siete.

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j.jk

Perdí la cuenta de la cantidad de veces en las que pensé en negarme, perdí incluso la razón para pensar en lo que mis acciones traerían después, lo perdí todo cuando toqué sus labios. Sabía que estaba verdaderamente mal, porque yo tenía novia y me remordía la conciencia saber que Park estaba hundido en el prematuro enamoramiento que sentía por Eunji. 
Terminé quedándome a escuchar en cuanto la palabra "Ji" le salió de esa sucia boca que tenía y  no pude moverme de mi lugar, la curiosidad me picó los ojos y terminé escondiéndome detrás del enorme pilar que dividía el edificio de artes visuales con el de artes escénicas.

"Me gusta más para charlar que para follar, digo, no descartó la posibilidad. Pero Min es un impar".

Por supuesto que ella era única, esa chica no tendría ni una pizca de afín con alguien más, ni siquiera con Yoongi que era su mellizo. Y dudaba mucho que ella verdaderamente fuera a fijarse en alguien como él por el simple hecho de ser lo que eran, pero aún así me sentí desesperado por apartar a Jimin a como diera lugar.

No pude soltarla, ni siquiera cuando se apartó gracias a la molesta voz de Jin. Afiancé mucho más el agarre y me perdí en los tonos agrisados que destellaban sus ojos; algunas veces parecían totalmente verdes y otras tantas se veían así, abstractos y mucho más jodidamente hermosos de lo que ya eran. Entonces me fajé los pantalones y me levanté para arrastrarla fuera, estaba hundido hasta el cuello y completamente enamorado del sabor de su boca.

La calle medio vacía y la limitante de sonido gracias a las puertas y ventanas cerradas de la propiedad lo hacían todo un poco más histriónico. Abrí la puerta del maverick y la empujé dentro sin acertar ni una sola cosa dentro de mi campo pensante.
No sé hasta donde conduje ni cuanto tiempo lo hice, yo simplemente me sumergí en el golpeteo de sus yemas sobre la piel descubierta de sus muslos y lo delicioso que olía mi auto gracias a su aroma.
Aparqué de momento y suspiré frustrado, ¿qué carajo se suponía que estaba haciendo?, así no era yo.

—Jungkook...—me llamó nerviosa, se veía como aquella niña de coletas altas y vestidos aniñados, se veía como mi Eunji.

—Ellos dijeron que nada de lo que hagamos esta noche, va a salir de aquí.

—Ya estamos fuera de la casa, por si no lo habías notado—respondió perpleja—...y no creo que sea buena idea—se mordió los labios inquieta y alisó con las palmas aquella falda que me hizo querer curiosear por lo que había debajo desde que la vi.

—Necesitaba sacarnos de ahí—suspiré y me rasqué sobre la mejilla lleno de incomodidad—. ¿Vas a decirme que nunca has escapado con un chico para estar a solas?—ella negó—. Entonces...sólo, déjame besarte una vez más...sólo una.

Y heme ahí, implorando por algo de contacto, como si hubiera sido envenenado y ella tuviera el antídoto.

—Sólo uno, ¿bien?—titubeó antes de inclinarse mientras la marcha de mi corazón iba a doble tiempo.

Empujé mi cuerpo un poco más cerca suyo y me dejé llevar, no tenía ni puta idea de lo que estaba haciendo, lo único que sabía era lo mucho que necesitaba tocarla. Sus pequeñas manos se enredaron en los cabellos de mi nuca y gemí de placer cuando sentí su lengua sobre la mía.
Mi mano subió hasta su pierna sin haber pensado en hacerlo, la piel era tan suave, y el tacto era mucho más libre gracias a la abertura de su falda. Misma que había detestado en cuanto la vi bajar las escaleras, ni siquiera pude disfrutar el desayuno.

Subí y bajé mi mano entre besos y la molestia dentro de mis pantalones se hizo un poco más aguda cuando mis dedos acariciaron el encaje de aquellas bonitas bragas, porque no las había visto pero estaba malditamente seguro de que se veían tan calientes como el infierno.
Entonces, Eunji subió sobre el asiento y asaltó mi lugar colocando las piernas a los costados de las mías, era considerablemente pequeña, pero sus trasero se sentía tan bien que no pude permitirme reprimirme, llevé las manos para estrujar y gimió sobre mi oído para que yo me sintiera como el tipo más afortunado de la constelación. Estás acabado, imbécil.

—Eunji...—susurré entre besos—tócame—. Y no tardó ni un segundo, deslizó la mano debajo de mi playera y sentí que me estaba incendiando, hasta que sus ágiles dedos se encontraron con el botón de mis pantalones, fue ahí cuando me congelé.

Sus traviesos ojos me perforaron el cráneo, lograron que mi cerebro explotara de placer ante la imagen de su boca hinchada y las mejillas de un bermejo discreto, todo eso acompañado de su respiración jadeante retumbando en mis oídos. Podría correrme sólo con mirarle.

—¿Te gusta así?—sus dedos acariciaron debajo de mi ropa interior y yo asentí frenéticamente para luego echar la cabeza atrás, me sentía como si me fuera a morir.

Llevé la mano al costado del asiento y empujé la palanca para reclinar el asiento. Lo que fuera me importaba una jodida mierda, ya habría tiempo para pensar en las consecuencias de mis actos. Yo tenía planeado follarme a Eunji por cada rincón del planeta en una sola noche, porque ya no habría otra oportunidad como esa, en la que yo tuviera la astucia de hacerla ser así de sumisa.

Coloqué mis palmas en la tela de su blusa y la subí sobre el sujetador, no sabía que se podía estar más excitado que excitado. Usaba un bordado de flores negras sobre la tela transparente, y no era precisamente para cubrir lo que debería. Se mordió el labio inferior y me dejó acariciarla de la manera que me viniera en gana, sus bragas estaban empapadas, igual que su mano gracias al movimiento que mantuvo sobre mi pene. 
Ojalá pudiera tenerla así de sumisa durante más tiempo.

Sonreí mojigato y empujé la tela debajo de su falda sin restricción, sólo pedí permiso con la mirada. Me mantuve quieto hasta que asintió lentamente y separó más las piernas.

—¿Tú...?

—Pastillas anticonceptivas—soltó ávidamente.

Y eso me bastó para empujarme. La gloria estaba entre las piernas de Min Eunji, y también el infierno.

Se sostuvo de mis hombros con tanta fuerza que me hizo pensar que algo estaba mal, y por supuesto que lo estaba, nosotros estábamos follando en el asiento delantero de mi auto mientras mi novia dormía en su habitación como un bebé y Park probablemente estaba pensando en como declararse sin lucir desesperado.
Me mantuve neutral, llevé el vaivén de sus caderas con calma y me adueñé de cada partícula en sus labios sin delimitación.

—Jungkook...—suspiró—más rápido.

No es mi primera vez escribiendo algo como esto, pero algunas veces siento que no soy muy buena para redactarlo como tal. Así que si encuentran algo que no les convenza no duden en expresarlo.
Les amo, aquí en México son las 9:42 pm así que diré: ¡Buenas noches!

Por cierto, me encantaría saber qué opinan respecto a la situación de la YG y que otros grupos escuchan además de BTS, no tiene que se KPOP necesariamente.

—Este capítulo fue escrito gracias al disco 'amo' de Bring Me The Horizon—

sᴡɪɴɢ|ᴊ.ᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora