedad.

Tenía en mente lo que realmente quería decir. Jimin había dejado unos muchos de miles en su cuenta de banco, eran una parte de la herencia de su abuelo. Y como único adquisidor estaba Taehyung. Era como si él supiera que moriría joven y que las cosas probablemente serían demasiado difíciles para las personas a su alrededor. Sus instrucciones fueron explícitas y tempranas. Yo tenía mucha idea de lo que podríamos lograr con tanto dinero, pero tampoco era algo demasiado centrado. Además, no eran mis miles.

—Quiero hacer eso, con el dinero que Jimin dejó. Él me pidió que lo gastara en algo productivo como material para mis creaciones, pero creo que sería genial que colocáramos un pequeño centro recreativo. He estado mirando alrededor de algunas casas hogar...y me parece que hay demasiado talento ahí para dejar que se pierda.

—Hagámoslo.

—¿En serio?—volvió a frenar repentinamente—, ¿no te parece demasiado arriesgado?

—Lo único que me lo parece es que frenes así—viré los ojos y él sólo terminó por abrazarme con fuerza.

Taehyung era tan dulce y considerado con las personas que jamás podría volver a pensar en alejarme de él sólo porque me recordaba a Jimin. Habíamos formado nuestro propio lazo ahora y nada más haría que se rompiera.

—¿Qué hacemos ahora?, ¿comprar un edificio?

—Tengo una idea de lo que podemos hacer para empezar, y no es precisamente despilfarrar el dinero como maniáticos.

Di por terminada la lección y nos llevé a ambos hasta la casa de Yoongi, me había enviado un texto por la mañana para decirme que después de las clases se juntarían todos para comer platillos caseros hechos por Jin. Todos estarían ahí, y era una oportunidad increíble para conseguir lo que necesitábamos. Tomé aire y lo dejé salir cuando coloqué la llave sobre el picaporte.

sᴡɪɴɢ|ᴊ.ᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora