doce.

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m.ji

Las ruedas viejas de la bicicleta rodaron por el pavimento con menos trabajo del que pensé. Hacía años que no andaba en ella, le había dicho a Yoongi que se deshiciera de ella cuando me mudé de vuelta pero por alguna razón él sólo la limpió y la dejó junto a la suya. 
Ni siquiera había viento, sólo el que yo misma producía con el movimiento. Giré sobre la esquina y abandoné la bicicleta en el césped. Mis ojos viajaron hasta la segunda ventana de la planta alta para asegurarme de que Taehyung seguía despierto pero lo único que vi fue el reflejo de la chimenea en el ventanal de abajo.
Llamé a la puerta sin pensar en otra cosa que no fuera asegurarme de que estaba bien. El ladrido de Tteokbokki se escuchó tan fuerte que sentí ganas de llorar, todo me recordaba a Jimin. No quería dejarlo ir todavía...

—Ya voy amigo, tranquilo—escuché la voz detrás de la puerta y esperé inquieta. El castaño tenía el cabello desordenado igual que la camisa mal puesta. Sus ojos tenían pequeñas bolsas grises debajo y estaban tan hinchados como el día del funeral.

Me estudió con la mirada y suspiró aún sin tener expresión. El perro en cambio, saltó sobre mí y casi ronroneó como un gato amoroso. Todo eso parecía más triste de lo que ya era.

—¿Puedo mudarme aquí?—me quedé quieta esperando a que me respondiera.

—Eunji, son las 3:00 de la mañana...

—Lo sé—respondí con obviedad.

—Ni siquiera me has dirigido la palabra desde el servicio funerario; prácticamente desapareciste, ¿pero vienes a mi casa en medio de la madrugada a pedirme que te deje mudarte?, ¿estás drogada otra vez?—juntó las cejas.

—Ahora sólo fumo cigarrillos—me defendí tratando de no parecer una loca—. Yo... no era capaz de mirarte, todo parece culpa mía. Si yo no hubiera hecho un desastre aquel día del hotel, probablemente no hubiera venido a quedarme aquí, y Jimin no estaría pensando en confesarse así...pienso que...quizá nadie estaría en esta situación de no haber sido por mí. Pero me siento como si no perteneciera a ningún lado más que aquí.

—Yo descubrí lo del hotel, en todo caso sería mi culpa—tomó aire—, pero no es la de nadie. Sólo, necesitas entender que así es la vida...

Parecía un mal chiste, todo lo que yo quería era sentirme segura otra vez. Yoongi se esforzaba pero él no conocía a Jimin más allá de un par de cervezas y conversaciones vagas sobre el clima o algún partido de fútbol. No necesitaba a alguien que me diera ánimos, necesitaba a alguien que me golpeara incluso si era necesario para que yo fuera capaz de aceptar mi realidad. Estaba aferrada a Jimin sólo porque él me quería tanto como yo había querido a Jungkook desde que éramos niños, me sentía culpable porque nadie había tenido mi amor de una manera tan genuina más que él. Y yo no pude ni siquiera intentar dársela a Jimin porque murió. Lo único que iba a servirme era alejarme de Jungkook y de su amor, por el momento yo sólo necesitaba estar en un lugar en el que entendieran lo mucho que dolía mi corazón y lo enmarañada que estaba mi cabeza.
No quería arruinar a Jeongguk y a Yoongi también porque no se merecían desperdiciar el tiempo con alguien como yo. 

—Lamento venir a esta hora—entré mirando alrededor como si estuviera buscando a alguien—, últimamente siento que todo debo hacerlo rápido o la idea no deja de dar vueltas en mi cabeza y comienza a volverme loca.

—Me sucede también—giré la vista sobre la moqueta llena de cuadernos y colores. Había una manta y un cojín del sofá a una distancia considerable para recargar la cabeza.
Todo lo demás seguía intacto, como Jimin lo había dejado. Sus zapatos no habían abandonado el costado de la puerta y los abrigos seguían en el perchero. Parecía no haberse ido.
Incluso las llaves y su billetera estaban sobre la mesa de centro, Taehyung parecía estar consciente de lo que había sucedido, pero también parecía estar conservando algo de esperanza en medio del luto. No supe que decir, me sentía tan triste como él—. Espero a que vuelva sobre las 9:30...miro el reloj hasta que recuerdo que no volverá más. Yo preparo dos almuerzos por la mañana y me apresuro a ducharme porque no quiero terminarme el agua caliente para él...yo extraño a Jimin, y me duele aún más porque no voy a volver a verlo jamás. Eso es lo único que tengo seguro.

Para ese entonces sus lágrimas ya habían rodado por sus mejillas. Lucía como Yoongi cuando mamá se marchó. Indefenso y torpe hasta cierto punto. Como alguien que no puede hacer nada más por sí mismo que llorar y tratar de vivir con el vacío. La única diferencia era que por Taehyung, más que sentir lástima como lo hice con Yoongi en ese entonces, sentía empatía. Yo también esperaba un texto sobre las 9:30 diciendo que había llegado a casa a salvo después de la práctica.
Miraba por la ventana a las 7:00 am en punto esperanzada a verle corriendo con Tteokbokki.
La sinceridad de Taehyung estabilizaba mis nervios, era alguien que tenía claro lo que sucedía pero también estaba hundido. Ambos teníamos un agujero en el alma.

—Lo siento mucho—lo estrujé entre mis brazos—, realmente siento mucho tu pérdida.

—La habitación al final del corredor—se limpió las lágrimas con las mangas de la camisa—, necesita algo de pintura y ventilación pero creo que estarás bien.

—Gracias.

El peligris no me dijo más, se pasó todo lo que quedó de la madrugada sollozando en mi regazo mientras yo le acariciaba el cabello. Era difícil verle así, nosotros nos habíamos vuelto cercanos en poco tiempo, y esperaría tener noción de como reaccionar ante la tristeza de mi amigo. Lo cierto es que me sentía como si hubiera perdido el control sobre todo desde que volví a Seúl, no era nadie más que yo y mi tonta cabeza. Tampoco pude dormir esa madrugada, estaba ansiosa y preocupada por los sentimientos de Yoongi cuando le dijera que iba a mudarme. Él quería cuidar de mí, pero yo no quería ser una carga.
Me levanté antes de que Taehyung abriera los ojos y anduve en la bicicleta de vuelta a la casa, no parecía que Jungkook estuviera despierto y eso me hizo sentir más relajada de tener que enfrentarme sólo a mi hermano, porque si Jungkook me lo pidiera, no sería capaz de huir de él.

Subí las escaleras llena de incertidumbre y asomé el rostro sobre el pequeño espacio que dejó entre la puerta y el marco. Yoongi estaba sentado sobre el escritorio mientras miraba en dirección a la ventana, parecía más perturbado que yo y me hacía sentir todavía peor que yo tuviera que ver en la desestabilidad emocional de todo el mundo a mi alrededor.
Llamé a la puerta sólo dos veces antes de que se girara, su rostro se volvió un completo caos en cuanto me vio y fue incapaz de disimular su conmoción poniéndose de pie exaltado.

—¿Qué pasa?—se acercó a mí para asegurarse de que estaba bien. Como cuando éramos niños.

—¿Puedo sentarme?—asintió y volvió a tomar su lugar para esperar a que me colocara al frente—, me gusta cuando llevas el cabello a los lados, luces como cuando éramos más pequeños y papá te obligaba a peinarte para ir a las clases de piano—le sonreí pero él parecía estar demasiado consternado.

—Vas a irte...—me miró lleno de resentimiento— La última vez que escuché un cumplido tuyo tomaste un tren y no volviste en seis años.

—Estaré a unas cuadras de aquí.

—¿Es Jungkook el problema?, porque de ser así, puedo pedirle que se vaya. Es decir, él es mi mejor amigo pero tú eres mi hermana...

—Lo amas tanto como a mí. No durarías ni una semana sin él, y tampoco pretendo que lo intentes.

—Pero...

—No estoy bien, cada vez que cierro los ojos veo a Jimin. Es en lo único que pienso, todo el día, todo el puto tiempo. La vida no va a detenerse por él, eso ya lo sé. Pero lo único que quiero es estar triste a solas, quiero que dejen de mirarme como si sintieran pena por mí. Porque no soy una carga con la que debes lidiar sólo porque soy de tu familia. Necesitas hacer tu vida y dejar de tratar de salvarme de mi misma cuando ni siquiera yo he sido capaz de hacerlo.
Déjame tocar el fondo, es todo lo que necesito.

—Eres mi mejor amiga, además de ser mi hermana también eres la única chica en la que confío. Porque me conoces, entiendes lo que siento sin necesidad de tener que darle vueltas y vueltas al asunto, quisiera estar en tu lugar para que no sufras más. Estaría dispuesto a ello...—suspiró— Pero en vista de que es imposible, y eso es lo que quieres, lo entenderé. Lo único que te pido es que me llames, y que vengas aquí si algo te sucede. No importa la mierda en la que estés metida, Eunji. Soy tu hermano mayor, nací dos minutos antes que tú y eso me deja a cargo para toda la vida.

sᴡɪɴɢ|ᴊ.ᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora