Una omega termina en la cárcel debido a circunstancias desafortunadas, que sin embargo, peligraron su supervivencia. Gracias a los paradigmas del Alfa y del Omega, resulta ser maltratada por su entorno y los medios de comunicación. A la única person...
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Cuando fue su turno de ser atendida, pasó alegre hacia el consultorio extrañamente caluroso de su amable psiquiatra, Lalisa, y su asistente que siempre decía comentarios fuera de lugar, BamBam.
Bajo las atentas miradas de las dos personas que ocupaban el lugar, se sentó en una silla de aspecto moderno y que se postraba frente a la silla cómoda de Lalisa, y el escritorio, empequeñecido pero decorado de muchos colores, de BamBam.
—Bienvenida de nuevo, KiYeon. —saludó Lalisa, cruzando sus piernas y sosteniendo una libreta para apuntar. Ella siempre vestía con su bata, y usaba muchas poleras de variados colores, a veces vestía pantalón, a veces falda. Pero más pantalón que falda.
Por el contrario, a BamBam le gustaba experimentar. A veces los presos se burlaban porque usaba vestiduras extravagantes, de la cual el beta siempre respondía con el comentario: —Ellos están celosos de mí. Resultaba ser regañado por su mejor amiga, quien le siseaba cuando decía algo fuera de lugar, justo como ahora.
—Dios mío, KiYeon, ¿qué te pasó? Necesitas urgentemente base, tápate tus granos por el amor a la Madre Luna.
Lalisa, como era usual, siseó fuertemente. —Cállate, BamBam y déjame trabajar.
—Ya, ya. Te dejaré tranquila.
—Entonces, KiYeon. ¿Cómo te va? ¿Las pastillas supresoras no te han hecho daño, no sufriste algún cambio brusco de ánimo como al principio?
—No, no. Estoy muy bien... En la cocina aprendí a hacer queques, y he estado hablando mucho más con mis amigos, aunque ellos siempre discuten...
—No hay que dejar que ellos te bajen el ánimo, si te sientes muy incómoda, debes decirlos porque así capaz puedan corregir su comportamiento alrededor tuyo.
—Pero los amigos siempre se pelean, Lalisa, no le pidas cosas como esa. —refutó BamBam tecleando algo en su computador. —Estoy empezando a creer que tu diploma de Psiquiatría es comprada.
— ¿Y cómo te quedaron tus queques? —preguntó Lalisa ignorando los comentarios de BamBam.
—Me quedaron malos... Pero es que no le eché mucha clara de huevo...
—Ah... Pero todo se aprende con los fallos, así que no tengas miedo de quemar un queque o que no te quede rico.
—Eso lo sé, pero quería que mi primer queque fuera compartido con mis amigos y mi abogado.
—Ah, mira. Qué lindo.
—Obviamente les traeré uno a ustedes, ojalá no quemado ni tóxico.
—No te preocupes, KiYeon. —sonrió Lalisa, anotando algo en sus apuntes. —Te quería preguntar como la estás pasando con tus pesadillas. ¿Todavía son recurrentes?
