estaba mejor. Me contestaron, como siempre en estos casos, que me volviera a la cama
y que si no tendría que ir al colegio por la tarde. Dije que iría de buena gana al colegio.
Ya tenía trazado un plan.
Sin dinero no podía presentarme a Kromer. Tenía que hacerme con la hucha, que al
fin y al cabo me pertenecía. No contenía dinero suficiente, eso ya lo sabía; pero algo era,
y un presentimiento me decía que mejor era eso que nada y que así Kromer se
apaciguaría.
Tuve una sensación malísima al entrar en calcetines en el cuarto de mi madre para
sacar la hucha de su escritorio. Pero no era una sensación tan insoportable como la de
ayer. Los latidos del corazón casi me ahogaban, y no me fue mejor cuando descubrí en
el zaguán que la hucha estaba cerrada. Era fácil abrirla: sólo había que romper una fina
rejilla de hojalata; pero me dolió hacerlo porque con ese acto había cometido realmente
un robo. Hasta ahora sólo había goloseado terrones de azúcar y fruta. Esto, sin
embargo, era robar, aunque fuera mi dinero. Me di cuenta de que había dado un paso
más hacia Kromer y su mundo, de que iba poco a poco cuesta abajo, pero me obstiné en
ello. ¡Al diablo todo! Ahora no podía volverme atrás. Conté el dinero con miedo. En la
hucha hacía mucho ruido, pero ahora en la mano era una miseria: 65 céntimos. Escondí
la hucha bajo la escalera y con el dinero en la mano salí de la casa, con una sensación
totalmente nueva... Arriba alguien me llamaba, o eso me pareció; eché a andar de prisa.
Aún tenía mucho tiempo por delante y fui dando rodeos por las callejas de una ciudad
transformada, bajo nubes nunca vistas, ante edificios que me observaban y entre
personas que sospechaban de mí. En el camino me acordé de que un compañero mío
había encontrado un día un táler en el mercado de ganado. De buena gana hubiera
rezado para que Dios hiciera un milagro y me permitiera un descubrimiento así. Pero yo
no tenía derecho a rezar. Además, eso no hubiera arreglado la hucha rota.
Franz Kromer me vio venir de lejos, pero se acercó lentamente y como si no me
viera. Cuando llegó a mime hizo un gesto para que le siguiera, bajó por la Strohgasse,
cruzó el puente y siguió caminando hasta que se detuvo cerca de un edificio en
construcción, ya en las afueras. Nadie estaba trabajando en la obra; los muros se
levantaban desnudos, sin ventanas ni puertas. Kromer echó un vistazo a su alrededor y
entró por una puerta. Yo le seguí. Se paró detrás de un muro, me llamó y tendió la
mano.
-¿Qué, lo traes? -preguntó fríamente.
Saqué el puño del bolsillo y dejé caer mi dinero en la palma de su mano. Antes de
que hubiera caído la última moneda, ya lo había contado.
-Son sesenta y cinco céntimos -dijo, y me miró.
-Sí -contesté tímidamente-. Es todo lo que tengo; no es bastante, ya lo sé. Pero es
todo. No tengo más.
-Te creía más listo -me replicó casi con bondad-. Entre hombres de honor tiene que
haber orden. No quiero aceptar nada de ti que no sea justo, tú lo sabes. ¡Toma tus
perras! El otro, ya sabes quién, no intentará regatear conmigo. Ese paga.
-¡Pero no tengo más! Son todos mis ahorros.
-Eso es cosa tuya. Pero vamos, no quiero hacerte daño. Me debes aún un marco y
treinta y cinco céntimos. ¿Cuándo me los vas a dar?
-Los tendrás, Kromer. ¡Seguro! Aún no sé cuándo, pero quizá tenga pronto dinero,
mañana o pasado. Comprenderás que no puedo decírselo a mi padre.
-A mí eso no me importa. Pero ya sabes que no quiero hacerte daño. Yo podía tener
ese dinero antes del mediodía, y ya sabes que soy pobre. Tú tienes trajes bonitos y te
dan mejor comida que a mí. Pero no voy a decir nada. Esperaré un poco. Pasado
mañana te llamaré por la tarde, y me lo traes. ¿Conoces bien mi silbido? Me silbó una
señal que ya había oído muchas veces.
-Sí -dije-, ya sé.
Se marchó como si yo no tuviera nada que ver con él. Aquello había sido un negocio y
nada más.
Hoy todavía me asustaría el silbido de Kromer si lo oyera inesperadamente. Desde
aquel día lo tuve que escuchar muchas veces; me daba la impresión de oírlo
constantemente, sin cesar. No había lugar, juego, trabajo o pensamiento adonde no
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DEMIAN
Spiritualxd no jusgar...aqui en este libro pieden sacar un monton de teorias!!! la verdad son muchas paginas..tiene que ver con BTS...pero igual si no te gusta bts talvez te pueda llamar la atencion ya aue habla de los dos mundos(cielo e infierno)..espero qu...