IV.

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La casa de Clarisa era bastante grande y lujosa, Tom  se sorprendió pues una pintora no ganaba tan bien como para comprar o incluso rentar una propiedad así. Ella adivino sus pensamientos.

–Mi papá me la regalo cuando cumplí 18 –dijo en un susurro. Con un ademán lo invito a sentarse a la sala. Ella se sentó a su lado.

¿Quién regalaría una casa de este estilo a una joven de apenas 18 años? Definitivamente su padre tenía dinero –pensó Tom. Ella pareció leer sus pensamientos de nuevo.

–Es una persona muy importante, tal vez hayas oído hablar de él. Es Leonid Silvertone.

– ¿Leonid Silvertone? ¿El famoso empresario?

–Ajá –dijo Clarisa un poco cohibida.

–Eso significa que tu mamá es la famosa escultora Darinka. ¡Vaya! –Exclamó Tom –Ahora entiendo todo.

 – ¿Y eso es?

–Entiendo porque me sacas de quicio tan fácil, eres una niña mimada – él rió pero Clarisa no, su rostro se volvió neutro, intentando ocultar una clase de emoción. –Lo siento, era una broma. A lo que me refería realmente es a que entiendo porque eres tan buena en lo que haces, toda tu familia está llena de artistas, de muy buenos artistas, tienes el ángel de tu mamá –intentó rectificar Tom.

–Gracias –dijo Clarisa entre sollozos, pues para sorpresa de Tom, ella estaba llorando de nuevo. Y él no pudo más que sentirse culpable.

–Lo siento, discúlpame si dije algo que no debía – Thomas no pudo evitarlo más y la estrecho entre sus brazos, verla así lo hacía sentir infinitamente mal. Memorizó sus palabras una y otra vez pensando en que fue lo que dijo que la hizo sentir tan mal, quería darse un golpe por tener una bocota.

–No… –Tom se quedó helado, dijo que no lo disculpaba pero… –No es tu culpa, perdóname tu a mi por semejante comportamiento –Tom se calmo y ella se limpió las mejillas con las manos –Es solo que me tiene un poco mal una noticia, la cual no deja bien parada a mi familia. Mi hermano no lo sabe y temó mucho su reacción.

– ¿Qué pasó? ¿Sucedió algo malo? ¿Tus padres están bien?

–No sé si deba contarte esto. Es decir, has sido muy amable conmigo a pesar de lo bromista que yo he sido contigo pero apenas te conozco.

Tom se sorprendió. Era verdad, apenas la conocía y él actuaba muy cariñoso y preocupado ¿por qué? ¿Cómo es que pudo olvidarse de eso?

La verdad era que ambos se sentían tan a gusto uno al lado del otro que daba la impresión que tenían mucho tiempo de conocerse, pero no. Su “relación” llevaba cosechándose apenas dos días.

–Es cierto. Tienes razón –suspiró Tom –discúlpame.

Tom escuchó algo muy parecido a una risita, giró su cara a la de Clarisa y ella trataba de reprimir una sonrisa, de nuevo el desconcierto en el rostro de Thomas.

– ¿Qué? –preguntó.

–Es que nos la hemos pasado disculpándonos uno del otro desde que llegamos –Clarisa no aguanto más y rió abiertamente.

–No veo donde está la gracia –Clarisa no paraba de reír y Tom no pudo más que hacerle segunda. Se escuchó un ehehehehe saliendo de su boca, a lo que Clarisa rió aún más.

–Ja ja ja tu risa es muy graciosa –le dijo a Tom –y contagiosa ja ja ja.

Tom paró de reír en seco y le dijo que él no era payaso de nadie e hizo una mueca como de enojo, a lo que siguió una nueva oleada de risas por parte de ambos. Un zumbido los interrumpió, era el celular de Clarisa, vio el número y la risa se le borró. No pensaba contestar así que lo dejo sonar.

– ¿No piensas contestar? –la observó con el semblante decaído, de nuevo y maldijo al celular por ser tan inoportuno, pues ya había logrado hacerla reír. Ella no contestó, se puso tensa y se aferró a él, estaba a punto de llorar.

Se aguanto y decidió hablar.

–Tengo que contar esto o explotaré, pero promete que no dirás nada, por favor –la súplica se reflejaba en sus cristalinos ojos.

–Lo prometo –exclamó sin pestañear.

Clarisa se incorporo para poder verle el rostro a Tom, un rostro que le transmitía calma.

–Tengo otro hermano –dijo temblando –medio hermano.

– ¡Oh! ¿Tu papá te lo dijo?

–No, él no lo sabe.

– ¿Cómo que él no lo sabe? Al menos debió haber pensado en tomar precauciones –se molestó Thomas.

–El hijo no es de él –no aguantó más y sus ojos se llenaron de lagrimas –es de mi mamá y de otro hombre.

Si Tom pensó que ya nada lo podía sorprender, se equivocó. No pudo decir nada.

–Mi madre –su voz era casi un susurro –ella, tuvo un amorío y de ello resulto un hijo. Ni mi hermano ni mi papá lo saben.

– ¿Y qué dice tu madre al respecto?

–Nada.

– ¿Cómo que nada? –Tom entrecerró los ojos.

–Ella no sabe que lo sé.

–Y entonces ¿quién te lo dijo?

–Damián –Tom preguntó con la mirada –Mi medio hermano. Pero eso no es todo, él me amenazó –Clarisa agacho la mirada.

– ¿Qué?

–Sí, el quiere que le de dinero o si no le dirá a mi padre y a mi hermano. Y no puedo permitirlo, no sabes cuánto ama mi papá a mí madre, no puedo permitir que una noticia así le llegue a sus oídos, ni siquiera a los de mi hermano, él la adora –sus sollozos fueron más fuertes.

– ¡Caramba Clarisa! –Explotó Tom –Si un extraño llega y te dice algo así ¿se supone que le creas? Tu familia tiene mucho dinero, cualquiera podría inventarse una historia así. Me sorprende que le creyeras, tú que eres muy inteligente…

– ¿Crees que no trate de negarlo? No lo quise creer en un principio pero me dio tantos datos, datos que nadie, te lo aseguro, nadie sabe. Y lo que termino por convencerme fueron varias fotografías que me mostró, de él con mi madre y otro señor. Las fechas casualmente coinciden con las veces que mi madre se iba a vacacionar con sus amigas y a promocionar algunas esculturas, es demasiada casualidad.

– ¿Fotografías que te mostró? ¿Te encontraste con él? ¿Cómo se te ocurre? ¿Y si te hace algo?

Clarisa lo miró extrañada, pues le estaba reclamando, era como si Thomas fuera su hermano mayor, hablaba bastante enojado y lo peor de todo fue que ese sentimiento le agrado.

–Tranquilo. Vez por qué no quiero decirle nada a nadie, mira nada más como te pusiste tú, ahora imagina como se pondrá mi padre. Y no, no lo he visto personalmente, me mandó las fotos por teléfono.

Tom la ignoró –Existe el photoshop –insistió –mira que yo lo sé.

– ¿Ah sí? ¿Y tú por qué?

Tom la ignoró de nuevo – ¿y cómo es que consiguió tu número de teléfono?

–No lo sé.

–Vez. Aquí hay gato encerrado. Es obvio que es una mentira.

–Yo no estoy tan segura y no pienso arriesgarme, así que le daré lo que me pide.

– ¿Estás loca? –el zumbido del teléfono interrumpió su discusión. Clarisa y vio el número e hizo una mueca. –Dámelo, yo contestaré por ti y lo mandaré a volar.

–No. 

Una pequeña lucha se desató por ver quién de los dos obtendría el celular. Clarisa estaba dispuesta a golpear a Thomas con tal de  que no arruinaran la felicidad de su papá y su hermano y Tom estaba dispuesto a domar a la fierecilla con tal de que nadie la lastimara, ella le interesaba más de lo que quería reconocer.

Muchas gracias por tu ayuda Fer, tu opinión es muy importante, y me ha ayudado mucho para seguir escribiendo este fic. Este capítulo es para ti :D

Bonfire Heart © [Tom Hiddleston Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora