El Color Verde Brillante

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— ¿Z -Zaveid…?

—¡Acertaste a la primer! ¿Sabes? que hayas tardado en recordarme me entristece mucho.

—Lo siento, jamas creí volver a hablar contigo, desde que dejaste Tokio para ir al otro lado del país, hemos perdido contacto ¿como has estado?

—Pues estoy de maravilla, tengo una buena vida y un excelente trabajo.

—Eres fotógrafo ¿cierto?

—Si, y eso me permite estar en constante movimiento, viajo frecuentemente.

—En estos momentos estas en…

—Sapporo, aquí me alojó definitivamente. Pero pronto iré a Tokio a realizar un trabajo a encargo. Podríamos vernos, hací también me haces un recorrido. Ya han pasado 3 años ¿No? Seguro que han cambiado las cosas por ahí.

—Si, ya son tres años ¿Puedo saber como diste con el numero de mi casa?

—Estaba anotada en una muy vieja libreta que tenia guardada ¿sabes?, no creí que contestaras, yo me he llevado mas sorpresa.

—¿Que libreta?

—En donde tengo anotados los números de todas las chicas hermosas que he conocido. Por cierto ¿Ya tienes novia?

—¿Ya empezamos?

—Jajaja ok ok, no molesto. Te llamo en otra ocasión, en verdad iré a Tokio, así que te aviso cuando para que me esperes. Un gusto hablar contigo amigo. ¡Hasta muy pronto!

Y colgó.

La llamada mas extraña de toda mi vida. Jamas imagine hablar con esta persona en toda mi vida. No, no me disgusta, solo me hace sentir un tanto inquieto. Es una persona demasiado imperativa para mi gusto… Me recuerda algo al consejero de la escuela, Rokurou-san. Si se conocieran serian grandes amigos en lo absoluto.

Sera a agrede o yo que se, pero no dejo de toparme con personas a las que ya creí no volver a encontrarme. En verdad estoy muy sorprendido.

Aun así dejando todo eso de lado, regrese a mi labor de preparar la cena. Pasaron al rededor de 45 minutos hasta que pude tener todo listo y servido. Con ello, lo siguiente fue volver a arriba a ayudar a Mikleo a bajar, y en corto recorrido escuchar innumerables quejas sobre mi torpeza. Y así trascurrió el resto de la noche. El abuelo y la tía no volverían hasta mañana y yo deberé de inventarmee una escusa para poder faltar el día de mañana y ver por que el dolor de Mikleo se vaya. Estoy en buenos líos…

***

Ya de mañana, no encontré ninguna excusa y mi sentido de responsabilidad me obligo a levantarme temprano alistarme y preparar el desayuno… ¿Por que no puedo ser irresponsable siquiera una vez en la vida? Me criaron demasiado bien para no gusto. Mikleo se había recuperado, ya no se quejaba… tanto… como lo hacia ayer. Un par de pastillas y problema resuelto. Pasamos una ajetreada mañana hasta que llegamos a la escuela y el timbre de inicio de clases sonó y el tiempo comenzó a transcurrir mas lento como si fuera eterno.

Mientras escuchaba a la profesora de lenguaje hablar un fugaz recuerdo  atravesó mi mente, el momento vergonzoso que viví ayer. Aun así nadie me trato extraño cuando llegue y poco a poco mi paranoia desapareció. Otro recuerdo fugaz fue de Edna. Desde que visite su casa no hemos hablado, como durante ese tiempo Eizen estuvo enfermo y no acudía a dar clases ella tampoco venia. Sin duda me había olvidado de ella, ni siquiera hoy me detuve a esperarla. Debería buscarla en el receso para hablar con ella.

Y así, transcurrieron los días, una semana, después la otra. Volví a la tradición de esperar a Edna por las mañanas, esta vez con Mikleo. Y así descubrí que ambos, Edna y "Mibo", como ella le dice, son capaz de llevarse bien entre insulto tras otro. Pasaron las dos semanas tranquilamente, mas una no tan esperada llamada hizo alborotar un poco las cosas.

The Colors (SorMik) [Concluido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora