28.

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Francis salio de su habitación hecho una furia, camino hasta la suya ignorando a todos a su paso, simplemente quería estar solo. Abrió la puerta y luego la cerro de un portazo, se quitó el chaleco y la espada tirándolos por un lado; estaba frustrado por todo lo que en ese día había ocurrido, empezó a maldecir su vida, el tener que ser rey.

Estuvo tirando todo en su habitación por un largo rato hasta cansarse y buscar refugio en una esquina, abrasando sus rodillas se sentó y rompió en llanto. Lloraba como un niño pequeño al caerse y rasparse la rodilla, lloraba esperando el consuelo de su madre, que lo abrasará y le dijera que todo estaría bien.

Como si con la mente la hubiera llamado, Katherine apareció por la puerta observando el desastre que había en la habitación, lo busco con la mirada hasta encontrarlo devastado en una esquina, camino hasta él y se arrodillo abrasándolo e inconscientemente derramando un par de lágrimas al ver a su hijo de esa forma.

—Francis,— lo llamo— dime hijo mío, ¿qué ocurre?

—Te-tengo miedo, madre.— Dijo con su voz quebrada.— Tengo miedo de esta batalla, tengo miedo de las repercusiones que tendrá... Tengo miedo de no volver...— Confesó llorando aun más.

—Oh, hijo mío...— Acarició sus cabellos, tratando que sus palabras fueran de consuelo.— Esta bien que admitas tu temor, eso no te hace un cobarde. Los hombres más valientes sienten miedo y eso no los hace débiles, al contrario, los hace incluso más valientes. Todos tenemos miedo de esta guerra, si por mi fuera, tu no irías a pelear pero sé que tienes y quieres hacerlo, aunque tengas miedo.— Beso la coronilla de su cabeza. Le rompía el corazón ver a su hijo de esa manera, llorando tan desconsolado pero aun así ella sería su fortaleza, ya que su esposa lo a dejado atrás.— Llora, desahogate. Solo estamos nosotros dos, puedes permitirte llorar y que tu madre te consuele, serás rey mañana.

Francis lloró y se abrazó más a su madre sacando todo lo que lo acongojaba, el engaño de Mary, el regreso de Olivia, la guerra en la frontera, Gin y su confesión de amor. Todo eso pasaba por su mente mientras las lágrimas salían de sus ojos, estuvieron de esa forma hasta que Francis se quedo dormido en los brazos de su madre.

El momento había llegado, las tropas estaban preparando los carruajes con provisiones y armas, otros preparaban los caballos y sus respectivas armaduras. Francis estaba con Bash arreglando su armadura mientras afilaban su espada, después de la noche anterior se sentía un poco más liviano, llorar le sirvió de mucho al igual que el consuelo de su madre.

Mary estaba en el patio principal con sus damicelas, incluida Gin, esperando a Francis para verlo partir. Louis observaba a Mary desde un rincón alejado, ambos se daban miradas furtivas y sonrisas traviesas que solo Gin notaba y no podía evitar sentirse incómoda. Buscaba con la mirada a Francis pero se topo con James que venía directo hacia ella.

—No podía irme sin verte una última vez.— Dijo tomándola de la cintura y dándole un beso. Mary sonrió complacida al ver a su hermano con Gin.— Me iré con la compañía de Francis, luego partiré con mis hombres hacía el muelle. El barco estará esperándonos allí para llevarnos a Escocia. Ansió el día en que puedas ir allá, sé que te encantará Escocia.

—Yo también espero ir, algún día.— Su voz sonó un poco triste, James percibió eso.

—¿Sucede algo? Pareces triste.

—Lo estoy.— Confesó.— Te iras a una posible guerra, eso me hace sentir mal.

En parte si estaba triste por James, pero la otra parte era por Francis. Sujetaba las manos de su "pareja", él le hablaba de todas las bellezas que vería cuando fuera a Escocia y se sentía emocionada por ello, se obligaba así misma a ser feliz con James.

Olivia apareció también, usando un vestido color cielo con un gran escote en él, todos los presentes volteaban a verla y susurraban cosas como "la amante del rey", "busca fortunas", "la nueva Diane de Poitiers" todos la señalaban pero ella caminaba orgullosa de su titulo de la amante del rey. Gin por fin la veía de frente y de cerca y no pudo evitar sentirse mal al ver lo hermosa que era: cabello rubio, piel blanca y ojos azules. Una verdadera belleza.

—¿Puedo acompañarlos?— Se posicionó justo al lado de Mary.— Espero ver a Francis antes de partir.

—No podías faltar, ¿verdad?— Mary ni siquiera la miro.

—Deberías callarte y buscar tu lugar allá atrás con lo demás.— Kathetine llego y con una rápida mirada hizo retroceder a Olivia.— Que no se te suban los humos a la cabeza, que hayas pasado una noche en la cama de mi hijo no te hace más importante, simplemente eres una más de las muchas que seguramente pasaran por allí. Ahora muevete de mi lugar y ve a donde debes estar.— Olivia no supo que contestar y simplemente camino a donde estaban los demás miembros de la corte.

Escucharon pasos y todos se giraron cuando Francis apareció con sus acompañantes, usaba su armadura gris y la espada a un costado, camino directo hacia Mary ignorando a todos, incluso a Olivia y Gin. Él tomo la mano de Mary y deposito un rápido beso en el dorso, ante la mirada de todos seguían siendo marido y mujer, tenían que actuar como tal sin importar su situación.

—Vuelve a mi, mi rey. No abandones tu puesto o a tu reina.— La voz de Mary se escuchó por todo el patio.

—Con tu bendición, mi reina, seguro que regresaré a tu lado.— Mary se acerco y beso la frente de Francis.

En sus rostros no había emoción alguna, mantenían una expresión neutra al verse a los ojos y eso era algo que los que estaban cerca no podían ignorar. Trajeron los caballos de Bash, James y Francis hasta donde estaban, Bash se despidió de todos y subió a su cabello, James se acercó hasta su hermana y la estrecho en un fuerte abrazo.

—Escribeme en cuanto estés en el castillo, necesito saber que regresaste bien y que Escocia esta en una situación segura.— Pidió Mary.

—Lo haré, hermana. Defenderé tu reino siempre, aunque me cueste la vida.— Ahora se giro a Gin quien lo veía triste.— Mi lady, prometo escribirle también. Espero responda mis cartas.

—Sin dudar lo haré, mi lord.— James volvió a juntar sus labios pero estaba vez profundizando más el beso.

Francis estaba despidiendose de su madre cuando volteo y los vio besándose, camino directo al caballo para alejarse de todos, en ese momento James también subió al suyo alejándose de ellos hasta donde estaban sus hombres.

Francis fue el último en salir, no quería verla a los ojos, no podía hacerlo porque sabía que la vería llorar por alguien que no era él, dejo que el enojo se apoderará de él y en el momento en que las puertas del castillo se cerraban, volteo, encontrandose con los dorados ojos de la chica que lo veía únicamente a él.

Sintió su corazón encogerse al ver como una lágrima resbalaba por su mejilla y como, sin emitir sonido alguno, ella movía sus labios diciéndole a lo que pudo entender "vuelve".

Dynasty [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora