Cuerpo y Alma

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Narración normal.

Cenaron y Elena llevó al cuarto que usa como oficina a Sakura para que pasará la noche ahí.

Se dió una ducha larga — Ahora sí esto está de mal en peor... — se decía.

Salió de la ducha y se puso su pijama.

Suspiró, sabía que la noche sería corta para terminar sus pendientes pero debía empezar.

Se acomodó en la sala y tomó su computadora — A trabajar. — se dijo.

Los chicos empezaron a llegar uno a uno, empezaron a subirse a la sala — Ustedes son lo único que tengo de Kakashi...

Empezó a trabajar.

Narra Elena.

— Ya cállate... Ya te oí... — aventé mi celular. Me dí la vuelta y me caí del sillón.

— Elena sensei — Sakura me llamaba.

— ¿Qué hora es? — pregunté.

— Son las diez...

— Santa mierda.... — me levanté como alma que lleva el diablo. — Ya se me hizo tarde.

— Elena sensei...

— Sakura, vete a la preparatoria y dile a Tsunade Sama que hoy no iré. Adiós.

— ¿A dónde va...?

— Voy por Kakashi, hoy lo dan alta y le daban el alta a las ocho...

— ¡Elena Sensei! ¡Se le olvidó!

— Sí, nos vemos... — salí del departamento y corrí hacía mi deportivo.

— Hey! Hey! Guapa, ¿Ya te vas Elena San?

— Itachi, adios... Luego te veo.

Me tomó del brazo. — Elena San... ¿Le gustaría desayunar conmigo?

— No, otro día. Adiós — me safe de su agarre y huí a mi carro.

— Vamos bebé, ahora no... — no prendía el puto carro. Estuve ahí cómo diez minutos hasta que quiso dar marcha.

Pise el acelerador, no sé cuántos "altos" me pasé pero llegué. Kakashi estaba afuera del hospital con Obito.

— Elena, tu siempre puntual. ¿Qué pasó? — se reía de mi.

— Tú primito querido, lo odio... No me deja respirar, tenemos conferencia para el sábado.

Kakashi se rió pero aún así quería matar a todos los que me veían.

— ¿Pasa algo? — pregunté.

Kakashi caminó hasta mí — Preciosa, ¿Por qué traes pijama? — su voz era grave pero no dejaba de ser sexy y sensual, hacia qué me derritiera.

— ¿Pijama?

— A mí no me molesta verte así, pero odio que te vean así... — me tomó de la cintura.

— Pues es una pijama...

— Una pijama muy sexy...

— ¿Sexy ? — la voz me temblaba, pero seguía firme ahí. — ¿Qué tiene de sexy una pijama azúl: sólo es un short y una camiseta con un borrego...? Añadale qué no tengo brassier... Espera... ¿Dije eso...? — me puse las manos en la boca.

— Mejor la situación... — puso su mano un poco más arriba de mi cintura.

— Calientes... Dejen eso para su "Cuarto de Juegos" — gritó Obito.

CambiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora