diecisiete.

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Mi padre decía que la primera vez que te enamoras te cambia la vida para siempre, y por más que lo intentes, jamás lograrás borrar ese sentimiento tan profundo. Esa chica fue tu primer amor, y hagas lo que hagas, siempre estará presente en tu corazón.

—El diario de Noah. 

j.jk

Eunji tenía todo el derecho del mundo al estar furiosa conmigo, prácticamente desaparecí de la faz de la tierra durante cuatro años.
Papá había sido bastante duro conmigo aún cuando sabía que yo estaba sufriendo. Fue muy difícil para mí acoplarme a esa mierda de sacrificar el amor por el amor. No podía estar con ella, él no iba a dejarme hacer mi santa voluntad. Decía que le preocupaba mi bienestar, pero sólo había venido a joderme más la existencia. Nunca podría perdonárselo.
Aún así, ella tenía que darme algo de su tiempo para poder explicarme.

—Lo siento señor, pero no puedo permitirle el acceso—el hombre con uniforme verde colocó la mano considerablemente lejos de mi pecho y me miró algo avergonzado.

—Perdone, pero...¿tiene usted idea de quién soy yo?—fruncí el ceño ofendido.

—Absolutamente, sí. Pero está usando unas de esas—fijó la vista en las converse negras sobre mis pies y luego la devolvió al cartel junto a las puertas. Estaba claro, nadie que estuviera usando zapatillas de ese tipo podría poner un pie dentro de la galería, fantástico.

—Entonces tómelas—me desaté los cordones y las dejé junto a las puerta—. Volveré por ellas en cuánto termine de ver...

—¿Dice usted que va a entrar ahí descalzado?—enarcó las cejas incrédulo—. He conocido muchos fanáticos locos en estos años, pero usted es...el primero en abandonar hasta los zapatos.

—Sí, exactamente eso—me encogí de hombros risueño y me adentré antes de que pudiera decirme que tampoco podía entrar descalzo.

Mis ojos fueron directamente hasta la última pintura de la habitación. Los colores se me subieron al rostro y me sofoqué. Era yo, el hombre desnudo y con flores brotando alrededor de toda su anatomía, era nada más y nada menos que yo. Mi lunar sobre la ingle y esa cicatriz de mi caída en la bicicleta a los 10 años decía que absolutamente se trataba de mí. ¿Cómo se había atrevido a usarme de modelo?; en todos los años en los que visité sus exposiciones, jamás me había mostrado. Y aún cuando esperaba que lo hiciera, no estaba exactamente pensando en aparecer desnudo frente a los ojos de cientos de personas.

—Esto es...inaceptable.

—Esto es...increíble.

No pude evitar mirar con desdén al chico detrás de mí. ¿Porqué le parecería increíble ver a alguien desnudo lleno de flores?, es decir, era realmente hermosa y expresaba mucho, pero esa pintura tenía prácticamente mi nombre en ella. Y me incomodaba más de lo que debería. Casi pedí hablar con el manager a cargo pero fue entonces cuando la vi. Al otro lado de la sala blanca, llevaba un ligero vestido rojo de lunares que hacía un contraste perfecto con las zapatillas blancas de agujeta. El cabello ya no le caía detrás de los hombros, sino sobre ellos. Me gustaba, pero lucía totalmente distinta a como la recordaba. Era la segunda vez que me hacía sentir como si estuviera viendo a una extraña, y no quería pasar por lo mismo de nuevo. Quería hacerlo bien esta vez.

Ser capaz de especificar lo que estaba sintiendo habría sido una interrogante gigantesca. Podía escuchar la presión sanguínea en mi cabeza y la cosquilla en mi abdomen no me dejaba en paz. El calambre de amor me llegó hasta las puntas de los pies, amaba tanto a esa chica.

sᴡɪɴɢ|ᴊ.ᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora