Cambios

Adrenalina.

Les juró que tardó mucho en buscar una buena canción para llorar, qué en mi que escribo el capítulo, esperó qué no sean como yo, que me da el sentimiento y escribo cosas bien sad.

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Narra Elena

Volvió a tocar la puerta.

Elena... Por favor déjame entrar... Necesito hablar contigo.

Me harté de llorar, me levanté y fui a lavarme la cara. Me puse maquillaje, algo que casi no hacía, me peine, estaba decidida a no dejarme caer.

Tomé las llaves de mi carro, el Camaro.

Abrí la puerta y ahí estaba él. - Hatake, disculpa tengo cosas que hacer.

Se sorprendió al verme - ¿A dónde vas?

No es de tu incumbencia, señor Hatake ya no necesito sus servicios de guardaespaldas. Hablaré con Obito para que le pagué. - Cerré la puerta y empecé a bajar las escaleras, él sé quedó ahí.

Fuí por mi carro y salí del edificio.

Las lágrimas salían, estaba manejando y estaba llorando.

Me dirigí a la empresa, sabía que Obito no estaba. Tenía qué hablar con Itachi.

Antes de entrar me limpie la cara, y subí a mí oficina.

Tomé los archivos y me dirigí a la oficina de Itachi.

Toque la puerta, esperé unos minutos y abrió la puerta él mismo, se sorprendió de verme arreglada.

Elena, ¿Qué pasa? - me preguntó por fin.

Pues... Hoy es la prueba del deportivo. Sé que Obito no está pero...

Pensé que irías al funeral... ¿Quién te hizo llorar? ¿Fue Kakashi? ¿O por Rin? - odié que con solo una mirada adivinara todo de mí.

Pues... Era una situación muy familiar, y lo de Rin me afectó bastante - mentí, debía aparentar que mi corazón seguía bien - ¿Nos vamos?

Vamos, te llevó. - cerro la puerta y bajamos en silencio, él sí que era de pocas palabras y yo no tenía ganas de seguir hablando..

Nos fuimos en silencio, hablando sólo lo necesario, está vez no dejaría que nadie me conociera más allá del trabajo.

Estábamos en el autódromo, ahí estaban todos o al menos mi área de trabajo.

Elena... Hicieron tres prototipos, el que más te guste se mandará a la producción, ya tenemos al piloto qué realizará la prueba - Itachi me dió unas carpetas y me dirigió al lugar de los pits.

El piloto estaba esperando a qué diera la orden para empezar.

Bien, no hay nadie mejor para ser conejillo de indias qué su propio creador. - tomé el casco y corrí al carro. - ¡Itachi perdón!

Me subí al carro y empecé a manejar.

Elena... Bajate del carro, nunca haz manejado un deportivo... - Itachi me hablaba desde el radio, yo estaba por dar la famosa "vuelta chicana".

Nunca es tarde para aprender - le contesté.

Salí de la vuelta y pise el acelerador, quería sentir la adrenalina correr en mis venas, quería olvidar todo.

Terminé el circuito bien, el tablero emitía buenos resultados del motor.

Bajé del carro, ví molesto a Itachi. Me valió.