XVII.

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A pesar de que Tom estaba furioso de que Marius sostenía a Clarisa del brazo, no lo demostró. Por fuera estaba bastante tranquilo. Nadie puede dudar de que él sea un excelente actor por qué tanto como Marius, como Clarisa, se sorprendieron del tono amable y pacífico que estaba usando Thomas.

–Clarisa ven conmigo –el agarre de Marius se aflojo, ella se lanzó a los brazos de Tom y se recargó en su pecho, cansada de la horrible noche que había tenido. –No vuelvas a tocarla –le dijo a Marius viéndolo directamente a los ojos, a lo que el aludido no respondió, se dio la vuelta dispuesto a irse pero antes dijo:

–Hoy no me escuchaste Clarisa, pero algún día lo harás y entenderás lo que realmente sucedió –susurró antes de alejarse.

Tom no sabía a qué se refería Marius, pero de algo estaba seguro, mientras él estuviera con Clarisa evitaría a toda costa que ella se encontrará con el hijo del Sr. Munro. Volteó la vista a ella y se veía muy mal, sus mejillas llenas de lágrimas y parecía que sus hermosos ojos habían perdido su brillo peculiar. Se veía peor que la noche anterior en su casa, cuando le confesó a Thomas que tenía un medio hermano. ¿Qué cosa habría peor que aquello?

– ¿Qué pasó Clarisa?

–Nada –sollozó.

–No parece que no haya pasado nada. ¿Te hizo algo ese tipo? –Tom no estaba seguro de querer saber, pero ella se veía tan destrozada que quería ayudarla.

–Solo me quiero ir Tom, por favor. Vámonos.

–Sí, está bien. Solo hay que… –Clarisa no lo dejó terminar.

–Nada, solo vámonos por favor.

–Bien, si te quieres ir está bien pero al menos deberías despedirte de tu hermano y tus padres, podrían preocuparse.

–Mierda, Joshua –exclamó Clarisa. No podía irse dejando a su hermano con el pendiente por segunda vez, tenía que ser fuerte y volver al menos para despedirse de él, eso implicaba actuar normal y no se creía con la fuerza necesaria para ello, su rostro estaba hecho un desastre.

–Déjame adivinar, lo que sea que haya pasado hace un momento no quieres que tu hermano lo sepa ¿cierto? –dijo Tom leyendo los pensamientos de Clarisa.

–Sí –susurró ella –pero... no creo tener la fuerza necesaria. Es decir mírame Tom, soy un desastre. Solo con verme sabrá que algo paso.

Tom rió. –Pues en eso tienes razón. Mírate nada más Clarisa Silvertone, eres un desastre nacional, que digo nacional, mundial –eso la hizo sonreír por un momento pero su rostro volvió a verse turbado. –Tranquila, ven –dijo Tom mientras la tomaba de la mano y la llevaba con él.

– ¿A dónde vamos?

–Ya verás.

Tom la llevó al baño, se asomo que nadie estuviera dentro y cerró la puerta con seguro detrás de ellos. Cargó a Clarisa y la depositó en el lavamanos. Le lavo y limpió el rostro delicada y tiernamente, le acomodó el peinado y finalmente sacó del bolso de ella un brillo labial y se lo colocó en sus finos labios. Se quedó observándola detenidamente, le acarició una mejilla y la besó con ternura. Al terminar el beso, la miro de nuevo diciéndole solamente con su mirada “estoy aquí contigo”. Un poco de brillo volvió a los ojos de ella.

–Sr. Hiddleston por un momento pensé que me había traído aquí para cumplir alguna fantasía suya –bromeó. Al parecer ya se encontraba un poco mejor.

Bonfire Heart © [Tom Hiddleston Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora