XXIV.

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12 años antes...

La familia Silvertone se encontraba pasando el verano en la casa de campo de la familia Munro, era un lugar enorme con muchas actividades y juegos para los niños. Marius había llevado a acampar a Clarisa y a Joshua en los alrededores de la propiedad, habían escalado el terreno y andado en cuatrimotos. Hacía mucho que los hermanos no se divertían tanto, pero cuando los llevo a nadar al lago, todo cambio.

Ese día Joshua se excusó

–Hoy no tengo ganas de salir a jugar, además no me gusta el agua –dijo Joshua sin interés.

–Vamos hermanito, no será lo mismo sin ti –lo presionó la pequeña Clarisa.

– ¡Nha! Me quedaré jugando videojuegos.

–Entonces yo también me quedaré contigo –insistió la pequeña.

–Vamos Clarisa, hay que divertirnos al aire libre ¿sí? Por favor, anda –Marius trataba de convencerla, pues sin su hermano ahí, tendría justo la oportunidad que estaba buscando.

–De acuerdo, solo porque tengo muchas ganas de jugar en el agua –dijo la pequeña muy emocionada.

–Vamos a cambiarnos, te veo en el jardín en unos minutos, ¡no tardes! –le dijo Marius muy emocionado, así que le contagió el sentimiento a Clarisa.

Una vez que llegaron al jardín se fueron corriendo hacia el lago y el joven Munro dejo que ella llegara primero para tenerla contenta.

– ¡Te gané! –exclamó Clarisa emocionada.

–Bien hecho pequeña –se burló.

– ¡Oye! No seas tonto.

– ¿Tonto yo? ¡Mira! –le señaló algo con el dedo y cuando Clarisa volteó hacia arriba, distrayéndose, Marius la aventó al lago.

Clarisa ni siquiera pudo gritar, luchaba contra el agua como podía, se estaba ahogando, pataleaba una y otra vez, empezaba a sentir que se le acababa el aire. Entonces recordó que su hermano le había dicho como empezar a flotar, se calmó e hizo su intento y por un milagro o más bien por su viveza, comenzó a nadar hacia la orilla. El joven Munro ya había entrado al lago para ayudarla, pero no la alcanzó, ella ya estaba fuera del agua.

– ¡Eres un idiota! ¿Qué pasa contigo? –le dijo exasperada. Su voz ya no era la de una tierna niña, estaba muy molesta.

–Solo era una broma –dijo Marius con nerviosismo, su plan no había funcionado.

– ¿Qué? –Clarisa estaba sorprendida y si antes estaba enojada, ahora iba a explotar del coraje. Tomó una filosa piedra de la orilla del lago y se la lanzó a Marius al rostro. ¡Demonios! No le atinó. Volvió a tomar una tras otra y las lanzaba hacia él con frustración. –¡Te odio! –le gritaba con rabia.

Marius estaba en shock, nunca pensó que una pequeña tan linda y tierna reaccionaría así, estaba sangrando del pecho y aunque ella lo vio herido, lo ignoró y se fue corriendo hacia la casa.

–Clarisa espera... Eso no era lo que quería que pasara –trató de alcanzarla, pero le dolía tanto el pecho que no pudo correr. Al llegar a su casa, todos estaban desconcertados, el señor Leonid estaba molesto y discutía con su padre, la señora Darinka estaba consolando a la pequeña Clarisa, quien lo vio con ojos de amargura, seguramente por sus estúpidas ideas. La madre de Marius se lo llevó a su habitación a limpiarlo y después de eso no volvió a ver a nadie de la familia Silvertrone. Había alejado a su primer amor para siempre, su corazón se encogió y decidió no enamorarse de nuevo.

Bonfire Heart © [Tom Hiddleston Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora