veinte.

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m.ji

—¿Qué estás haciendo?—dejé mis zapatillas en el anaquel y miré alrededor.

La casa estaba hecha un desastre, Taehyung parecía estar mudándose. Algunas de sus camisas estaban sobre el sofá principal y sus libros sobresalían de su lado del librero. Lo que era más extraño todavía era que estaba tiñéndose el cabello, llevaba los guantes azules de un negro intenso. Sonrió de lado a lado pero no respondió mi pregunta.

—¿Se lo dijiste o no?, ¿están juntos ahora?—me miró impaciente y particularmente sobre emocionado. Estaba decepcionado, y se sentía bastante mal verle la tristeza brotando del cuerpo. Era mi chico, pero no en ese contexto.

—Sí. Ha sido bastante cursi y empalagoso.

—¡Pero si pensé que no tenías corazón!—arrugó la nariz y me mostró su lengua.

—Ah, cierra la boca. No volveré a dejarte dormir en mi habitación después de una noche de películas.

—En todo caso, puedo convencer a Jungkook de venir a la mía. Dudo mucho que me quiera en medio de un colchón contigo.

—De cualquier forma, no estamos pensando en formalizarlo tan repentinamente. Es decir, no vamos a casarnos mañana mismo.

—Yo lo haría, si fuera él—suspiró risueño—, joder...me casaría contigo esta misma noche si fuera posible.

Nunca iba a poder explicarle a nadie la conexión tan intensa que hicieron nuestros corazones. Taehyung era un ser humano extraordinario. Nadie podría ser capaz de entender todo el amor y gratitud que cabía en esa esbelta y perfecta anatomía. Cuidó de mí cuando nadie más supo como hacerlo, me buscó cuando estuve perdida y me quiso aún sabiendo quien era yo. Lo cierto es que uno no elige a quien amar, lo mío con Jungkook era muy diferente. Yo podría vivir sin Jungkook sabiendo que él era feliz sin mí, pero no me atrevería nunca a dejar a Taehyung vivir feliz sin mí. Era extraño, no porque mi amor por Jeongguk pendiera de un hilo, si no porque era tan grande que podría sacrificar mi felicidad para dársela a él. Y el azabache, yo sería demasiado miserable sin él. Aún así no quería esa clase de estira y afloja. Vivir y dejar vivir. Sólo eso. Taehyung era mi alma gemela, pero lo que a mí me hacía falta era un corazón.

—Yo... soy realmente mala con esto sobre expresarme a veces, tú lo sabes...pero, nunca podría hacerte algo así. Permitirte estar conmigo mientras trato de acoplarme a tu amor sería bastante triste para ambos. Ya sabes, te estaría privando de conseguir un amor sincero. No deberías de ser la opción, necesitas ser la única alternativa para llevar a cabo el plan.

—Entiendo esto, Ji—tomó aire—. Yo te amo y tu amas a alguien más, eso no significa que seas una mala persona, si no todo lo contrario. Eres capaz de hacer que los demás te amen por quien eres, aún sin importar como has vivido ni lo que has hecho. Y estaría mintiendo si no dijera que eso me hace sentir tremendamente afortunado. Que me hayas encontrado entre estas miles de personas en el mundo, y me hayas permitido amarte, joder, eso es haber ganado incluso si estoy perdiendo.

Traté de detener mis lágrimas mordiéndome el interior de la mejilla, pero no me funcionó demasiado. Uní las piezas, la razón del desastre en el salón, haberse teñido el cabello. Tete se estaba yendo.

—Vas a irte...—me limpié los ojos.

—No puedo quedarme aquí. Incluso si estoy tratando de no suplicarte que me elijas, nada más te veo lo pienso y me insisto. Me abofeteo mentalmente para no rendirme, es bastante agotador. Además, Italia necesita algo de talento, el que tenían hace seis meses, volvió la semana anterior.

—Prométeme que encontrarás a alguien más, y tendrás una buena vida. Sin importar lo que otros piensen ni lo difícil que parezca, tú vas a encontrar tu corazón en alguien más y lo tomarás.

sᴡɪɴɢ|ᴊ.ᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora