16 de Septiembre

16 1 0
                                    

Dondequiera que miro hay pompas de jabón gordas y vibrantes, como si alguien hubiese dado a una clase de preescolares demasiados dulces y, a continuación, varitas de jabón. Las titilantes esferas se acercan flotando como alegres marcianos. «Venimos en son de paz.» Intento acariciar una pero me estalla en la mano.

—¡Hay que desconectar la lavadora! —grita mi madre.

Está delante del saturado aparato, el cual gira y gorgotea expulsando espuma como si estuviéramos en Fantasía. Mi madre lleva puesta una sahariana verde y botas de camuflaje, pero los prismáticos que le cuelgan del cuello son de un azul brillante que deslumbra.

—Yo lo haré —me ofrezco.

Me acerco tanto a la lavadora que el tambor me atrapa y empiezo a girar como un tornado hasta que salgo dando volteretas y me zambullo en un mar limpio y azul. A mi alrededor, flotando en el agua, hay patitos de goma y barquitos de plástico, y algunos sujetadores y calcetines.

—Alice —oigo que me llama Liam. El agua amortigua su voz, pero el tono es alegre —. ¡Alice, ven! Creo que lo he encontrado.

La superficie del agua parece hallarse a miles de kilómetros, pero en ningún momento siento que me falta el aire. Cuando llego arriba, estoy en el borde de una piscina. Salgo chorreando, con un bañador amarillo, y veo a Lillian del CDS, que está ahí, sonriendo y con un cachorro golden retriever en las manos.

—Toma —dice—. Es para ti.

Cojo el cachorro pero se escurre entre mis brazos y corre hasta un grupo de tumbonas, donde un chico está sosteniendo un iPad delante de su cara.

—¿Liam?  —digo  apartando  el iPad.  Pero  no  es  Liam,  es  Harry—.  ¿Qué  estás mirando? —le pregunto.

Me enseña el iPad pero no contesta. Solo sonríe. En la pantalla está Liam, y me está hablando.

—¡Alice, lo he encontrado! —dice a la cámara—. ¡Ven! —¿Cómo? —pregunto desesperada—. ¡No sé cómo entrar! —No digas tonterías —replica—. Claro que sabes. —¡Max, no puedo! —grito.

Pero él simplemente menea la cabeza y desaparece de la pantalla. Presa de la frustración, arrojo el iPad a la piscina.

—Eso ha estado muy mal —me responde Harry, pero cuando me doy la vuelta para disculparme veo que Harry es ahora un pavo real, y lleva gafas.

Dreamology Donde viven las historias. Descúbrelo ahora