Ante la ya mencionada escasez de estrellas del tipo buscado, cada una rechazada generaba un aumento en su pérdida de esperanza. Los pedacitos que quedaban se iban volviendo cada vez más insignificantes, y esto atentaba contra los ánimos del grupo. Anduvieron sin descanso de aquí para allá. No todas tenían siquiera planetas girando a su vera. Otras sí, mas gigantes gaseosos sobre los que no tenía sentido intentar pisar. Los pocos planetas que fueron capaces de recorrer no se veían mucho más prometedores que los anteriores, pero cada uno de ellos avivaba la fe para luego destrozarla sin piedad una vez vistos los resultados. El cansancio comenzó a notarse, pesaba sobre los hombros de aquellos al caminar. Los humores pronto decaían y Rose se mostraba ligeramente inquieta, tal vez fuera por el temor ante su posible error, tal vez por el tic-tac imparable que marcaba el fin de su aventura. No podía saber, en realidad, si su visión no fue más que eso: una visión. Y era aterrador para ella pensara en esta como un fraude, pensar en sí misma como un fraude, temiendo haber malgastado tiempo valioso e irrecuperable. Iba perdida en su mente mientras mantenía un ritmo constante con sus pies. No se fijó nunca por dónde iba o si se cruzaba alguien a su paso. Porque, cabe destacar, al menos un mundo habitado y medianamente agradable hallaron, por más que las estadísticas lo pusieran en duda. Fue eso lo que le hizo dar un respingo cuando sintió en un momento el roce de dedos ajenos contra los suyos. Giró levemente el cuello mientras caminaban recorriendo el pequeño planeta, en el que se detuvieron a descansar. Opal buscaba algún lugar con la mirada, uno en el que pudieran sentarse por un rato a comer o beber algo, por lo que no les prestaba atención. Entonces, Rose giró el cuello, encontrándose con los ojos de Nathan sobre los de ella. Él sonreía, de manera tan insignificante como de costumbre, pero así era. Sus dedos ya se habían alejado de ella. Tal vez solo se acercaron para llamarle la atención. A lo mejor, había algo más escondido allí. Pero si esperaba, quien sea, de él admitirlo, tendría que esperar una vida y ni aún así conseguiría escucharlo decir.
—Tranquila, nadie te juzgará si estás equivocada. —Cuando las miradas se sostuvieron una sobre la otra, él se volió serio y casi desinteresado, pero claro estaba que intentaba consolarla, calmando un poco los temores de su mente que eran altamente visibles en su rostro.
—No estoy tan segura de ello —admitió la morocha—. Tu hermano está fastidiado, Opal nerviosa, Liam intenta contenerlos, pero... si no fue más que un error me lo echarán en cara, habremos gastado tiempo en nada y yo...
—Sí, es cierto. Derek va a reclamarte —le concedió Nath, encogiéndose de hombros como si aquello fuera poca cosa que contar. Dicho sea, como si fuese lo más común del universo. Algo que, bueno, no se alejaba mucho de la realidad— Pero está más concentrado en levantarle el ánimo a tu hermana que en molestarte, y sabes que no debes hacer caso a sus palabras, rara vez dice lo que realmente piensa. —La miró solo un segundo más a los ojos, desviando seguidamente la mirada otra vez hacia el camino. Ella seguía viéndolo mientras pensaba en aquello que se le decía. Nathan hizo un breve gesto, pareciendo restarles importancia a sus siguientes palabras—. Si te sirve de consuelo, cuando diga algo hiriente estaré cerca para callarlo.
Tras callar, aceleró el paso. Ella lo observaba, al contrario, disminuyendo su velocidad. Nathan siguió caminando sin más, dejándola detrás. Al prestarle mayor atención a la imagen de ese hombre alejándose creyó notar algo extraño en él, algo que no solía estar ahí. ¿Interés? Lo dudaba, pero sin poder negar del todo que aquel se había preocupado bastante por su persona, fuera por la razón que fuese. Entonces lo vio voltear en su dirección, deteniéndose momentáneamente.
—¿Vienes? Entiendo que es un lindo lugar, pero...
—Sí, sí. —Sonrió Rose, poniéndose en unos momentos de nuevo junto a él—. Solo cierra la boca.
Más tarde estaban los cinco sentados a un lado, dos de ellos comiendo, uno pensando con la mirada perdida, los demás interrogando a la chica que hasta ahí los había llevado. Aunque, bueno, no del todo. Entre Liam y Nathan intentaban hacerla recordar, en su visión, algo que hubiese pasado antes por alto. Opal comía en silencio, al igual que el chico de sus mismas tonalidades, algo que podría llamar fruta. Rose, mientras tanto, se esforzaba por ver y rever una vez más lo que antes había visto, con cierta presión invisible sobre los hombros. Demasiado concentrada estaba, al igual que sus interrogantes, para notar cuando su hermana dejó de comer.
—Chicos... Opal.
La voz de Derek, hasta entonces callada, sacó de esa situación, similar a un trance donde nada importaba más que lo hablado, a quienes le acompañaban. Los tres giraron hacia él, luego esos seis ojos se posaron sobre el cuerpo de la gemela restante. Estaba ella sentada. En una de sus manos permanecía esa fruta, similar a una pera, la otra parecía apagada. Sus ojos veían el fruto, pero no lo miraban, y habían perdido esa apariencia arcoíris de la que gozaban. Estaban vacíos, transparentes, en su rostro un gesto también vacío. Ya no estaba.
Cuando lo comprendió, cosa que le tomó varios segundos, su hermana se abalanzó sobre ella. La habían perdido, sus miedos tomaban cuerpo poco a poco y, entonces, ese cuerpo era el de Opal. Uno idéntico al suyo, más blanco, visiblemente más puro y confiable, uno que le pareció asquerosamente triste. Dejó de verse blanco, puro, confiable. Dejó de ser ella por momentos, era nada más que su envase sin contenido alguno. Los muchachos se levantaron tras la reacción apresurada de Rose, rodeando a las gemelas desde una distancia para ellos segura. La morocha se desesperaba a cada segundo que Opal tardaba en despertar de un sueño aparentemente incesante, llevándole a una enorme angustia. Le parecía desesperante, la atormentante idea de tener cierta culpabilidad en su decadencia al menos forzándola a recorrer parte de su galaxia en busca de algo que no pudieron encontrar, agotando su escasa energía, llevándola a ese estado. Se le cristalizaron los ojos, pasando a volverse negros, como algún tiempo atrás, haciendo retroceder un par extra de pasos a sus espectadores. Tal vez le daban su espacio, tal vez evitaban una descarga hacia ellos. Entonces Rose dejó oír un suspiro. No, no un suspiro, tomó aire, mucho y precipitadamente. Fue más bien un jadeo. Sus pupilas se encogieron, su mirar se perdió en un punto muerto a distancia. Los trillizos se percataron, acercándose poco. Nathan dio varios pasos más en su dirección. Ambas estaban en trance. Al tocar con timidez el hombro de Rose, arrodillada a los pies de su hermana, esta dejó ir de forma aún más precipitada el aire que había tomado momentos atrás, volviendo a la realidad.
—Vi algo más... debemos despertarla.
—¿Cómo? Hasta ahora solo esperamos a que lo hicieran solas. —Su mano pasó a volverse firme, sujetando el hombro de la chica.
Ella observó a Opal poco más que unos segundos, en esos ojos vueltos a la normalidad había cierto sentimiento de seguridad. Acarició con delicadeza la mejilla de esa chica, levantándose un poco más para ubicarse a su altura. La vio directamente a los ojos, a esos apagados, y se acercó a ella. Los demás se dedicaron a observarlas, expectantes. Rose apoyó, igual de delicada, su frente sobre la de Opal, uniéndose ambas. Cerró los ojos, suspiró lentamente, como si se concentrara en lo que estuviese por hacer. La escena dejaba mucho que desear, era mal-interpretable, demasiado. Entonces la parte consciente de ese dúo susurró una frase, una en su lengua, esa que llevaba siglos sin hablar.
—Tënëy-lë, eârz, tëiz ëhaô ën ähüh (vuelve, hermana, es hora de jugar). —Su voz era baja, casi inaudible, y lo poco que se oyó fue inentendible para los restantes. Ellos fueron testigos de cómo, unos segundos más tarde, Opal despertaba.
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Critical Mistake © #O&R1 // EN AMAZON
Ficção Científica¿Qué ventajas trae la eterna juventud? ¿Es tan emocionante como dicen la vida eterna? ¿Hasta qué punto llegaría alguien por un inmenso poder? Cuando posees cables en vez de venas, un chip en lugar de conciencia, y chispas donde habría emociones, l...