Capitulo 5 "Ley y Orden <Unidad Especial de Galletas> "

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Me niego a pasar el año escolar en este estado. Deseando a un chico que en el fondo sé que conozco de verdad y que se comporta como si yo no existiera. Parezco la protagonista de una película de acosadores de Lifetime. Me imagino el tráiler: «En un mundo donde nada tiene sentido, ¿hasta dónde será capaz de llegar por el chico de sus sueños, LITERALMENTE?».

Así pues, he de hacer algo al respecto, y por ese motivo estoy ahora aquí, en la cafetería de Bennett. En realidad, Bennett no tiene cafetería. Tiene comedor. Ventanales hasta el techo, mesas de roble alargadas y enormes lámparas de araña. Hay menús para vegetarianos, menús para veganos y menús sin gluten. Hay una máquina de gofres a la hora del desayuno, una sandwichera a la hora del almuerzo y un surtido de cereales más variado que en una fábrica de General Mills. Pero lo más sorprendente de todo es que sirven cenas, por lo que puedes ir a clase, practicar luego deporte y pasarte después por aquí para comer algo antes de tirarte toda la noche en la biblioteca. Si te va ese rollo, claro. ¡UN CUERPO SANO ES UNA MENTE SANA!, proclama un letrero sobre la sección de los bollos. Pero ahora mismo no tengo hambre. Ahora mismo estoy aquí con una misión.

Lo que me ha hecho reaccionar es la llamada que recibí de Sophie a la hora del recreo.

—¡Lo he buscado en Google! —anunció toda orgullosa cuando contesté.


—¿A quién? —pregunté.

—¿Tú qué crees? Al chico de tus sueños, naturalmente. Antes no podíamos hacerlo porque teníamos muy pocos datos sobre él: el nombre, la edad, la estatura y... que está como un tren. Pero ¡ahora sabemos muchas más cosas! ¡Su apellido, su ciudad, incluso su instituto!

—¿Y qué has averiguado? —dije con el corazón acelerado. Sophie era un auténtico genio.

—Me temo que no mucho —dijo desinflando el tono—. Por lo menos nada que lo relacione contigo. Estudia en Bennett desde el jardín de infancia, es un atleta con beca, capitán del equipo de fútbol, toda una proeza para un estudiante de tercero, y pasó el tercer trimestre de segundo en Costa Rica en un programa para estudiantes. No está mal el muchacho, ¿eh?

—Me alegro de que te caiga tan bien —murmuré.

—¿Te importaría cambiar de actitud? —protestó Sophie—. He estado haciendo de Nancy Drew por ti.

—Lo siento, Soph, sabes que te lo agradezco. Estoy decepcionada, eso es todo. Me muero por averiguar de qué lo conozco. Sobre todo porque a pesar de todos mis esfuerzos, ha dejado bien claro que no soy más que una chica nueva que apareció en su clase de Psicología.

—Cada vez estás más cerca —me animó Sophie—, no pierdas la esperanza. Ahora debo dejarte, la señorita Tassioni me está mirando mal.

—¿Dónde estás? —pregunté riendo.

—De hecho, estoy en la primera fila de la clase de Literatura —dijo. Como respuesta a una voz de fondo, su tono se volvió ligeramente hostil—. ¡Está bien! Por Dios, el mundo no termina y acaba en Jane Austen, ¿sabes? —Seguido de un clic.

Me guardé el móvil en la bolsa con una sonrisa triste y traté de ignorar la punzada en el estómago. Sophie era una chica directa y descarada, pero leal como ninguna. La echaba demasiado de menos para poder pensar siquiera en ello.

Y por mucho que agradeciera su ayuda, no me había llevado a ningún lado. De modo que me he pasado el día buscando a Liam y finalmente he dado con él a la hora de la cena. En estos momentos el chico de mis sueños está cogiendo una bandeja y dirigiéndose a la cola de la comida, y mi misión de hoy es ver qué come. Porque si descubro que comparte los mismos gustos y aversiones que el Liam de mis sueños — odio por el cilantro, pasión por las hamburguesas, ambivalencia por los dulces en general— sabré que estoy soñando con alguien real... y entonces tal vez pueda averiguar por qué. Tal vez pueda averiguar qué tiene que ver todo esto con ese misterioso CDS y sepa qué hacer al respecto.

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