Infiernos...

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Narra Kakashi

Íbamos en el carro, la ví llorar, a ella. Siempre sonriente, siempre alegre y hoy estaba llorando.

Me hablaba, no era un regaño... Pero lo sentía como si lo fuera, se preocupaba por mí, un extraño, un compañero de trabajo, alguien más, un pasajero más en su vida.

Las palabras qué me decía, las recordaría por mucho tiempo, aún las recuerdo.

« ¿Por qué? Solo quiero saber cómo es que haz llegado hasta esté punto, no es por regaño o algo así... Pero me preocupas, debiste sufrir mucho para hacer esto... No te juzgó, no soy quién para hacerlo... Todos tenemos un pasado obscuro, créeme que estoy igual o peor que tú de pérdida en esté momento, trata de salir adelante... »

Entramos a mi casa, como pudo ella me ayudó hasta llegar a la sala.

Elena... Todo me da vueltas ... Creo... - no pude terminar la oración.

Toma - me dió el bote de basura para vomitar.

¿Cómo estás? - me preguntó cuando termine de vomitar.

Me siento mal, cansado... - respondí con la verdad.

Bien, vamos... Arriba. ¿Dónde está tu cuarto? - me preguntaba mientras caminabamos.

La siguente puerta a la izquierda... - trataba de no recargar todo mi peso en ella, encendió la luz.

Me sentó en la cama - Cambiate, debes dormir. - me dió una sonrisa.

El efecto del alcohol y las pastillas antidepresivas ya estaban pasando.

Quédate... Por favor - susurré.

Sigues alucinando por las pastillas - puso su mano en mi cara.

No, por favor... Está noche no querio dormir solo... - decía la verdad, la necesitaba, se había vuelto alguien importante en mi vida no sólo por las charlas en la mañana antes de clase o los mensajes a media noche dónde nos escribíamos tonterías... O por sus aventuras al rededor del mundo, la conocía, conocía a la Elena alegre pero esa noche conocí a otra Elena, conocí sus demonios internos así cómo ella los míos.

Después de esa noche no seríamos los mismos.

Mi inner tenía razón, ella me gustaba.

Kakashi...

Por favor... - me abracé a ella.

Está bien... - me abrazó.

Puedes dormir con una camisa mía cómo pijama... - la sentí tensarse - prometo no hacer nada indebido...

Me cambiaré en el baño, por favor no tomes más esas pastillas - la ví alejarse.

Me cambié y me puse lo que era mi "pijama", unos pantalones.

Me acosté en la cama mirando el techo. Recordando lo que me decía en el carro:

«kakashi eres mejor que ésto, sabes no somos tan diferentes cómo pensé... Ocultamos bien el dolor y el sufrimiento, tú eres solitario y yo trato de huir de mi pasado. Tú estás sumido en un infierno y yo, huyó del infierno cuando en realidad sólo se hace más grande, cada pasó qué doy, mi infierno lo da conmigo... Tú tratas de vivir y yo de morir... »

¿Sigues vivo? - me preguntó.

Sí - Me giré para verla, mi camisa le quedaba enorme.

Apagare la luz ya casi son las tres de la madrugada...

Está bien - apagó la luz y se acomodó del otro lado de la cama, me daba la espalda.

Elena - susurré.

Mmm

Gracias por no dejarme sólo - la abracé como si mí vida dependiera de ella.

Se giró para verme de frente, me abrazó más fuerte y sentí cómo empezaba a sollozar - Kakashi, no te dejaré sólo.

La abracé más fuerte - Gracias, duerme...

Igual tú... - fue lo último que me dijo antes de dormir abrazada a mi.

Me sentí bien, ella hacía qué todos mis demonios se fueran, me hacía ver qué había algo más allá del alcohol y una que otra droga.

Me había devuelto una parte de mi, sonreí al verla dormida... No me había dado cuenta pero me estaba enamorando de la señorita mata cucarachas...

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