Una omega termina en la cárcel debido a circunstancias desafortunadas, que sin embargo, peligraron su supervivencia. Gracias a los paradigmas del Alfa y del Omega, resulta ser maltratada por su entorno y los medios de comunicación. A la única person...
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Después del incidente de su cliente omega, tuvo que irse a la oficina gracias a un llamado de su jefe. Sin embargo, él no perdió oportunidad de recapitular lo que había pasado en la comisaría luego del desmayo de Choi KiYeon.
Justo cuando cayó aturdida en sus brazos, pidió rápidamente que quitaran las esposas puesto que KiYeon colgaba pegada a la mesa muy incómodamente. Los detectives entraron y la liberaron para después llevársela a la jaula temporal de la comisaría a rastras. JungKook, enderezándose, no tuvo chances de reclamar para mal el trato injustificado de los agentes policiacos ante su cliente, quienes aplicaban mediocremente el orden biológico actual. A pesar de ser un alfa, era cierto que no todos los alfas eran privilegiados y no todos los omegas eran menospreciados. Pero en esta comisaría, algunos, sin importar su clase biológica, abusaban de la jerarquía.
Guardó sus cosas y salió apenas de la sala de interrogatorios sin antes dar vistazo al pasillo por donde se dirigían los detenidos. Apretó sus labios y su mano agarraba la manilla del maletín firmemente, mientras experimentaba un disgusto acompañado de unos toques de frustración en su interior. Y predecía que se volvería peor si se encontraba con HwaSeon.
Sucedió. Hizo un mohín de disgusto y empujó su lengua en la pared interior de la mejilla al ver que la dichosa mujer salía del espacio; pero lo reemplazo con una expresión sin vida al ver que ella lo miraba con dureza.
—Esto es malo para ti.—dijo HwaSeon seriamente.—. Perderás este caso, Jeon.
La alfa cruzó los brazos mientras adoptaba una posición defensiva al ver a JungKook.
—¿Por qué crees eso, HwaSeon?—JungKook adoptó también una postura intimidante, alzando la barbilla y arrugando los ojos, de forma amenazante.
Los oficiales que estaban cerca de ellos evitaron pasar al lado y retrocedieron con murmullos al sentir un ambiente de tensión entre los abogados. Se notaba más cuando los alfas emanaban olores que provocaban enojo.
—La respuesta es simple, JungKook. —inquirió HwaSeon, encogiéndose de hombros.—La fiscal en este caso soy yo. Jamás pierdo un caso.
—¿Estás segura, HwaSeon?—preguntó él con desconfianza, barullando apenas.—. Ya es sospechoso que estés ahora, cuando no es necesario. Pensé que seguías por los senderos correctos.
—Lo estoy haciendo.
—Entonces, deberías dejar que gane el caso.
HwaSeon soltó una risa sarcástica, más ronca de lo usual.
—¿Estás loco?—espetó con diversión.—. Te digo desde luego que no tienes oportunidad. Ella no tiene salvación.
JungKook apretó su mandíbula y la tensionó, recibiendo sus dientes el dolor. Ladeó la cabeza un poco, apartando su mirada de HwaSeon y gruñó en bajo volumen. Odiaba ser insultado, y más cuando los descarados ataques venían de una fiscal que cortaba cabezas en cualquier lugar como HwaSeon.
