Padre

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Señorita mata cucarachas - me dijo.

Parpade un par de veces, hasta qué hablé. - Profesor Misterios, así qué usted es el dueño de Pakkun.

Sí... ¿Cómo me llamo?

Nada olvídalo... - suspiré.

¿Me quedaré aquí afuera? - preguntó.

Mmmmmm pues no pensaba dejarte entrar - le cerré la puerta, tomé a Pakkun en mis manos, al ver a su dueño sólo movió el rabo, no hizo nada por ir tras él. Volví a abrir la puerta, tenía una cara de sorpresa. - toma - le di al perro.

Gracias, perdón por molestarte. - sonrió.

De nada, tú perro no dió lata... Por cierto, le compré comida... Iré por ella - me dí la vuelta y fuí a buscar la bolsa de comida.

Cuándo regresé él estaba sentado leyendo mi libro. - oye...

Dejaste la puerta abierta... Lo tomé cómo una invitación, por cierto ¿Estás haciendo palomitas de maíz? - El muy cínico entró cómo Juan por su casa.

Sí pero no para ti, aquí está la comida y ya puedes irte. - sonreí de mala gana, tanto que apunte a la salida.

Bueno señorita mata cucarachas, gracias por cuidar a Pakkun, y debo compensarte - Se levantó del sillón y me tomó del brazo.

Por instinto, hice una llave de defensa personal y lo tiré.

¿Así es como recibes a tus invitados? - lo ví en el piso sujetándome el otro brazo, sí termine arriba de él.

(Creo qué ahora sí me odia... ) Perdón, ¿Quieres palomitas? - pregunté con una risa nerviosa.

Prefiero que te levantes de mi ya después hablamos de las palomitas - Me levanté y le pedí cómo unas tres veces más disculpas.

Solo sonrió y me pidió disculpas por qué él también había hecho una llave. Pakkun, no hizo nada. Estaba dormido, ni siquiera por el ruido que hicimos.

¿Quieres ir al parque? - me preguntó de la nada.

Eh...

Sí por cuidar a Pakkun, pensaba darte una recompensa. - Traía su maldito cubrebocas... Pero se le notaba una sonrisa.

Bueno...- tomé mi bolsa y mi libro.

Bajamos en silencio hasta la entrada del edificio, él llevaba a Pakkun, de la nada salió el Profesor Cejas Verdes con siete perros.

Saludo energéticamente a Kakashi estaban platicando muy agusto, no se había dado cuenta de mi presencia, hasta que un bulldog muy grande se me acercó.

Elena, un gusto en verte. Perdón por no haber saludado, pero es qué ya no podía con los perros de Kakashi. - me saludó y me ayudó con el perro.

Se llama Buru, es muy amigable. Todos son mis perros. - Sonrió muy orgulloso de ellos. - Y te llamas Elena.

Ah... Este sí, Elena. - acaricié a Buru, y poco después todos estában pidiendo atención. El profesor Cejas Verdes se despidió y nos dejó a ocho perros.

¿Vamos? - preguntó, estaba tan entretenida con los perros que me di cuenta que estaba enfrente de mi. Alce la vista y ví sus ojos grises, unos penetrantes ojos grises que me miraban como un cazador a su presa, me dí cuenta que tenía una cicatriz su ojo izquierdo que bajaba hasta su mejilla.

Claro. - lo único que dije y le levanté. Tomé las correas de la mitad de los perros, empezamos a caminar hasta el parque, ninguno habló hasta llegar a una banca, soltamos los perros y me dispuse a sacar mi libro para leer un poco.

¿Te gustan? - sonrió con los ojos e imitó mi acción de leer u libro.

¿Los perros? Sí. ¿Cómo conseguiste tantos perros? - empecé a buscar la página en donde me quedé, ví qué se tenso por mi pregunta, me quedé en silencio sin preguntar más.

Eran de mi anterior trabajo, los iban a sacrificar y decidí darles una mejor vida, así qué adopte a todos. - su mirada estaba fija en esa jauría, se les veía libres jugando con otros perros.

Ya veo... - No pregunté más y empecé a leer, ahora estaba qué la curiosidad me mataba por saber más de él, sí qué el profesor misterios era un maldito enigma.

Empezó a llover... - dijo mirándome de reojo.

Ah... Es cierto - cerré mi libro y me despedí de él, empecé a caminar, mejor dicho correr, la pequeña brisa empezó a ser casi un diluvio, no llevaba suéter, hoy no era mi día para usar shorts y tennis.

¡Elena... ! - gritó el venía con todos sus perros corriendo.

Me pare a esperarlo, ya estaba empapada, qué más daba, se puso enfrente de mi - Qué clase de caballero sería si no te ofresco acompañarte a tú casa.

WTF!!!!! sí esa era mi cara - Pues hay un diluvio, y no te preocupes supongo que es mejor que te vayas a tu casa, tus perros también necesitan un baño ... (Creo que eso de coquetear no se me da...) - estábamos en medio de la banqueta, mojandonos.

No es una opción, así me crío mi padre, si sales con una señorita el caballero debe llevarla a su hogar. En este caso, debo acompañarla aunque sea una señorita mata cucarachas - sonrió con algo de tristeza en la mirada, el cubrebocas se le había mojado y se le notaban las facciones de su perfecto rostro, empezó a caminar enfrente de mi, reaccioné unos segundos después y caminé a su lado.

CambiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora