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«Unas horas de la vida de Choi KiYeon»

«Unas horas de la vida de Choi KiYeon»

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Estaba anocheciendo. En la cama, KiYeon miraba a DaeJoon fumar una y otra vez. En sus manos, estaba un envase de comida, logrando apenas comer un ramyeon de hace una semana, ya envinagrado.

Ella apretaba los labios para no escupir lo ácidamente horrible que era comer el ramyeon, con los fideos deshechos y aguados. Con una ingestión lenta con el ramyeon, seguía contemplando a su alfa posar el cigarro en sus finos labios y inhalar. DaeJoon exhalaba e inhalaba el humo tóxico que ya se veía en el techo. Había fumado tres cajetillas seguidas pero la omega no podía intervenir porque él la castigaría.

—KiYeon, ¿no te has dado cuenta de que estamos bien sin tu familia metiéndose? —habló de la nada DaeJoon, después de haber emitido un halo de aire tóxico. —Mira, estamos bien. ¿No es así, mi omega?

Ella asintió con la cabeza lentamente, quedando cabizbaja. El humo que ahora DaeJoon expulsaba en su dirección la sofocaba. Su lobo seguía llorando sutilmente después de todos esos años.

—Quiero que me lo digas. —DaeJoon demandó con una voz nasal. KiYeon sabía que debía levantar su cabeza, enderezarse y mirar a los ojos de su Alfa, o de lo contrario, él la castigaría.

Así lo hizo, y encontró una sonrisa de satisfacción en los labios de su novio.

—Sí, mi alfa. Estamos bien. —intentó sonreír, dejando a DaeJoon muy complacido y fumando de vez en cuando.

—KiYeon... —la mencionada dejó el envase de comida en el suelo y se arrastró a pequeños pasos por las sábanas, acercándose a DaeJoon. Mientras lo hacía, dejó lucir su perfecta marca enorgulleciendo a DaeJoon, inflando su pecho y dejando el cigarro de lado. —. Siempre soy afortunado de tenerte, KiYeon. Mira esa marca, nadie te podrá un dedo sobre ti. Sólo yo, KiYeon. ¿Entiendes, mi amor?

—Sí, DaeJoon. —KiYeon se dio cuenta del error que había cometido. Había dicho su nombre, por lo que vio con detalle como el enojo se asomaba en la cara de su alfa.

—No digas mi nombre. —declaró en una imponente voz. La omega apartó la mirada y tragó en seco, mientras sentía que DaeJoon acercaba su mano a su cuello. Su lobo aullaba desesperado, pero KiYeon era experta en silenciarlo, avivando más la relación conflictiva con su lobo. —. KiYeon, mi querida KiYeon, no debes decir mi nombre.

—Lo-Lo sé. —Y se mordió la lengua para no decir el nombre de DaeJoon. Ella sabía cuánto odiaba que el nombre de su novio saliera de sus labios. No sabía el porqué, cada vez que trataba de preguntar sutilmente, recibía un castigo.

Y DaeJoon la empujó, quedándose acostada en la cama y siendo acorralada mientras las manos de su alfa trataban de asfixiar su cuello. Al principio, KiYeon no hacía nada excepto llorar y pedir perdón, pero su cuerpo, como una manera biológica de sobrevivir, se sacudió por la falta de aire. Ella rasguñaba con sus cortas uñas las manos de DaeJoon, fallando en el intento.

Estado de Inocencia『JJK』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora